La especie porcina es muy sensible a la toxicidad asociada a la exposición a las micotoxinas. Si bien, las principales micotoxinas y sus metabolitos han sido estudiadas en profundidad, también es necesario prestar atención a las “micotoxinas enmascaradas”, formas conjugadas de estas toxinas que pueden pasar desapercibidas en los análisis rutinarios, y a las “micotoxinas emergentes” potencialmente tóxicos para los cerdos.