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Uno de los mayores riesgos operativos a los que se enfrenta la porcicultura hoy en día es la introducción de enfermedades, lo que tiene graves repercusiones negativas tanto desde el punto de vista económico como técnico. fallos reproductivos
Los patógenos entran en una granja directamente (a través de los animales) e indirectamente (a través de aerosoles) (Wentz et al., 1997).
Los fallos reproductivos en porcinocultura son una de las principales razones por las que se desechan las cerdas.
Se pueden dividir en dos categorías: la primera es de origen infeccioso, responsable de alrededor del 30-40% de los fallos reproductivos, y la segunda es de origen no infeccioso, responsable del 60-70% restante de los problemas reproductivos.
Entre las principales fallas reproductivas en una granja, podemos mencionar:
• retorno al celo (regular o irregular)
• aborto (de origen infeccioso o no infeccioso)
La cerda es poliéstrica, no estacional y con ovulaciones múltiples. Los ciclos de celo se producen por término medio cada 21 días (18-23).
El estro dura una media de 12 a 72 horas. Es más largo en las hembras de más edad. La gran mayoría de las hembras tienen una duración del celo de 48 a 56 horas, y la ovulación se produce en torno al 70% de este periodo (Sobestiansky, et al., 1998).
Los celos repetidos pueden clasificarse como regulares, es decir, cuando se producen una media de 21 días después de la inseminación, o irregulares, que se producen una media de 24 días después de la inseminación.
Por otra parte, el aborto se define como la interrupción de la gestación con expulsión de los fetos. Por definición, los fetos abortados no están completamente maduros o mueren poco después.
Las infecciones pueden darse por vía genital (infección ascendente), en la que los agentes infecciosos se introducen en el útero a través de la vagina durante el celo o el parto; o por vía sanguínea, donde el agente infeccioso llega al feto tras episodios de viremia y bacteriemia (MELLAGI; BORTOLOZZO; WENTZ, 2006).
La mayoría de estos agentes infecciosos son capaces de penetrar en el tracto reproductivo, asentarse y replicarse en él. Estos virus y bacterias pueden entrar en escena por fallos y errores durante el manejo rutinario, como así también el uso de dosis de semen porcino contaminado y fallos de higiene durante el proceso de inseminación.
La etiología de estas enfermedades puede clasificarse de la siguiente manera:
– patógenos oportunistas (bacterias comensales y hongos),
– presencia de microorganismos endémicos, como el síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS), circovirus porcino, enfermedad de Aujeszky, leptospirosis, brucelosis y peste porcina clásica (BIANCHI; LUCIA; DESCHAMPS, 2010).
El diagnóstico de la mayoría de estas enfermedades incluye análisis de laboratorio, así como el seguimiento por parte del veterinario de extensión de la aparición de signos clínicos en el campo.
La interpretación de los informes y resultados de las pruebas, así como el seguimiento y la aplicación de buenos programas de vacunación en las granjas.
De acuerdo con lo que tenemos disponible, las vacunas para las principales enfermedades deben ser aplicadas y el monitoreo serológico realizado de forma mensual o semestral, de acuerdo con las normas de cada empresa u organismo sanitario de cada país (SILVEIRA E AMARAL, 2009).
Además, debemos tomar ciertas precauciones con las hembras para evitar estos problemas, tales como:
Durante el verano y el otoño se produce un cierto descenso del rendimiento reproductivo. Para reducir estos efectos negativos, debemos esforzarnos por proporcionar el confort necesario a las cerdas.
Los sistemas de producción, ya que cada sistema de cría influye en la aparición del retorno al celo (Elbers et al.). Sin embargo, en las granjas de ciclo completo, debido a la formación, especialización y educación, estos problemas son menores.
En cuanto al control de estas enfermedades se puede optar por la vacunación (en los casos en que haya vacunas disponibles), además de mantener el buen estado sanitario de estas explotaciones y su buen manejo. Es importante promover una respuesta inmunitaria sólida, especialmente en los lechones, mediante la aclimatación y feedback (entérica y reproductiva), que debe realizarse un mes antes de la cubrición.
En animales afectados por infecciones bacterianas se debe realizar el tratamiento antibiótico específico. Dependiendo de los casos presentes, elegiremos la mejor medicación disponible y la dosis necesaria a utilizar según la guía terapéutica (SOBESTIANSKY; BARCELLOS, 2012).
Si el PRRS está presente, debemos implementar protocolos y medidas críticas para evitar que el virus circule en la zona. Así como tener cuidado con los materiales contaminados, fómites y vectores. Estos colaboran en la propagación del virus (OIE, 2008).
La mayoría de las veces, el desconocimiento de los diferentes agentes infecciosos implicados en el fallo reproductivo conlleva dificultades a la hora de realizar un diagnóstico diferencial, así como a la hora de elegir el material adecuado a recoger y enviar al laboratorio para realizar un diagnóstico definitivo. fallos reproductivos