Entrevista con Sonia Cárceles y Pablo del Carmen.
Sonia Cárceles y Pablo del Carmen, conversan sobre las alternativas en el control del PRRS, concretamente sobre la Tecnología Dual de Refuerzo Inmunitario (TDRI).
Hace ya varios años que el virus del Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino (PRRSV) es un patógeno habitual de la producción porcina y que ha venido para quedarse.
SC- Así es. El PRRSV continúa siendo una de las enfermedades de más difícil control en los sistemas de producción porcina. Si bien es cierto que, en la actualidad, en muchos países no solo se está trabajando en el control de la enfermedad a nivel de granja, sino que se está apostando por el control regional del virus e incluso en otros se están estableciendo planes de erradicación de la enfermedad, que incluyen pautas de bioseguridad, manejo y protocolos de vacunación. Digamos que ninguno nos damos por vencidos en la batalla que libramos contra el virus.
En estos planes de control, las vacunas son un elemento que siempre aparece en la ecuación ¿Cuál es la importancia que juegan las vacunas frente al PRRSV en el control de la enfermedad?
SC– Dentro de las estrategias de control, y en particular, mediante el uso de vacunas frente a PRRS, lo que se pretende es prevenir y/o reducir los signos clínicos de la enfermedad, reducir la transmisión del virus en la granja y, por tanto, disminuir el número de animales enfermos, acortando la duración de la infección y reduciendo los problemas reproductivos y de su descendencia.
PdC- Desde hace décadas, uno de los principales objetivos para los investigadores en todo el mundo ha sido diseñar vacunas cada vez más eficaces y fiables en su capacidad para frenar al virus, esto es un hecho. Sin embargo, no debemos olvidar que tan importante como la vacuna es la elección de un plan vacunal adecuado y de un correcto manejo de las vacunas. En muchas ocasiones, un almacenamiento deficiente, una aplicación incorrecta o la elección inadecuada de la vacuna puede suponer el mantenimiento de animales susceptibles dentro de la granja, los cuales pueden ser el punto de inflexión para el éxito o el fracaso de un plan de control de la enfermedad, a pesar de que hemos puesto todo de nuestra parte para que esto no fuese así.
Sin duda alguna, tan importante es la naturaleza de la vacuna como su correcta aplicación. Actualmente el mercado presenta diferentes alternativas de vacunas frente al PRRS ¿Qué tipo de vacunas se usan y cuáles son las estrategias de vacunación?
PdC- Hoy en día, se dispone de dos tipos de vacunas comerciales frente a PRRSV, vacunas vivas atenuadas (Modified Lived Vaccines-MLV) y vacunas inactivadas (Killed Vaccines-KV), conteniendo antígenos de solo uno de los tipos de virus (tipo 1-europeo o tipo 2-americano). Además, en aquellos países donde no hay restricciones legales, son utilizadas las autovacunas con la cepa/s del virus presente/s en cada granja.
SC- El uso de cada tipo de vacuna se encuadra dentro de diferentes protocolos de vacunación, los cuales se basan en la vacunación solo de reproductoras o en la vacunación de reproductoras y lechones. En el caso de las reproductoras, pueden ser vacunadas en ciclo (en gestación y/o lactación) o en barrido/sábana cada 3-4 meses, en el último caso con el fin de minimizar la existencia de subpoblaciones de cerdas en distintos estados inmunitarios. Los lechones son vacunados, en general, en lactación.
Hace tiempo que Ceva promueve la Tecnología Dual de Refuerzo Inmunitario o TDRI como alternativa a las estrategias clásicas de control de la enfermedad ¿En qué consiste dicha tecnología y cuáles son sus beneficios, en particular, en el caso del control de PRRS?
SC- La TDRI es una estrategia de vacunación frente a un patógeno basada en la vacunación frente a un mismo antígeno, pero de dos orígenes diferentes. En un primer contacto, los animales se vacunan frente a un antígeno determinado, para posteriormente, en un segundo contacto de refuerzo, ser vacunados frente al mismo antígeno, pero esta vez de un origen distinto, es decir, no sería revacunar con una segunda dosis de la misma vacuna, sino que sería vacunar con dos vacunas elaboradas con diferentes procedimientos tecnológicos (p.e. MLV y KV). Estos dos contactos semejantes, pero diferentes, contribuyen a mejorar la respuesta inmune tanto celular como humoral de los individuos frente al antígeno.
PdC- Este tipo de estrategia de combinación del uso de vacunas no es exclusiva del ganado porcino o como estrategia de control frente al virus del PRRS, si no que se usa desde hace años en medicina preventiva humana frente a la Influenza A (H1N5), (Taalat et al., 2014) así como en diferentes especies animales de producción, frente a enfermedades de alto impacto como la Diarrea vírica bovina (Reber et al., 2006); la Fiebre aftosa (Li et al., 2008); el Virus sincitial bovino (Carine et al., 2008), o la gripe equina (Van de Zande, 2009).
SC- En el caso del ganado porcino, desde hace años se vienen utilizando protocolos de vacunación mixtos para el control del PRRSV, tanto en condiciones experimentales como de campo (Roof et al., 1999; Nilubol et al., 2004; Thacker et al., 2004; Nilubol et al., 2007; Dekens et al., 2013; Díaz et al., 2013; Deefort et al., 2014; Knockaert et al., 2015; Willems et al., 2015; Boivent et al., 2016; Spaans et al., 2016), así como para la erradicación del PRRSV (Schindler et al., 2019), basados en la Tecnología Dual de Refuerzo Inmunitario.
Este tipo de protocolos demuestran que la combinación de una vacuna viva atenuada (MLV) y una vacuna inactivada (KV) es una alternativa eficaz para controlar la circulación del PRRSV en las explotaciones, especialmente cuando la vacuna inactivada se aplica al final de la gestación (3 semanas antes del parto). En este sentido, el uso de vacunas inactivadas es un valor de seguridad para el productor y el veterinario, al no introducir más cepas vivas en la granja que pudieran recombinar con otros virus vivos (de campo o vacunales) en un momento del ciclo productivo en el que el riesgo de que los lechones nazcan infectados es muy elevado.
¿Cuáles han sido las últimas experiencias de campo, y con qué resultados, de TDRI incluyendo Progressis®?
SC- En lo que se refiere al control del PRRSV, en los últimos años se viene observando que hay explotaciones y empresas porcinas, en las que, habitualmente, los protocolos vacunales frente a la enfermedad se basaban en el uso exclusivo de vacunas vivas (MLV), que han comenzado a incorporar programas vacunales mixtos (MLV+KV) debido generalmente a una falta de resultados clínico-productivos óptimos.
Las distintas experiencias de campo muestran los beneficios de la combinación de MLV y KV, en especial cuando la vacuna inactivada se aplica al final del periodo de gestación (día 90 de gestación), para conseguir la estabilización del PRRSV en el periodo de transición de los lechones, tal y como hemos comentado.
Algunos ejemplos son los trabajos de Dekens (2013), Deefort (2014) y Willems (2015) realizados con Progressis®, en los que se observó una inmunidad pasiva duradera y una reducción o incluso eliminación de la infección en las primeras semanas de vida de los lechones tras la aplicación de la vacuna inactivada a los 90 días de gestación, además de conseguir estabilizar clínicamente a los lechones tras el destete.
Por otro lado, Knockaert (2015) observó en los lechones de lactación un efecto positivo y duradero, en la clínica y la mortalidad, tras la vacunación adicional con Progressis® (día 90 de gestación).
Spaans (2016) consiguió una mejora en la clínica de los lechones debida a PRRSV y en los resultados productivos de la explotación (nacidos vivos/año y destetados/año, ganancia media diaria y mortalidad tras el destete).
Boivent (2016) tras la introducción del programa vacunal mixto, con Progressis® a los 90 días de gestación, en distintas granjas observó que los lechones tenían títulos de anticuerpos ELISA significativamente mayores tras el destete y que iban cayendo gradualmente hasta las 11-16 semanas de vida.
En referencia a la eliminación de PRRSV en los destetes, Schindler (2019), en sus dos experiencias de campo publicadas, introdujo el programa TDRI que consistía en el “protocolo 7+3” (en nulíparas aplicación de 7 y 3 semanas antes de la primera cubrición MLV y Progressis®, respectivamente, y en multíparas a las 7 semanas de gestación (MLV) y a las 3 semanas antes del parto Progressis®), consiguiendo disminuir los problemas clínicos y eliminar las viremias de PRRSV al destete y durante toda la transición, en una de las experiencias de campo.
En resumen, la aplicación de la Tecnología Dual de Refuerzo Inmunitario (TDRI) frente a PRRSV con Progressis® ha demostrado la mejora de los parámetros productivos de las granjas, protegiendo a los lechones durante las primeras semanas de vida, y consiguiendo mejorar la clínica de los lechones retrasando la circulación de PRRSV, incluso eliminándolo del periodo de transición.
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