El calostro es la primera secreción producida por la glándula mamaria. Se caracteriza por contener una alta concentración de inmunoglobulinas (Ig) y un bajo contenido de lactosa y lípidos a comparación con la leche.
El calostro provee a los lechones la energía necesaria para la termorregulación y el desarrollo corporal (Le Dividich et al., 2005a; Herpin et al., 2005). También, aporta la inmunidad pasiva necesaria para la protección contra patógenos (Rooke and Bland, 2002) y contiene factores que estimulan es desarrollo intestinal y su maduración (Xu et al., 2002). […]
El calostro provee a los lechones la energía necesaria para la termorregulación y el desarrollo corporal (Le Dividich et al., 2005a; Herpin et al., 2005). También, aporta la inmunidad pasiva necesaria para la protección contra patógenos (Rooke and Bland, 2002) y contiene factores que estimulan es desarrollo intestinal y su maduración (Xu et al., 2002).
El calostro es la primera secreción producida por la glándula mamaria. Se caracteriza por contener una alta concentración de inmunoglobulinas (Ig) y un bajo contenido de lactosa y lípidos a comparación con la leche.
Se puede dividir en dos etapas:
Lactogénesis I: consiste en la preparación del tejido de la glándula mamaria para la síntesis de los componentes de la leche y se lleva a cabo durante la gestación tardía, aproximadamente, partir del día 90 de gestación.
Lactogénesis II: en esta etapa se produce la excreción del calostro, comienza poco antes del parto y termina entre las 12 y 24 hs. finalizado el mismo, presentando variabilidad entre cerdas. A las 12 hs. post parto la succión por parte de los lechones toma un patrón cíclico, necesario para iniciar la lactación (Atwood et al., 1995; Theil et al., 2006)
[registrados]
El consumo de calostro durante las primeras 24 horas post nacimiento es en promedio de 250-300 gramos (Devillers et al., 2007; Quesnel, 2011), sin embargo, este valor es sumamente variable.
Niveles altos de consumo de calostro se producen en lechones con alta capacidad de ingesta cuando el suministro no es restringido (Le Dividich et al., 2005a).
La figura 1 evidencia que el % de mortalidad pre destete disminuye a medida que el consumo de calostro aumenta.
Autores encontraron que la mortalidad disminuye un 7,1% en lechones que ingieren más de 200 gramos de calostro y se incrementa un 43,4 % cuando la ingesta es menor a 200 gramos (Devillers et al., 2011).
Figura 1: Tasa de mortalidad (%) en función del consumo de calostro (g)
La ganancia diaria de peso de los lechones se ve incrementada con mayores consumos de calostro en las primeras 24 horas post nacimiento. Una ganancia promedio de 50 gramos, se produce con consumos de 250 gramos (Devillers et al., 2004b; Le Dividich et al., 2005b).
Sin embargo, cuando la ingesta es menor a 140-150 gramos diarios, la energía aportada es insuficiente incidiendo negativamente en la ganancia de peso (Devillers et al., 2004b; Quesnel, 2011).
Con respecto a la inmunidad pasiva, la concentración de inmunoglobulinas está fuertemente correlacionada con el consumo de calostro en las primeras 24 hs post nacimiento (Klobasa et al., 1981; Devillers et al., 2011). Sin embargo, la concentración de IgG en plasma alcanza un plateau cuando el consumo de supera los 200-250 gramos (figura 2). Esto puede deberse al cese de absorción de inmunoglobulinas por el cierre de la gotera esofágica.
Figura 2: Concentración de inmunoglobulinas IgG en plasma (mg/ml) a las 24 hs. post nacimiento en función del consumo de calostro (g) durante las primeras 24 hs de vida.
Cabe destacar que se ha encontrado bibliografía que no concuerda con lo anterior, habiéndose alcanzado el plateau con niveles menores de consumo de calostro (150-160 g (Le Dividich et al., 2005b; Svendsen et al., 2005). Esto podría indicar que la ingesta de calostro no es el único factor que determina.
Las concentraciones de IgG en el calostro decrecen marcadamente (20%) 4 horas después del comienzo del parto (Klobasa et al., 1987). Es por ello que partos que excedan las 4 o 5 horas incrementan el riesgo de vida de los lechones nacidos (Devillers et al., 2011).
El nivel de ingesta de calostro puede tener efectos a largo plazo en el crecimiento de los lechones (Devillers et al., 2011). Lechones cuyas ingestas fueron inferiores a 290 g tuvieron un 15 % de reducción en el peso post destete. Esto podría explicarse con la correlación positiva que existe entre la concentración plasmática de IgG a los dos días post de edad y al destete indicando que la inmunidad pasiva poco después del nacimiento afecta el sistema inmune post destete.
La vitalidad al nacimiento es el principal factor que determina la capacidad de ingesta. Consecuentemente, el consumo de calostro aumenta a medida que el peso al nacimiento es mayor.
Otro factor que determina la capacidad de ingesta es la habilidad de los lechones para realizar la succión.
Sorprendentemente, el consumo de calostro no se relaciona con el orden del nacimiento, esto fue evidenciado por (Devillers et al., 2007).
El consumo puede verse afectado cuando la camada compite por el acceso a las tetas, esto se agrava cuando el rendimiento del calostro no es acompañado por el tamaño de la camada (Devillers et al., 2007; Quesnel, 2011).
En cerdas hiperprolíficas, cuando el número de lechones nacidos vivos es igual o mayor a la cantidad de tetas, la incapacidad de la cerda para adecuar la producción de calostro para cubrir los requerimientos de la camada trae aparejada competencia entre lechones, incremento en la mortalidad y disminución de la ganancia diaria (Andersen et al., 2011).
En conclusión, camadas más numerosas tienen una menor capacidad de ingesta individual en comparación a camadas más pequeñas.
La producción promedio de calostro por parte de la cerda ronda los 3,3 – 3,7 kg en las primeras 24 horas post parto. Como fue mencionado, se necesita una succión cíclica durante el primer día para estimular la secreción.
La cantidad de calostro producido no se correlaciona con el tamaño de camada pero sí lo hace positivamente con el peso promedio al nacimiento (Devillers et al., 2007; Quesnel, 2011)
Se encontró una correlación negativa entre el rendimiento de calostro y la tasa de nacidos muertos. Según Quesnel (2011), esto podría deberse a la función que tienen las hormonas que inducen el parto en la lactogénesis.
Un aspecto de gran importancia en la calostrogénesis es el desarrollo de la glándula mamaria de la cerda. Está comprobado que la producción láctea es dependiente del número de células productoras de leche presentes en la glándula mamaria al inicio de la lactancia (Head and Williams cited by Pluske et al., 1995) y es muy probable que ocurra lo mismo con la producción de calostro.
Esto indica que hay una correlación positiva entre el contenido de ADN (indicador del número de células) de la glándula mamaria al final de la lactancia y la tasa de crecimiento de los lechones (Nielsen et al., 2001).
Hay dos períodos de rápido desarrollo mamario, el primero se produce en cachorras a los 90 días de edad y el segundo durante el último tercio de gestación (Sørensen et al., 2002).
El desarrollo se encuentra influenciado por la genética, condición corporal, nutrición y estado endócrino.
En relación a la condición corporal de las cachorras, esta puede manejarse con los niveles proteicos y energéticos de la dieta durante la preñez. Cachorras de alta condición corporal (con alto contenido graso) dada por una dieta de energía elevada y baja proteína tuvieron una baja concentración de ADN y produjeron menos leche que cachorras de menor condición corporal a un mismo peso vivo (Head and Williams, 1991, 1995). Dietas de alto contenido energético en gestación generan un menor desarrollo de la glándula mamaria.
Farmer et al. (2004) reportó que un 20% de restricción en la dieta (comparada con una dieta ad libitum) desde los 90 días de edad hasta la pubertad reduce el tejido parenquimatoso de la glándula mamaria
El estado endocrino es determinante para el desarrollo mamario. Los estrógenos (Kensinger et al., 1986) y la prolactina (Farmer et al., 2000b; Farmer y Petitclerc, 2003) son esenciales para el desarrollo mamario en cerdas y la relaxina (Hurley et al., 1991) es necesaria para estimular el crecimiento de la glándula mamaria.
El pico de prolactina preparto es esencial para la lactogénesis (Farmer et al., 1998), este se produce por la caída en la concentración de progesterona (Taverne et al., 1982). Existe una relación negativa entre las concentraciones de progesterona en sangre alrededor del parto y el contenido de lactosa en la leche o el calostro (Holmes y Hartmann, 1993; Devillers et al., 2004a).
Además, se halló una reducción de la tasa de crecimiento y una mayor mortalidad en lechones de cerdas que tenían mayor concentraciones circulantes de progesterona inmediatamente después del parto (De Passille´ et al., 1993).
Referencias
Helene Quesnel a,b,n , Chantal Farmer c , Nicolas Devillers c a. I. Colostrum intake: Influence on piglet performance and factors of variation.
INRA, UMR 1348 PEGASE, F-35590 Saint-Gilles, France b Agrocampus Ouest, UMR 1348 PEGASE, F-35000 Rennes, France c Agriculture and Agri-Food Canada, Dairy and Swine R & D Centre, Sherbrooke, QC, Canada J1M 0C8.
Received 15 November 2011, Revised 16 March 2012, Accepted 18 March 2012, Available online 10 April 2012.
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