Los recientes cambios en el sector, tales como mayor intensificación, mejora genética, legislación, tecnología, sistemas, etc. son características del sector porcino que obligan a revisar frecuentemente las estrategias y sistemas de alimentación. Efectivamente, la productividad de la cerda se ha incrementado en los últimos años (2006-2015) a razón de 0,4 lechones destetados cerda-año en España (SIP, 2015).
Las camadas consisten de un mayor número de lechones, comúnmente de menor tamaño, y las cerdas son de más envergadura y con mayor potencial de crecimiento magro (Foxcroft et al., 2001; Bortolozzo et al., 2009).
- Las necesidades nutricionales en las distintas fases del ciclo están definidas principalmente por:
- El peso
- La fase del ciclo
- La edad
- Las características de las cerdas
- Para optimizar su rendimiento productivo, es importante controlar:
- La ingestión
- El estado de reservas corporales
Típicamente, para afrontar la “transición” de la cerda, se ha discutido y considerado aumentar el consumo de la cerda durante la última fase de la gestación por encima de las recomendaciones y coincidiendo con el rápido desarrollo fetal.
Esta estrategia aumenta el peso y las reservas de la madre antes del parto, pero el efecto sobre los lechones es poco concluyente.
Fase especialmente sensible por el riesgo de pérdida de lechones y los desafíos para la cerda.
En condiciones comerciales, Caballero et al (2015), suplementando 0.5kg o 1kg por día por encima del nivel habitual de la granja, observaron, aunque solo numéricamente, un incremento del peso medio del lechón al nacimiento en 100g.
De forma similar, Gonçalves et al. (2015), cuando aumentaron la ingestión energética diaria un 50% en esa fase, observaron un incremento de 30g en el lechón al nacimiento y un incremento de nacidos muertos en las multíparas.
Kim et al. (2015), en un estudio basado en 11.536 partos, demostraron que un incremento de grasa dorsal al final de gestación (109d) se relaciona con una disminución lin...