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En cada área geográfica la prevalencia de Serotipo patogénico varia. En nuestra área, el 2 es el más común. La enfermedad clínica en cerdos se presenta entre las 2 y las 12 semanas de edad.
Con el agravante de que esta ventana de periodo abarca la caída de la inmunidad adquirida mediante calostro, en el periodo post-destete. La morbilidad puede variar entre el 1 y 20%.
Si se controla con diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado, la mortalidad suele ser baja, si no la mortalidad se incrementa de forma acusada provocando bajas directas o por incremento de animales eutanasiados.
En el cerdo la infección se propaga mediante una infección oro-nasal, probablemente en la paridera, tras lo cual se produce una colonización de las tonsilas y se propaga a través de los nódulos linfáticos y del sistema circulatorio. Mediante fagocitosis macrofágica, la bacteria llega a cavidades serosas, articulaciones y al SNC.
Figura 1. Ciclo de infección y propagación de S. suis
También Holanda en ese mismo periodo inició un sistema similar de monitorización y sancionador. Alemania, Francia, Bélgica, Italia y Suecia, ya tienen planes en marcha desde el 2012. En España se espera que, más pronto que tarde, se inicie algún plan que persiga el mismo objetivo de reducción del uso de antibioterapia en porcino.
Frente a este escenario, el sector productivo tiene que seguir buscando nuevas maneras de proteger a los animales de forma eficiente y dentro de estas novedades se encuentra la monolaurina.
Los principales factores que predisponen a padecer una infección por S.suis son los siguientes:
La monolaurina, también conocida como monolaurato de glicerol, es un monoglicérido, una molécula parecida a una grasa, estable al calor producida por la esterificación de ácido láurico y glicerol.
Se denomina α-monolaurina cuando el ácido láurico está en una posición concreta y, en este caso, su potencia antiséptica es mayor. Entre sus principales usos desde su descubrimiento en la década de los 60, el monolaurato de glicerol es comúnmente utilizado como un agente tensioactivo en cosméticos, tales como desodorantes.
También se utiliza como emulsionante alimentario. La monolaurina es un ingrediente natural del aceite de coco pero allí su presencia es baja. También es un componente de la leche materna humana.
La α-monolaurina tiene efecto antibacteriano, antiviral, y otros efectos antimicrobianos in vitro.
Por lo tanto puede ser útil en el tratamiento o prevención de diversas infecciones, pero su nivel de respuesta clínica se está estableciendo cada vez mejor.
Así pues la α-monolaurina es un agente antimicrobiano con prometedores beneficios para la salud:
Agente tensioactivo es esperable que solubilice bicapas lipídicas presentes en las membranas bacterianas. Kabara et al., (1981).
Afecta a la actividad respiratoria de las células mediante la inhibición de las enzimas implicadas en la absorción de oxígeno e inhibe el transporte de aminoácidos en las células. Kabara, (1993).
Ejerce una actividad antimicrobiana que reduce la flora patógena del intestino, lo que tiene efectos beneficiosos sobre la utilización de nutrientes. Hong, et al., (2012).
La inactivación microbiana se produce rápidamente por la desestabilización de la membrana. Se observó que la actividad antimicrobiana procedente de algunos lípidos de la leche se duplica utilizando ácidos grasos y monoglicéridos purificados. Isaacs, (2001).
También debido a su carácter de ácido graso de cadena media (cadena de 12 carbonos), la molécula es independiente del pH y no se disocia en el tracto intestinal, así se absorbe de manera rápida en el sistema linfático pasando al torrente sanguíneo. En estudios recientemente publicados se observa presencia en sangre en el 100% de los animales tratados y negativo en los animales control. (Tabla 1)
Tabla 1. Presencia de α-monolaurina en muestras de sangre.
Thormar et al. (1987) estableció que, mediante la lipoproteína lipasa, se produce una liberación de ácidos grasos y otros productos lipídicos, que a su vez destruyen los virus con envoltorio. La α-monolaurina presenta actividad antimicrobiana en concentraciones 10 veces inferior a la del ácido graso libre correspondiente.
Desestabilización de la membrana plasmática y la interferencia de las señales de transducción más que por algún efecto de solubilización. Schlievert et al., (2008).
Otras bacterias gram negativas, tales como Helicobacter, Haemophilus y Gardnerella spp, son susceptibles a los efectos desinfectantes de la monolaurina concentraciones de menos de 20 g / ml.
Tiene efecto probado contra bacterias gram positias, contra virus con envoltorio lipídico y otros microorganismos. Estos efectos son conocidos desde hace mucho tiempo, Kodicek et al, (1945) observó el efecto inhibidor sobre el crecimiento y la producción de ácido en Lactobacillus helveticus y otras bacterias gram positivas. Posteriormente, Schlievert et al. (1992), vio que los Estreptococos y otros cocos gram positivos, que no producen hidrolasas de éster de glicerol (lipasas), son destruidos por monolaurina a concentraciones ínfimas y la misma autora en 2008, publicó que su producción de exotoxinas se inhibe en dosis incluso inferiores de monolaurina.
Bacterias gram negativas, como Helicobacter pylori, son susceptibles a los efectos desinfectantes de la monolaurina
Más recientemente, Zentek et al. (2012), investigaron lípidos de la leche, en particular ácidos grasos de cadena media y los ácidos grasos insaturados de cadena larga, en sus formas libre y monoglicéridos. Los han asociado con la actividad antimicrobiana y antiviral en las paredes gástricas y en el intestino delgado proximal de los recién nacidos alimentados con leche materna. También se mostró que la suplementación de la dieta con niveles bajos de ácidos grasos de cadena media afectaba a la ecología microbiana gástrica.
La diarrea se retrasó y la excreción de rotavirus en heces se redujo apreciablemente. La maduración y el desarrollo óptimo del sistema inmunitario después del nacimiento depende del desarrollo y la composición de la microflora indígena y viceversa.
Diferentes autores han comprobado que en lechones destetados aumentó la longitud de las vellosidades, así como una disminución de la profundidad de las criptas, y la disminución de linfocitos intraepiteliales a nivel del intestino delgado. También observaron que estabiliza las membranas en células eucariotas y se acompaña de la prevención de la producción de citoquinas.
Colabora para reducir el efecto tóxico de diferentes agentes externos. En este apartado también interviene en el bloqueo de la transducción de señales, mediante su efecto en la membrana.
Otro autor, Wang et al. (2006), observó que ácidos grasos libres de cadena media se comportan como ligandos para los receptores específicos. Estos receptores específicos para AGCM proporcionan un nuevo mecanismo que relaciona directamente el metabolismo AGCM con la inmunidad innata y adaptativa. Por este mecanismo la α-monolaurina y el ácido láurico pueden regular las respuestas inflamatorias a través de la activación de estos receptores.
También recogen una reducción de títulos infecciosos en virus con envoltura. Se han descrito efectos anti-inflamatorios por su acción estabilizadora a nivel de membranas habiendo además, una interferencia con la producción de citoquinas proinflamatorias de células epiteliales.
Según Tappia et al (1994), el ácido láurico y α-monolaurina en mayor efecto, no producen un aumento de la PGE2 en circunstancias propias para ello. Esto se presenta como un efecto inmunomodulador que provocó una reducción del contenido de ácido araquidónico y de fosfolípidos. También observo la supresión de la producción de Interleucina-1.
La α-monolaurina puede regular la respuesta inflamatoria a través de la activación de los receptores específicos
Todos estos estudios ponen de relieve la importancia de los ácidos grasos de cadena media (AGCM) como moléculas de señalización en la regulación de una gran variedad de procesos biológicos.
A través de comunicación personal con la compañía responsable de la comercialización de Alfa-Monolaurina, se realizaron varias experiencias de las cuales aquí se recogen dos.
FRA C12 corresponde al aditivo α-monolaurina
Tabla 1. Resultado en los rendimientos de animales durante dietas en transición.
En este caso se observó su comportamiento en transición con efectos interesantes
Tabla2. Resultado de los rendimientos de los animales durante dietas en lactación
Y en este otro se descubrió su comportamiento en dietas de lactación
Según estudios realizados con el uso de α-monolaurina se observan efectos muy interesantes en transición y lactación
La monolaurina muestra efectos virucidas y bactericidas mediante la solubilización de los lípidos y fosfolípidos en la envolvente del patógeno, lo cual causa la desintegración de su envoltura
Muchos autores han enumerado y testado diferentes microrganismos para valorar su sensibilidad, quizás el más conocido y amplio es, hasta la actualidad, la publicación de Lieberman et al (2006). Según los estudios, las bacterias de componentes lípidos inactivadas por α-monolaurina son:
“La ingestión monolaurina a diario puede ser una forma económica tanto de tratar, y como de prevenir la infección de microorganismos” Lieberman et al (2006).
Se extrae de este proceso de revisión llevado a cabo para esta publicación la opinión de que, primeramente frente a bacterias gram positivo como Streptococcus spp y Streptococcus suis, no tiene ninguna defensa para resistir contra monolaurina.
Por estos motivos el uso de α-monolaurina a concentraciones de ≥50 mg / ml (o incluso más bajos), con este nivel de inclusión en la alimentación, se muestra muy útil para luchar contra las infecciones de estreptococos.
Su empleo en nutrición porcina parece útil para que la contención de la carga bacteriana sea lo más bajo posible sobre todo cuando se administra en: