Patología & Diagnóstico

Procesos respiratorios en cerdos de transición – Nuevos retos

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Se nos abre un periodo apasionante en lo que al control de enfermedades se refiere. La restricción del uso de antibióticos culmina una serie de cambios que progresivamente se han ido introduciendo en las explotaciones porcinas los últimos años.

Cambios relacionados con el aumento del tamaño de granja, mayores porcentajes de reposición y cerdas con altísima prolificidad.

Estos cambios no hacen más que tensar la cuerda cada vez más, rompiendo en ocasiones el delicado equilibrio sanitario que se había alcanzado.

 

Cuando la hiperprolificidad compromete al ABC

Bioseguridad

Todos conocemos la importancia de cumplir el A-B-C en las explotaciones:

 

Soy un firme defensor de la prolificidad. Es la herramienta que nos ha permitido salir del “estancamiento productivo” en el que nos encontrábamos y dar un salto impresionante en productividad y reducción del coste del lechón destetado.

Sin embargo, el peaje de la hiperprolificidad puede resultar muy caro si no se gestiona de forma adecuada.

Últimamente, son muchas las granjas que han logrado aumentar más de 2 lechones destetados por parto, pero también son muchas las que siguen persiguiendo los mismos objetivos de partos y tienen las salas de transición con la misma capacidad.

Lógicamente esto afecta a la densidad del sitio 2 y del sitio 3 (estamos alojando más de un 20% de lechones extra en el mismo espacio…), lo que empieza a comprometer al ABC.

 

Si a esto le sumamos:

  1. Mayores dificultades de encalostramiento.
  2. Muchos más traspasos de lechones.
  3. Muchas más nodrizas, con frecuencia moviendo lechones hacia adelante (porque casi nadie quiere rebajar el objetivo de partos). Con este manejo, acabamos destetando un montón de lechones con una semana menos de lo previsto. Hay que tener en cuenta que si hacemos un 10% de nodrizas/lote moviendo hacia adelante lechones generamos entre un 30-40% de lechones destetados con una semana menos de edad. De entrada, esto ya genera que en cada lote sistemáticamente destetemos lechones de dos edades distintas.
  4. Mayor diversidad en el tamaño de los lechones al parto, que si no se gestiona bien acaba resultando, tarde o temprano, en mezcla de edades y rompiendo el TD – TF.
  5. Granjas cada vez más grandes, con lotes semanales de más de 2.000 animales, en los que la transmisión de enfermedades se comporta de una forma muy distinta a la de los lotes más pequeños.

Todo esto lleva a que en algunas situaciones estemos generando la tormenta perfecta.

El efecto de la edad al destete

La tendencia actual es destetar a la cerda con 28 días de lactación, aunque debido a la mayor duración de la gestación, suelen ser más bien 25-26 días (24 de media en las mejores ocasiones).

Esta duración de lactación favorece el control de enfermedades como Glässer, donde la inmunidad de la cerda frente a Haemophillus parasuis (HPS) protege al lechón mientras empieza a desarrollar su inmunidad activa, sin generar un bache inmunológico postdestete.

Por el otro lado, una mayor edad al destete favorece, por ejemplo, los problemas de pleuroneumonía causados por Actinobacillus pleuropneumoniae (App).

En este caso la inmunidad maternal frente a la bacteria dura hasta las 2-3 semanas de vida, protegiendo al lechón de la colonización.

El lechón no desarrolla inmunidad activa hasta las 3.5-4 semanas, por lo que esta semana extra entre los 21 y 28 días, aumenta las posibilidades de generar animales portadores que se infectan de su propia madre.

La inmunidad maternal frente a las toxinas es más duradera, con lo cual evitará los síntomas, pero no la infección, por lo que habitualmente la enfermedad se manifestará como muy pronto a final de transición.

En principio, las noticias tampoco deberían ser tan malas. Si destetamos a 28 días corremos el riesgo de tener más problemas de App, pero controlamos al HPS, lo que no viene mal cuando tenemos que decidirnos por el uso de un único antibiótico en piensos de transición.

Sin embargo, si resulta que estamos haciendo un 10% de nodrizas / lote moviendo lechones hacia adelante y generando entre un 30-40% de lechones destetados con una semana menos, entonces es muy probable que tengamos problemas con los 2 agentes… Y esto ya no son tan buenas noticias.

 

¿Cuál sería la solución?

La solución sería empezar por rebajar el objetivo de partos para poder hacer nodrizas moviendo cerdas hacia atrás y manteniendo los lechones en su lote. Además, de rebote lograremos reducir densidades en transición y engordes.

Sin embargo, esto no resulta nada fácil desde el punto de vista práctico, sobretodo en granjas integradas, donde lo que realmente cuenta para el integrador es producir volumen y más aún en las situaciones en que han tenido que reducir el censo para pasar a destetar de 21 a 28 días.

Otra opción sería destetar más camadas con leche artificial, aunque esta vuelve a ser una solución “peligrosa” (de nuevo especialmente en granjas integradas) debido al coste de estos productos.

Además, volvemos a generar un bache inmunitario en estas camadas destetadas de forma precoz frente a, por ejemplo, HPS.

 

Introducción de reemplazos de elevado valor sanitario (SPF)

No cabe duda de que la entrada de reposición negativa frente a agentes como PRRS, App, Rinitis Atrófica, Disentería…es de absoluta necesidad, por lo que los reemplazos “Specific Pathogen Free” (SPF) son imprescindibles.

Sin embargo, el excesivo nivel sanitario puede suponer un problema cuando estos animales también son negativos a agentes secundarios que van a encontrarse en la mayoría de granjas como:

o incluso a agentes primarios como la Influenza Porcina (SIV) o Mycoplasma hyopneumoniae.

Esto obliga a ampliar los planes vacunales y en algunos casos, posiblemente, a la inclusión de autovacunas específicas.

Asociación de distintos agentes infecciosos protagonistas

La tríada de los virus (PRRS, PCV2 y SIV) actúa sinérgicamente y favorece la activación de agentes bacterianos secundarios.

 

  PRRS  

El virus del PRRS (PRRSV) es probablemente uno de los pocos agentes infecciosos cuya mera detección habitualmente ya justifica su relación con un problema.

No digo que esto no pueda ser así, pero siempre es recomendable chequear que no haya otros agentes implicados, como por ejemplo SIV.

Las asociaciones entre PRRSV y SIV pueden resultar muy graves y posiblemente ocurren con mucha más frecuencia de lo que pensamos, puesto que según un estudio del CRESA del año 2011, el 95% de las granjas de España son seeropositivas a SIV y si el virus se mantiene en algún sitio, es a nivel de transición.

  SIV  

En el caso del virus de la Influenza Porcina (SIV), su mera detección de forma individual (por ejemplo, con hisopo nasal) en un cierto porcentaje de animales afectados con sintomatología característica, también se puede considerar como concluyente.

Es un virus que se detecta poco tiempo en el tracto respiratorio, por lo que la positividad de varios animales no suele ser debida a la mera casualidad.

 

  PCV2  

En el caso del Circovirus Porcino tipo 2 (PCV2), Quim Segalés no se cansa de afirmar que siempre es necesario vincular las lesiones histopatológicas típicas a la presencia del virus, aunque la mera detección del virus en alta concentración habitualmente no suele presagiar nada bueno.

Estos 3 virus abren la puerta a otras bacterias, sean oportunistas o agentes primarios:

Bb es una bacteria a tener muy en cuenta. Provoca Rinitis Atrófica Progresiva (PAR) cuando produce la toxina dermonecrosante y se asocia con Pasteurella multocida, también productora de toxinas.

Los casos de PAR son fácilmente identificables por la claridad de los síntomas.

Sin embargo, Bb también puede producir Rinitis Atrófica No Progresiva (NPAR) cuando actúa por si sola.

Según los resultados de un estudio llevado a cabo en 2014 y 2015 por OvisLab en España, este tipo de rinitis, menos grave y mucho más difícil de detectar, puede estar afectando ya a los lechones lactantes, abriendo la puerta a todo tipo de agentes secundarios (de nuevo, como el HPS) debido a las lesiones que produce en cornetes y porque destruye los macrófagos alveolares.

 

CONCLUSIÓN

Los procesos respiratorios en general, y en particular en la fase de transición, prometen ser un reto interesante a superar tras la implantación de determinadas tendencias en la producción porcina moderna, que han culminado con la limitación del uso de antibióticos.

Frente a esta situación, deberemos empezar a confiar en nuestras capacidades y fomentar el uso de la buena praxis veterinaria, realizando más diagnósticos y buscando soluciones conjuntas que pasarán por cumplir con el ABC de la producción con la mayor rigidez posible, junto con el uso de vacunas, autovacunas y un uso más racional y estratégico de los antibióticos.

 

 

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