El 2021 cierra como un año complejo y lleno de retos para la porcicultura mundial. Además de la ya conocida epidemia en Asia, 13 países en Europa y 2 en América insular han reportado la presencia de la Fiebre Porcina Africana.
Por lo cual, países asiáticos como China, Japón, y Corea del Sur, han generado una mayor demanda de proteína animal, que en teoría debería ser suplida por los países productores de carne de cerdo latinoamericanos.
Sin embargo, una parte importante de la industria latinoamericana todavía sigue pulverizada y no ha implementado los cambios necesarios para aprovechar esta oportunidad.
La meta de hoy debe ser aumentar y estabilizar la producción mediante la modernización e inversión en mejoras que automáticamente permiten acceder a los mercados internacionales.
Con esto, aumentaremos el retorno a la inversión de nuestra industria lo que asegurará un crecimiento constante y eficiente.
Los retos son:
Inversión en un plan efectivo de bioseguridad
garantizando productos inocuos y de alta calidad que hoy demandan las nuevas generaciones de consumidores.
Desafortunadamente, en muchas ocasiones, la implementación de un plan efectivo de bioseguridad todavía se cataloga como un gasto y no una inversión.
Invertir en bioseguridad permite:
Estabilización de la salud del hato porcino
Mientras no aceptemos que las enfermedades son el principal componente del deterioro en el funcionamiento biológico y la expresión d...