Rendimiento pre destete en lechones con RCIU

hace 3 meses

La restricción del crecimiento intrauterino (RCIU) se observa con frecuencia en la producción porcina, especialmente cuando se utilizan cerdas muy prolíficas.

Los lechones nacen con bajo peso corporal y forma indicativa de diferencias en el crecimiento de los órganos.

La transferencia insuficiente de nutrientes uteroplacentarios a los fetos es la causa principal de la restricción del crecimiento en el cerdo.

Mejorar la supervivencia de los cerdos en todas las etapas de producción se ha identificado como una prioridad de la industria porcina. Un estudio reciente mostró que el 64 % de la mortalidad de los cerdos ocurre antes del destete.

Para reducir las tasas de mortalidad a niveles aceptables desde el punto de vista ético y económico, es necesario conocer las causas de la muerte de los lechones.

Generalmente, la mortalidad resulta de la interacción entre la genética, el ambiente (intrauterino y extrauterino), el cuidado y el comportamiento.

Un ejemplo de la naturaleza multifactorial de la mortalidad es el aumento de la morbilidad y mortalidad antes del destete que se superpone con la selección para la fecundidad de las cerdas.

Los tamaños de camada más grandes en estas cerdas vienen con un parto más prolongado, más lechones hipóxicos y un mayor número de mortinatos.

Además, el número de lechones nacidos vivos a menudo excede el número de pezones funcionales, lo que da como resultado una mayor competencia en la ubre y una reducción del consumo de calostro y leche por lechón.

Por último, nacen más lechones con bajo peso corporal. Estos cerdos de bajo peso al nacer tienen menores reservas de energía, son menos aptos para competir con sus compañeros de camada y, como resultado, su ingesta de calostro y leche es menor que la de sus compañeros de camada.

Esto hace que sea más probable que entren en el ciclo de escalofríos-inanición-superposición, que cubre las principales causas de muerte neonatal.

Muchos de estos lechones de bajo peso al nacer han sufrido restricción del crecimiento intrauterino (RCIU), refiriéndose al crecimiento por debajo del potencial genético del feto y sus órganos durante la gestación.

La causa de la restricción puede ser el mal funcionamiento del feto (p. ej., causado por toxinas, infección por circovirus), el mal funcionamiento de la placenta o la desnutrición materna.

El peso fetal y al nacer, en relación con la edad gestacional, se utiliza a menudo como criterio para definir la RCIU.

Además de tener un bajo peso al nacer, la forma corporal de los lechones RCIU se caracteriza por:

un índice ponderal bajo (peso corporal/longitud cráneo-rabadilla ³ ) (p. ej., 82,1± 3,22 kg/m ³ en RCIU vs. 89,3± 1,64 kg/ m ³ en lechones normales),
un índice de masa corporal bajo (peso corporal/longitud cráneo-rabadilla ² ) (p. ej., 19,5± 2,86 kg/m ² en RCIU frente a 23,9± 2,83 kg/m ² en lechones normales),
una morfología de la cabeza diferente (frente de delfín, ojos saltones y arrugas perpendiculares a la boca) y
un perfil corporal delgado.

Esta morfología específica de RCIU se atribuye a diferentes tasas de crecimiento de los tejidos fetales, junto a una redistribución del flujo sanguíneo a favor del cerebro, el corazón y las glándulas suprarrenales en caso de disfunción uteroplacentaria en el último trimestre de gestación.

Junto a una forma corporal diferente, esto da como resultado pesos relativos más altos del cerebro, el hígado, los pulmones y las glándulas suprarrenales en los cerdos con RCIU.

¿QUÉ SUCEDE EN EL ÚTERO QUE RESULTA EN RCIU?

Junto al mal funcionamiento fetal, la desnutrición materna y la disfunción uteroplacentaria conducen a RCIU. La desnutrición materna es más un problema al final de la gestación, mientras que la disfunción uteroplacentaria surge antes en la gestación.

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Durante el último trimestre de gestación, las necesidades nutricionales para apoyar el crecimiento fetal aumentan cuadráticamente. Es razonable esperar que las cerdas altamente prolíficas enfrenten dificultades para cubrir estas mayores necesidades a través de una ingesta dietética regular. Por lo tanto, los intentos de mitigar la restricción del crecimiento por el riesgo de desnutrición materna se centraron en aumentar el consumo de alimento de las cerdas durante las últimas etapas de la gestación (> 75 días de gestación). La alimentación de las cerdas a 1,5 × el nivel de energía de mantenimiento a partir de los 83 días de gestación aumentó el peso medio de los lechones al nacer en algunos estudios.
La capacidad de la placenta para sustentar el crecimiento fetal depende del aporte sanguíneo materno, el tamaño de la placenta, el crecimiento, la vascularización y la síntesis de vasodilatadores y reguladores metabólicos, entre otros. La mayoría de estos factores muestran alteraciones en el caso de la RCIU.

¿SE PUEDE MITIGAR LAS CONSECUENCIAS DE RCIU?

La principal causa de muerte en el período neonatal está representada por la tríada frío-inanición-superposición.

La supervisión durante el parto y el cuidado de los lechones (es decir, el secado de los lechones después del nacimiento, el suministro de calor suplementario, la colocación de los lechones en un pezón funcional) reduce el número de lechones que sufren hipotermia y, en consecuencia, reduce el número de lechones que mueren en el periodo neonatal.

Tal supervisión incurre en costos de mano de obra adicionales y, por lo tanto, los agricultores buscan alternativas que requieran mucha mano de obra.

En este sentido, un ganadero puede optar por tratar solo lechones con fenotipo RCIU (bajo peso al nacer, forma del cuerpo) debido a su predisposición a la mortalidad neonatal.

Está bien descrito que estos lechones tienen reservas de glucógeno más bajas y su tejido muscular contiene menos miofibras.

Esto podría ser problemático ya que la actividad muscular se puede ubicar centralmente en la tríada de escalofríos-inanición-superpuesta:

asegura la locomoción (alcanzar los pezones, mamar, escapar, competir con los compañeros de camada),
regula la termogénesis (escalofríos) y
almacena energía en forma de glucógeno .

Aunque los lechones con RCIU tienen menos miofibras, la capacidad de generar fuerza de sus músculos esqueléticos es similar a la de los lechones con peso normal al nacer, por lo que se trata más de una falta de “energía” para hacer trabajar el músculo que de un déficit estructural.

Como resultado y debido a que su menor vigor los hace menos exitosos en la competencia con sus compañeros de camada de tamaño normal, el acceso general al calostro de los lechones con RCIU es mucho menor que el de sus compañeros de camada normales.

Además, el tamaño de la camada no afecta la producción de calostro en contraste con la producción de leche. Por lo tanto, cuando nacen en una camada grande, los lechones con RCIU tienen más dificultades para ingerir suficiente calostro.

En consecuencia, sus reservas de baja energía se agotan rápidamente y no se reponen a tiempo. Por lo tanto, además de proporcionar calefacción adicional en la caja de parto, las intervenciones a menudo se centran en proporcionar energía a estos lechones.

Esto podría lograrse mediante la lactancia dividida o la suplementación de energía en el período posparto inmediato.

El amamantamiento dividido tiene como objetivo dar a los lechones más débiles más oportunidades de amamantar. Sin embargo, solo mejora ligeramente el rendimiento de los lechones con RCIU.

El bajo impacto en la supervivencia de los lechones con RCIU puede explicarse en parte porque el amamantamiento dividido asume que los lechones más débiles pueden alcanzar y amamantar cuando no hay competencia.