Para leer más contenidos de porciNews Noviembre 2020
La crisis del COVID-19, como era de esperar, ha tenido consecuencias terribles, pero también nos ha permitido aprender y aprovechar las oportunidades.
Hemos tenido tiempo y espacio para la reflexión, para cuestionar procesos y adaptar protocolos, en algunos casos por necesidad de la situación y en otros como fruto del aprendizaje.
Se han testado nuevas formas de trabajar y, en muchos casos, se han abandonado rutinas absurdas que se hacían por pura inercia o costumbre, pero sin un objetivo concreto.
Un ejemplo claro ha sido la posibilidad de adaptar los horarios de los trabajadores a sus necesidades personales. Esta flexibilidad ha favorecido la conciliación de trabajo y familia o trabajo y ocio.