Para leer más contenidos de Revista porciNews Septiembre 2022
La medicina veterinaria basa una parte muy importante de su labor en la prevención de las enfermedades y cuando llegamos a necesitar una acción terapéutica, significa que hemos fracasado en la prevención.
En este sentido, el sistema inmunitario de los animales es un elemento fundamental para prevenir las enfermedades y, por tanto, debemos cuidarlo y reforzarlo en la medida de los posible para que, cuando lo estimulemos con una vacuna, por ejemplo, responda de la manera más contundente posible y mantenga a raya a los agentes que potencialmente acechan a los lechones.
En los últimos tiempos ha cobrado importancia la protección frente a patógenos entéricos, tanto en el periodo neonatal como durante la transición, debido a las restricciones y prohibiciones que hemos sufrido en los últimos años. Repasemos cómo podemos reforzar este elemento imprescindible. |
EL SISTEMA INMUNITARIO DEL LECHÓN
El sistema inmunitario de los lechones se vuelve competente durante el periodo fetal:
Aproximadamente, a partir de los 50 días de gestación se hace un reconocimiento de propio y ajeno.
Sin embargo, esto solo ocurre, hasta el momento del nacimiento, con los patógenos de transmisión intrauterina transplacentaria.
El sistema inmunitario dispone de distintos tipos de activación.
Inmunidad innata La inmunidad innata es congénita y basada en mecanismos que no necesitan aprendizaje. Hablamos de: Monocitos-macrófagos, granulocitos y células NK. Mecanismos efectores como los mastocitos, el complemento y toda la gama de citoquinas. |
Inmunidad adaptativa La inmunidad adaptativa o adquirida es más compleja y necesita que el sistema inmunitario procese los antígenos. Se basa en la acción de los: Linfocitos T y B que son estimulados por distintas células, como los macrófagos, las células dendríticas o los propios linfocitos B. Mecanismos efectores como la citotoxicidad y la producción de anticuerpos. |
El sistema inmunitario no adquiere una capacitación completa hasta varias semanas después del nacimiento e incluso sabemos que las cerdas primerizas tienen una capacidad inmunitaria menor que las cerdas con más edad.
Esta inmadurez supone un riesgo para la salud de los lechones y, por eso