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Impacto de las micotoxinas en la reproducción porcina

Escrito por: A. Quiles - PHD Universidad de Murcia
Las micotoxinas son metabolitos secundarios tóxicos producidos por determinados hongos, como Aspergillus, Fusarium y Claviceps spp.

Se trata de sustancias policetónicas que se producen cuando se interrumpe la reducción de los grupos cetónicos en la biosíntesis de los ácidos grasos por parte de los hongos al utilizarlos como fuente de energía.

Las afecciones resultantes de la ingestión de estos metabolitos son las denominadas micotoxicosis y los daños derivados de ellas dependen, en gran parte, de:

Las cantidades ingeridas
La toxicidad de cada molécula

Los hongos requieren un sustrato (generalmente los cereales) para crecer, multiplicarse y producir toxinas y ciertas condiciones de temperatura y humedad:

Los hongos pueden crecer en el campo, en los silos de almacenaje e incluso en los propios circuitos de alimentación de las granjas cuando las condiciones de humedad o estancamiento lo facilitan.

La presencia de micotoxinas en el alimento puede dar lugar a signos de carácter agudo como:

Anemias
Coagulación disminuida
Fragilidad capilar
Ascitis
Ictericia
Diarreas hemorrágicas

También pueden conducir a signos más leves (subagudos o crónicos) que pueden pasar más desapercibidos como:[registrados]

Menor velocidad de crecimiento
Peor índice de conversión
Menor consumo de alimento
Disminución de la eficiencia reproductiva

Como consecuencia, las micotoxicosis originan importantes pérdidas económicas en el sector porcino.

Los efectos de las micotoxinas dependen de:

Tipo de micotoxina
Tiempo de exposición
Dosis
Edad del animal
Sexo o categoría
Nivel nutricional
Estado de salud
Condiciones ambientales de la granja

La presencia de hongos productores de toxinas en alimentos o materias primas no implica automáticamente toxicidad.

Las materias primas pueden estar infectadas por más de un hongo y cada uno puede producir varias micotoxinas.

Esta combinación puede causar efectos más adversos que una sola micotoxina debido al valor aditivo o interacción sinérgica de las micotoxinas.

Hasta el momento se han identificado más de 300 micotoxinas.

Sin embargo, las micotoxinas que cobran una mayor relevancia en la alimentación porcina y que guardan relación con la reproducción son (Tabla 1):

Zearalenona (ZEA)
Ergotamina
Tricotecenos (deoxinivalenol -DON- y toxinaT-2)
Aflatoxinas

ZEARALENONA

La zearalenona (ZEA) es una micotoxina producida por Fusarium spp., principalmente F. graminearum, F. culmorum y F. poae. Contamina fundamentalmente los cereales y sus subproductos.

Cuando el nivel de contaminación en el alimento es elevado presenta un aspecto y sabor desagradable que hace reducir bruscamente su consumo, hasta tal punto que el rechazo sirve como factor de alerta.

En cambio, si la presencia de ZEA en el alimento es baja puede afectar a los parámetros reproductivos, provocando importantes pérdidas económicas al incidir negativamente en el calendario de cubriciones, partos y destetes, lo que disminuye sigilosamente la productividad de la granja.

Los cerdos son muy sensibles a los efectos de la ZEA (Andretta et al., 2008), con unos niveles máximos recomendados en alimentos de 0,1 ppm.

El consumo de ZEA tiene un efecto hiperestrogénico en el tracto reproductivo de las cerdas (vulvovaginitis e hipertrofia del útero) (Imagen 1).

La vulvovaginitis, que incluye tumefacción de la vulva, va acompañada de:

Mastitis con alargamiento de los pezones
Crecimiento desmesurado del útero con ingurgitación de la mucosa genital
Cérvix abierto
Metrorragias copiosas

Otros síntomas son:

Anestro
Infertilidad
Abortos
Prolapsos vaginal y rectal
Aumento de las reabsorciones embrionarias y muerte fetal
Fracaso en los programas de inducción de partos con PGF2α
Mayor incidencia de mortinatos y de lechones con síndrome splay-leg (Imagen 2).

Las cerdas jóvenes son más sensibles que las cerdas maduras (Döll, 2004).

Efectos sobre el ciclo estral

En nulíparas el consumo de alimentos contaminados con ZEA en dosis relativamente bajas (1,5 a 2 ppm) provoca inflamación de la pared vaginal y vulvar, aumento del útero, atrofia de los ovarios, etc. (Obremski et al., 2003; Kauffold et al., 2005).

Los signos clínicos aparecen a los 3-7 días tras la administración de la micotoxina y desaparecen a los 14 días tras la retirada de la fuente contaminada (Kordic et al., 1992).

Por otra parte, la ZEA puede inducir la aparición de pubertad precoz en torno a los 70 días de edad (Rainy et al., 1990).

En el caso de las cerdas multíparas, la contaminación por ZEA a niveles de 5-10 ppm después del destete provoca un alargamiento del intervalo destete-celo, cuya duración es directamente proporcional a la concentración de ZEA (Meyer et al.,2000).

Son frecuentes anestros de 50 días o más por la permanencia de cuerpos lúteos en los ovarios (Edwards et al., 1987).

Efectos durante la gestación

Los principales síntomas por intoxicación de ZEA durante la gestación son:

Falsas gestaciones
Aumento de la mortalidad embrionaria (menor tamaño de camada)
Disminución de la prolificidad y del tamaño de los lechones

Las cerdas primíparas que reciben alimento contaminado (>2,8-3,0 ppm ZEA) al principio de la gestación presentan camadas más pequeñas, con aumento de momificaciones.

Efectos sobre los lechones lactantes

Se ha observado un incremento de la mortalidad durante las dos primeras semanas de vida de los lechones procedentes de cerdas que recibieron niveles de 4,8 ppm de ZEA durante la gestación y la lactancia.

Se cree que la ZEA o sus metabolitos (α- y β-zearalenona) afectan a los lechones a través de la leche de cerda (Palyusik et al., 1980).

 

Efectos sobre los verracos

En el caso de los verracos, los síntomas más claros y evidentes de exposición a ZEA son:

Inflamación del prepucio
Pezones alargados
Prolapso rectal
Atrofia testicular
Disminución de la libido
Pérdida de pelo
Reducción de la producción y calidad del semen
Signos de feminización

También se observa la inhibición temporal de la espermatogénesis, aunque se puede revertir después de la retirada del alimento contaminado.

ERGOTAMINA

El ergotismo es una micotoxicosis causada por el consumo continuado de alimento contaminado por el hongo Claviceps purpurea (cornezuelo del centeno), presente habitualmente en diversas gramíneas (cebada, avena, trigo, centeno, triticale).

También pueden participar Claviceps paspalli y Claviceps fusiformis. La intoxicación se manifiesta tras la ingestión continuada de alcaloides presentes en el hongo (ergotoxina, ergotamina y ergonovina, principalmente).

Estos alcaloides provocan:

Agalaxia (Imagen 3)
Camadas pequeñas
Partos prematuros
Momificaciones
Lechones débiles y con bajo peso
Bajas tasas de crecimiento
Altos porcentajes de mortalidad neonatal por inanición de leche y calostro
Repetición de celos
Metritis y mastitis

(Barnikol et al., 1982)

La simple retirada del alimento contaminado conduce a una rápida reducción de los signos clínicos.

La sintomatología varía en función de la concentración de alcaloides, duración de la intoxicación y tipo de animal. Con niveles ≥0,53%:

La duración de la gestación se acorta
La probabilidad de abortos y nacimiento de lechones débiles aumenta
Se observan marcados signos de agalaxia en cerdas lactantes
Este efecto sobre la producción de leche es causado por la inhibición de prolactina.

Durante el postparto es frecuente observar endometritis con flujo vaginal y celos irregulares, generalmente infértiles.

Aparte de los trastornos reproductivos, la intoxicación por ergotamina puede causar vasoconstricción y daño endotelial que conduce a isquemia y gangrena seca, especialmente en la cola, orejas y pezuñas de los lechones (Imagen 4).

Los lechones afectados presentan anorexia, debilitamiento y aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria.

TRICOTECENOS

  Toxina T-2  

La toxina T-2 es una de las micotoxinas más tóxicas y se encuentra en el trigo, centeno, maíz y soja. Es producida por Fusarium tricinctum.

La intoxicación se caracteriza por múltiples hemorragias en la serosa del hígado, estómago y esófago.

Esta toxina tiene un marcado efecto inmunosupresor, siendo sus efectos dosis-dependientes (Rafai et al., 1995).

A nivel reproductivo, la administración de alimentos contaminados (1-2 ppm) en cerdas durante el último tercio de gestación provoca un efecto inhibidor sobre los ovarios (Glavits et al., 1983).

Concentraciones más elevadas de toxina T-2 (12 ppm durante 220 días) ocasionan repetición de celos y camadas pequeñas con bajo peso al nacimiento (Weaver et al., 1978a, b), detectándose metabolitos de toxina T-2 en la leche de las cerdas y en el estómago de los lechones.

  Deoxinivalenol  

El deoxinivalenol (DON) o vomitoxina es producida principalmente por Fusarium roseum o Fusarium graminearum (Imagen 5).

Los alimentos contaminados con DON se asocian con anorexia y disminución en la absorción del alimento, además de inducir vómitos cuando se consumen niveles muy elevados (Diekman y Green, 1992).

La literatura científica pone de manifiesto que el ácido fusárico (FA) aumenta el efecto de DON (Smith et al., 1997), y conduce a una intoxicación más grave por esta toxina.

El FA generalmente está presente en los cereales, pero también puede proceder de otra fuente como la soja.

Por otra parte, la intoxicación con DON provoca alteraciones del sistema inmunitario (celular y humoral) y trastornos metabólicos en hígado y bazo.

Esto tiene repercusiones a nivel reproductivo a través de la disminución en el desarrollo de ovocitos y embriones (Tiemann y Danicke, 2007; Ranzenigo et al., 2008).

AFLATOXINAS

Las aflatoxinas son producidas principalmente por Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus y están presentes en muchas materias primas de uso frecuente (maíz, cacahuetes, algodón) (Thieu y col., 2008).

Se describen cuatro aflatoxinas, de acuerdo con su fluorescencia a cromatografía:

Azul: Aflatoxinas B y B (AFB y AFB)
Verde: Aflatoxinas G y G (AFG y AFG)

La AFB se considera como la más tóxica.

Un quinto metabolito, aflatoxina M (AFM), se detecta en la leche de animales que han ingerido pienso contaminado con AFB₁.

Las aflatoxinas B, G y M pueden estar presentes en la leche de la cerda (Silvotti et al., 1997).

Las intoxicaciones experimentales han demostrado daño en linfocitos y macrófagos en los lechones, provocando un debilitamiento del sistema inmunitario.

Por otra parte, las aflatoxinas provocan rechazo del alimento y reducción del crecimiento.

Los signos clínicos de la aflatoxicosis aguda son:

Anorexia
Signos nerviosos
Muerte súbita

(Hale y Wilson, 1979)

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