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Recuerdo hace unos años cuando un colega nos preguntaba qué hacía falta para poder criar lechones de 5 kilos en un cebadero. Mi compañero le contestó: “temperatura y fácil acceso al agua y a la comida”. Nunca he visto tan acertadamente resumir en tan pocas palabras lo que por entonces era totalmente desconocido.
Si lo trasladamos a este apartado, unas buenas instalaciones nos deben permitir:
Para mantener la temperatura debemos construir con materiales aislantes, tanto en paredes como en cubierta, sin olvidarnos de las ventanas que suponen muchos metros cuadrados de superficie. De esta manera podremos calentar la nave, aún cuando el volumen de aire por cerdo supere los 3 m3, lo que es aconsejable. La temperatura de entrada no debe bajar de los 20ºC o incluso más alta, como indican los siguientes cálculos:
Un lechón de 25 kilos necesitaría 24,4ºC (Animal Environment Specialists, Marysville, Ohio. 2004)
Gráfica 2. Peso vivo final por semana
Si disponemos de calefacción por suelo podemos bajar a 3ºC la temperatura ambiente. Especial cuidado debemos tener cuando comienzan las cargas en invierno, donde las naves necesitan, un aporte de calefacción o bien un manejo extra.
Las temperaturas inferiores a 19ºC -y según la fuente antes citada- por cada 1ºC que baje consumiremos, por necesidades de termorregulación, 0,034g/Kg/día para un pienso de 3.150 Kcal. Parece poco, pero son 41g/kg si los cerdos están a 15ºC durante 21 días.
En cuanto a la refrigeración son todavía pocas las naves de engorde que disponen de ella. En épocas calurosas solo las temperaturas extremas inciden en una peor conversión, pero indirectamente cuando tenemos tolvas con agua, pueden aumentar de manera importante al sacar agua los cerdos para refrescarse y arrastrar con ello el pienso. La duración de la crianza puede mejorar en más de dos semanas.
Los sistemas de ventilación mejoraron hace ya mucho tiempo con la colocación de ventanas automáticas aunque sorprendentemente hoy en día sigue sin considerarse un elemento esencial.
En estos últimos tres años, ha proliferado la colocación de chimeneas para ventilación natural que nos ayudan de manera importante a aumentar la renovación de aire y a poder mantener ventilaciones mínimas en invierno.
Dentro del porcino, es la fase de engorde donde menos se ha evolucionado a nivel de instalaciones. Esta diferencia es más acusada si nos comparamos con la avicultura.
Con lechón de compra a la antigua usanza podía tener sentido ya que los resultados eran inciertos pero ahora debemos estar a la altura de las mejoras existentes en todos los campos.
El llenado de las naves se hace con cerdos de una sola genética y misma sanidad, donde tenemos los modelos de curvas de crecimiento, transformación y consumos esperados.
A nivel de alimentación y sobre todo en genética se ha avanzado de manera espectacular pero todavía queda recorrido.
La alimentación líquida se usa en España en pocas explotaciones. Tiene ventajas económicas y de manejo importantes, pero la disponibilidad de subproductos es en nuestro país limitada.
Su uso para pienso en seco es interesante para cerdos muy grasos, consiguiendo ahorros considerables. Para cerdos magros debemos valorar el ahorro que se consiguen antes de afrontar la inversión.
Cuando hablamos de tolvas la primera disyuntiva es si elegimos una tolva en seco o húmeda.
La tolva ideal es aquella que evita las pérdidas de pienso, facilita el consumo de éste y es fácil de manejar
En condiciones ideales que no se perdiera pienso se consiguen con ellas mejor índice de transformación y canales más magras.
En cambio, debido a la presencia de finos, los cerdos van a por el pienso granulado y se dejan éstos, acumulándose en el fondo de la tolva.
Esto obliga a dejar que se vacíe periódicamente con lo que se dificulta el manejo y puede llevar a pérdidas de pienso.
Si el dosificador funciona bien y se maneja adecuadamente (incluido mantenimiento) es relativamente fácil evitar las pérdidas de pienso.
Habrá mayor deposición grasa y el crecimiento será más rápido (más consumo) que en la alimentación en seco.
Imagen 2. Imágenes de tolvas de peor -izquierda- a mejor -derecha-
Diseño del comedero | Sin bebedero | Con bebedero |
Duración de las comidas (min/día) | 104,1 | 86,3 |
Frecuencia de accesos al comedero (nº/día) | 60,1 | 36,7 |
Alimento consumido/cerdo (kg/día) | 2,66 | 2,82 |
Ganancia/cerdo (g/día) | 873 | 917 |
Agua (l/cerdo/día) (1) | 5,25 | 4,4 |
Producción de purines (%) (2) | 100 | 71,1 |
Tabla 1. Diseño de comedero, con o sin bebedero, y rendimiento en engorde. Gonyou y Lou (2000); (1) Amornthewaphat et al. (2000); (2) Brumm y Dahlquist (1997); Cerdos de 27 a 106 kg alojados en lotes de 12 en 10 m2 slat total, alimentados con pienso en harina -5 a 7 g por golpe (Laitat 2005)- + grasa + 5% pienso -25/30% agua
Una de las primeras preguntas que nos hacemos, y no es fácil de contestar, es cuál es el peso ideal de entrada de lechón en cebo.
Tradicionalmente los lechones se han entrado entre 18 y 20 kilos, tendiendo en la actualidad a subir ligeramente estos pesos.
En ocasiones encontramos que la entrada se realiza entre 25 y 30 kilos, más habitual fuera de nuestras fronteras.
Es discutible que la mejor opción sea valorarlo, no sólo económicamente, sino considerando las posibilidades que se dispone a nivel de infraestructuras.
A nivel sanitario, al menos en condiciones de patologías más agresivas que las actuales, no vimos ventajas en trabajar con estos pesos.
La entrada de lechón recién destetado, entre 6 y 7 kg es una opción poco usada proporcionalmente a los volúmenes con los que trabajamos.
También es cierto que es una opción más interesante cuanto peor es la sanidad de la pirámide.
Respecto a las condiciones de entrada, a parte de la temperatura, cuidaremos la densidad. Podemos poner un 15% más de lechones al principio para luego igualar mejor pero no conviene superar este número.
Tendremos en cuenta también el número de lechones máximo que podemos tener por tolva o por boca.
Así como alimentarlos en seco los primeros días si vienen de comer en estas condiciones en el destete.
Deberemos por otro lado llenar la nave lo antes posible, minimizando orígenes y edades.
2011 | ES | DK | FR | AL | HO |
Pesos por fase | |||||
al destete | 6,13 | 7,2 | 7,3 | 7,5 | 6,8 |
entrada cebo | 19 | 31 | 31 | 30 | 25 |
matadero | 108 | 107 | 116 | 121 | 116 |
Tamaño granja S1 | 1.010 | 640 | 182 | 200 | 402 |
Tabla 2. Pesos de entrada en distintos países
Estamos viviendo un cambio continuo en la producción porcina. De ciclos cerrados y venta de lechones a la producción en fases, a cuestionar algunos aspectos de esta, etc.
Para el control total, desde la cubrición hasta la venta a matadero, la producción propia es esencial -ya que el control de la sanidad y la trazabilidad es obligado-.
Tanto el control de la sanidad como la trazabilidad son imprescindibles.
El control de la sanidad para poder producir cerdos a un precio competitivo. La trazabilidad para poder acceder con garantías a cualquier mercado.
Este cambio comenzó a acelerarse a principios de los años 90, una década complicada para la sanidad.
Fue entonces cuando la entrada del virus del PRRS en España (1991 con lechones procedentes del norte de Europa) marcó un cambio significativo en la sanidad de los cebaderos, complicándose seriamente.
Nos llevaría tiempo cambiar los manejos de la reposición, el origen y el flujo de lechones para poder trabajar con granjas positivas de manera competitiva.
Aunque nuestra labor tanto de veterinarios como de ganaderos es manejar para prevenir, tener que curar ya es en sí un fracaso, no podemos anticiparnos a situaciones nuevas y por ello siempre tenemos que estar atentos ante la aparición las nuevas patologías, como sucedió con el circovirus en la década del 2000.
En este sentido nunca podemos tener el pleno conocimiento dado que en estos casos vamos siempre por detrás.
Todos hemos sufrido épocas de verdadera desesperación, hasta que la vacuna de circovirus nos liberó (julio de 2007) y pudimos dedicar más tiempo a otros aspectos (índice de transformación) en un marco de estabilidad sanitaria.
Nada parecido con esto, pero seguimos encontrando patologías que son negadas a menudo y que sin embargo creo que deben tenerse muy en cuenta, como es el caso del PFTS (síndrome del fallo del desarrollo peridestete).
El control de la sanidad y la trazabilidad son imprescindibles para acceder a cualquier mercado y a un precio competitivo
Hemos aprendido estos años a organizar los flujos de lechones por orígenes, minimizando estos (explotaciones de origen más grandes, manejo en bandas), reduciendo la diferencia de edad de los lechones (integridad del lote), uso adecuado del Todo dentro/Todo Fuera, por sala, por nave o por sitio.
Por otro lado, a aparte de la abundante información de la que disponemos, en los dos últimos años se están aplicando de manera rutinaria nuevos sistemas de diagnóstico (fluidos orales, PCR cuantitativa, a tiempo real
etc.)
Esto nos facilita llegar en los cebos a un diagnóstico más certero y por lo tanto ser más agiles en el diagnóstico y a comprender mejor las dinámicas de infección.
Claro que en la práctica diaria no es tan sencillo dada la etiología multifactorial de muchos de estos procesos.
Pero nuestro reto debe ir más allá. Cuando emitimos un diagnóstico en una nave de engorde debemos saber responder a dos preguntas clave:
¿es el agente primario?
¿cómo puedo evitar que aparezca desde el origen?
Es aquí donde cobra una especial importancia describir con precisión el problema, coger bien las muestras, hacer una analítica bien dirigida y emitir el diagnóstico correcto.
Sólo así podremos desde el origen tomar las medidas adecuadas.
Lo primero que buscamos es minimizar las pérdidas en el cebo y solucionar el problema cuanto antes, lo que llamamos “apagar fuegos”.
Si es un caso aislado con esto basta. Pero si el problema persiste en una pirámide, el daño puede llegar a ser muy costoso, poniendo en riesgo toda la viabilidad de esta, echando por tierra todos los esfuerzos económicos y personales de la cadena de producción.
Nuestra pericia y trabajo debe centrarse en averiguar cuál es la causa primera y después, elaborar un plan de acción en el origen.
Las medidas que tomemos en las granjas de cerdas deben priorizar en instalaciones y manejo, vacunas y por último -y sólo si no hay más remedio por razones obvias- en tratamientos antibióticos.
Si hay algo que está claro por parte de todos es la necesidad que tenemos de reducir el uso de antibióticos.
El primer paso ya se ha dado para reducir al máximo su uso en pienso. No puede ni debe eliminarse totalmente ya que con determinadas enfermedades necesitamos esta vía de administración para poder controlarlas y a veces para erradicarlas. Nos ayudan a una mejor sanidad y por lo tanto a conseguir reducir al máximo el uso de los mismos.
El agua es una buena vía de administración ya que es rápida y eficaz, aunque no es la adecuada cuando necesitamos periodos largos de tratamiento. Para una administración segura y eficaz es imprescindible disponer de sistemas de dosificación con agitador. También deberemos incluir protocolos de limpieza periódica de las tuberías para eliminar
el biofilm.
La vía inyectable es la más rápida y eficaz de todas al tratar individualmente a los animales. Cuando nos enfrentamos a determinadas enfermedades provocadas por gérmenes con factores de virulencia (toxinas) de fácil transmisión, como es el caso de la app (Actinobacillus pleuropneumoniae) o E. coli enterotoxigénico (intestino en sonajero) o E.coli verotoxigénico (enfermedad de los edemas), conviene usar la vía inyectable. Habrá que usar esta vía de manera generalizada ya que si esperamos a los primeros síntomas llegamos tarde, porque las toxinas ya han sido eliminadas.
En este sentido se plantean diferentes estrategias que en la actualidad deben ser revisadas y cuestionada su eficacia. Por ejemplo, la metaprofilaxis. Sí que en determinados casos funciona, pero normalmente no evitamos el problema medicando con antelación a este. Suele ser más eficaz actuar a los primeros síntomas.
O también podemos agravar un problema como cuando nos enfrentamos, por poner un ejemplo, al Streptococcus suis. Deberemos controlarlo en la fase de transición pero si incrementamos los niveles de medicación antes de la entrada en cebo, no sólo no evitaremos el problema sino que lo agravaremos.
O con el caso del Haemophilus hiorynis, que aunque sí conviene anticiparse un poco a la aparición de los síntomas pero nunca tratar antes de las cuatro semanas de vida para favorecer la inmunidad natural.
En cuanto a las asociaciones, deberemos evitarlas en lo posible. Tenemos que tender a usar un solo antibiótico y usar las tablas de dosificación en función del peso y calcular, si se usan esas vías de administración, cuánto agua beben realmente o cuanto pienso comen.
Ahora bien, todo esto es la situación ideal, pero a menudo nos encontramos con casos en los que realizando protocolos correctos de toma de muestras y análisis posterior, encontramos agentes, instauramos el tratamiento y fracasamos. Este es el caso por ejemplo de bajas agudas e hiperagudas en lechones de 7 semanas de vida con lesiones circunscritas a la cavidad torácica, donde son varios los gérmenes que pueden causarlo pero difícilmente se aíslan.
Podemos fracasar con la mayoría de los tratamientos y eso nos obliga a hacerlos de manera empírica y ver después los resultados.
La carga es el último paso de la producción y de cómo se realice ésta depende una buena parte del coste de producción. En función de los rangos de pesos entre una carga mal hecha y otra bien hecha puede llegar a haber hasta 6€ de diferencia por cerdo, penalizando más por norma los pesos bajos (Jesús Lumbreras, ITG Navarra, Sepor 2013).
En el caso de los ayunos hay que buscar el equilibrio en su duración para evitar la entrada en catabolismo de los cerdos y tener mermas de peso de la canal por pérdida de músculo y grasa. El tiempo de vaciado del estómago y del intestino delgado es de 8 a 12 horas.
Otro aspecto de los ayunos a valorar es el número de cargas que se realiza en una nave de engorde durante 5 o 6 semanas que lleva de la primera a
la última. Si los ayunos son regulares y constantes en los cerdos que no se cargan, sólo se verá afectado el crecimiento. si son aleatorios el índice de conversión también se ve afectado.
Gráfica 3. Distribución de pesos de carga en un cebadero (Manolo Toledo)
No basta con hacerlo, hay que registrarlo. Es lo único que da credibilidad.
Hay registros que debemos realizar en granja por imperativo legal (guías, recetas, registro de medicamentos y autocontrol de cumplimiento del periodo de espera, libro de visitas, cartilla ganadera al día, registro de eliminación de residuos, etc.). Otros para un mejor control de las buenas prácticas (Fecha de desinfecciones de silos controles de higienización del agua etc.).
Y por último medidas más específicas para garantizar a clientes, nacionales y para la exportación, cada vez más exigentes. El aspecto, tanto del interior
como exterior, de nuestras instalaciones es importante. Estamos sometidos a auditorías y visitas de clientes internacionales. La imagen que demos será fundamental.
En mi opinión, en un mundo cada vez más globalizado y competitivo, el nivel de exigencia no debemos verlo como una traba a la producción, sino como una oportunidad para un sector como el nuestro, muy profesionalizado y acostumbrado a los grandes retos.