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El problema de la resistencia a los antibióticos, sin lugar a dudas, por la magnitud que ha alcanzado, se ha convertido en una de las principales amenazas para la salud pública, causando gran impacto clínico, epidemiológico y microbiológico a nivel mundial
Durante años, cuando hablábamos del problema de las resistencias, sencillamente pensábamos que la causa estaba en terreno de “otros”, eludiendo de esta forma nuestra responsabilidad en él.
Sin embargo, aunque son muchas las causas que favorecen la selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos (RA), el uso inapropiado e indiscriminado de los mismos son dos de los factores principales que contribuyen a este fenómeno, junto al control deficiente de la infección bacteriana; y esto nos implica a todos, salud humana, salud animal, agricultura, medioambiente y comercio.
Afortunadamente esto ha cambiado y actualmente son muchos los que están trabajando en esta línea, coordinando esfuerzos para combatir el problema de las resistencias, y evitar llegar a la que se ha definido como era “post-antibiótica”.
En esta línea, tanto la Organización Mundial de la salud (OMS) como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Codex Alimentarius y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) han desarrollado distintas estrategias, con el fin de luchar desde todos los frentes, para conseguir resultados de una forma más eficaz.
Combatir la resistencia antibiótica también es una prioridad de la Unión Europea (UE), que ha establecido una estrategia común.
Figura 1. Plan Director de la UE de Acción sobre Resistencias Antimicrobianas
Independientemente del plan director general desarrollado por la comisión, cada uno de los Estados miembros debe establecer estrategias a nivel nacional para reducir el riesgo de resistencias a los antibióticos.
Actualmente son 12 los Estados miembros que ya tienen en marcha distintos planes.
Algunos de estos Estados miembros tienen como objetivo una reducción cuantitativa del consumo:
Holanda
O bien, distintas medidas que han tomado les llevan a dicha reducción (ej. la restricción voluntaria del uso de cefalosporinas de 3ª y 4ª generación por parte de los productores de porcino, tanto en Dinamarca como en Francia, hace que la reducción en el consumo alcance niveles muy importantes en ambos países).
Debemos implementar un uso prudente de los antibióticos, que contribuya de forma responsable a reducir el riesgo de resistencias a estos
España es un país de larga tradición ganadera, destacando la producción de porcino, con una evolución que la ha llevado a multiplicar por diez su número de cabezas desde el año 1950 y a convertirse en el primer sector ganadero español, representando más del 31% de la producción final agraria.
Son numerosos los retos a los que los diferentes sectores ganaderos se tienen que enfrentar cada día, pero debemos ser conscientes que, actualmente, uno de los más importantes es el de asegurar implementar un uso prudente de los antibióticos, que contribuya de forma responsable a reducir el riesgo de resistencias a estos.
España, en respuesta a esta demanda, a través de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) inició en el año 2012 una nueva línea de trabajo, con el objetivo de elaborar un plan nacional estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antimicrobianos.
Para ello, se constituyó el denominado Grupo Coordinador Técnico, formado por miembros del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Ministerio de Economía y Competitividad, universidades, Comité Español de Antibiograma, sociedades y asociaciones científicas y profesionales, y organizaciones colegiales, para asegurar un enfoque holístico del problema, movilizando así a todos los profesionales involucrados en la puesta en marcha de este proyecto.
En el año 2014 y tras dos años de trabajo, el Plan Nacional de Resistencias a Antibióticos fue aprobado en el pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, y en el pleno de la Conferencia Sectorial del Ministerio de Agricultura.
El Plan tiene una duración inicial de cinco años (2014-2018) siendo esencial la implicación de todas las partes para su realización.
En esta línea, actualmente, en el plan están integrados representantes de seis ministerios (Sanidad, Agricultura, Economía, Interior, Defensa y Educación), todas las comunidades autónomas, representantes de 61 sociedades y asociaciones científicas, profesionales y productoras, laboratorios de referencia, plataformas profesionales, expertos externos, así como universidades y organizaciones colegiales.
En total, son más de 200 expertos trabajando en conjunto con un solo objetivo: Reducir la contribución del uso inadecuado de antibióticos a la resistencia bacteriana desde la perspectiva de una sola salud.
Desde que se aprobó el plan, se han realizado una serie de actuaciones para el desarrollo de cada una de las líneas y acciones incluidas en el mismo. Se han llevado a cabo distintas reuniones, donde se han identificado responsables, recursos necesarios, métodos e indicadores de seguimiento, así como mecanismos de ejecución y seguimiento.
En cada grupo se ha establecido claramente la finalidad de la acción y su progresivo desarrollo para, en su caso, converger con las políticas o proyectos ya iniciados. La implementación de las acciones tiene una duración variable en función de la complejidad de estas.
Plan estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos
En la primera estrategia, vigilancia del consumo de antibióticos y de las resistencias, están incluidas distintas acciones específicas de salud humana y veterinaria.
La vigilancia del consumo de antibióticos en veterinaria es un proyecto que se inició en el año 2009, coordinado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y en el que España participa desde el principio.
España ocupa el segundo lugar en mayor consumo de antibióticos
La vigilancia del consumo de realiza de dos formas; por un lado se contabilizan las ventas totales de antibióticos, según las distintas clases y formas farmacéuticas, pero sin diferenciar las especies de destino.
España tiene el dudoso honor de ocupar el segundo lugar en mayor consumo.
Los tres grupos de moléculas más consumidos son tetraciclinas, penicilinas y en nuestro caso polimixinas (colistina).
Además, dentro de esta línea, otra obligación que tenemos es conocer el consumo a nivel de granja y por especies. Para ello una acción fundamental es el desarrollo de la receta electrónica veterinaria. El proyecto es esencial, en el sentido de que será una herramienta muy valiosa para conocer dicho consumo ligado al veterinario prescriptor y a la explotación.
¿Por qué es importante esto?
Pues porque nos permitirá conocer la realidad en relación al desarrollo de resistencias, no tanto con ánimo sancionador como para tratar de identificar aquellas prácticas que pueden o deben ser modificadas, adoptando las medidas necesarias para su corrección, con el fin de conseguir el objetivo de reducir la contribución del uso de antibióticos a la resistencia bacteriana.
La segunda estrategia, controlar las resistencias bacterianas, tiene como objetivo potenciar el conocimiento de las bases de un uso prudente.
En este sentido, hemos identificado que desarrollar unas directrices de prescripción para el veterinario clínico sería de mucha utilidad.
El formato será una guía on-line, incluida dentro de la página web específica del Plan.
No se trata de tener una guía mas, sino de crear un referente para que el clínico tenga una herramienta de trabajo donde consultar toda la información que necesite para realizar una prescripción adecuada (situación epidemiológica de su zona, tratamiento aconsejado, recomendaciones para la forma de administración, antibióticos de primera y segunda elección, etc.) y cómo no, tratar de proporcionar una mayor seguridad de la que existe actualmente a la hora de realizar una prescripción excepcional.
Por último destacar que para completar esta información se está poniendo en marcha la red de patógenos clínicos veterinarios. Esta red, que va incluida como mandato en la nueva ley de sanidad animal, nos permitirá tener un panorama real de la situación epidemiológica, en cada una de las distintas regiones ganaderas, con el fin de afrontarlo con medidas reales y adecuadas específicas para esa situación
Con la tercera estrategia, prevención, se intenta identificar e impulsar medidas alternativas de prevención y tratamiento, lo que en la práctica implica un doble objetivo:
Esto nos lleva a la cuarta estrategia, investigación, cuyo objetivo es desarrollar y promover una plataforma común en materia de investigación, que dé respuestas a las necesidades del campo, y que ofrezca herramientas alternativas al uso de antibióticos, a la vez que apoye la búsqueda de nuevas moléculas, para aumentar el arsenal terapéutico.
Desarrollar unas directrices de prescripción para el veterinario clínico sería de mucha utilidad
Se ha conseguido aunar esfuerzos entre aquellos que están de alguna manera investigando en este sentido. Un apartado muy importante dentro de esta estrategia es el desarrollo de la investigación epidemiológica y socioeconómica, para tratar de mejorar el conocimiento sobre los aspectos determinantes que conducen a un alto consumo de antibióticos en general, y en granjas en particular.
La práctica expandida de suministrar antibióticos de manera rutinaria a los animales destinados a consumo humano, bajo régimen intensivo, está contribuyendo al desarrollo de resistencias.
Se ha iniciado un proyecto de investigación para identificar cuándo se está haciendo un uso inadecuado, que nos permita implementar medidas encaminadas a corregir estas malas prácticas.
Las dos últimas estrategias, educación y formación por un lado, y comunicación por otro, creemos que complementan el objetivo último del plan, y junto con la investigación, son medidas transversales que interrelacionan todas las acciones del plan.
EDUCACIÓN Y FORMACIÓN
Los profesionales sanitarios son los primeros actores de la puesta en marcha de la estrategia de uso prudente de antibióticos, por lo que a través de la formación e información tratamos de conseguir su adhesión a ella.
Esta formación tiene que abarcar todas las etapas de su vida profesional, y debe comenzar desde sus primeros contactos con la enseñanza de la profesión que se trate, para continuar con la formación postgrado, sin olvidar la importantísima formación continuada; siendo los profesionales involucrados muy diferentes, es necesario que todas ellas cuenten en sus programas de formación con bloques que garanticen una aproximación ajustada al problema.
COMUNICACIÓN
Por lo que se refiere a la estrategia de comunicación, pensamos que es herramienta fundamental para el éxito del plan; si no somos capaces de hacer llegar toda la información al receptor adecuado, esta pierde el sentido para la que fue concebida.
En esta línea, se está desarrollando toda una batería de medidas de comunicación que incluyen, entre otras vídeos promocionales, la primera convocatoria de los premios PRAN, una web específica que facilite el acceso a toda la información publicada en relación con este tema, campañas publicitarias, difusión del plan en congresos, etc.
Tenemos que ser conscientes de que todos estamos involucrados de alguna forma en este grave problema (la población en general, los profesionales sanitarios, los investigadores, compañías farmacéuticas, profesores, ganaderos y por supuesto, las administraciones públicas centrales y autonómicas) y que por tanto también todos somos parte de la solución.
Debemos comprender que los antibióticos no son un bien ilimitado; más bien al contrario, son un bien escaso y de difícil renovación. Por tanto su uso inadecuado y excesivo son actitudes irresponsables que están contribuyendo de forma importante a un rápido aumento de las resistencias bacterianas, y por consiguiente, a una pérdida de la eficacia de estos medicamentos en el tratamiento de las infecciones.
Ya no hay excusas para no reaccionar, cada uno de nosotros debemos responsabilizarnos de nuestro papel en esta lucha, de forma que, aunando esfuerzos, logremos detener este problema. Tú tienes mucho que aportar porque tú tienes mucho que ganar.