Un informe reciente del INTA resalta que «la situación económica y los cambios en los hábitos alimenticios son clave en la elección de proteínas». La carne bovina pierde terreno frente a opciones más accesibles, como la porcina y la aviar.
El estudio de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Pergamino, dependiente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), revela cambios en los patrones de consumo y destaca los factores que influyen en las preferencias de los argentinos.
Consumo de carne bovina en Argentina: una tendencia a la baja
Según el informe, «el consumo de carne bovina, históricamente dominante en la dieta argentina, ha experimentado una leve disminución en los últimos años». En concreto, «el consumo per cápita de carne bovina se ubicó en aproximadamente 47 kg en el 2024, lo que representa una caída del 3% respecto al año anterior». Esta reducción se atribuye a «la relación precio-accesibilidad y a cambios en los hábitos alimenticios de la población».
Aumento del consumo de carne porcina y aviar en Argentina
Frente a la caída en el consumo de carne bovina, el informe destaca que «el consumo de carne porcina alcanzó los 17 kg per cápita, con un incremento del 5%, mientras que la carne aviar registró un consumo de 44 kg per cápita, manteniéndose estable en comparación con el período anterior». Estas cifras reflejan una preferencia creciente por carnes más accesibles y versátiles.
El INTA señala que «la situación económica del país y el poder adquisitivo de los consumidores han influido significativamente en la elección de proteínas cárnicas». En este sentido, «la carne bovina, al ser más costosa, ha perdido participación en la canasta familiar, mientras que las carnes porcina y aviar, con precios más competitivos, han ganado terreno».
El informe también analiza el impacto de las campañas de promoción y concientización sobre el consumo de carnes. «Las iniciativas que resaltan los beneficios nutricionales y la versatilidad de la carne porcina han contribuido a su mayor aceptación entre los consumidores», destaca el documento.
Además, se menciona que «la evolución de los precios de los granos, como el maíz y la soja, ha impactado en los costos de producción de las carnes, lo que podría influir en su precio final y, por ende, en el consumo».
El INTA proyecta que «esta tendencia en el consumo de carnes tradicionales podría mantenerse en el corto y mediano plazo, dependiendo de factores como la evolución de los precios, la situación económica y las políticas públicas relacionadas con el sector agroalimentario».
Fuente: INTA Pergamino
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