Las micotoxinas representan un problema que encaja perfectamente en la aproximación “one health” (una sola salud) tan de moda hoy díaa en Veterinaria y Medicina Humana.
Hay estimaciones que calculan que hasta un 25% de la cosecha mundial está contaminada, en mayor o menor grado, por dichas toxinas.
Pero, ¿qué son las micotoxinas? De entrada, diremos que se trata de metabolitos secundarios, es decir, metabolitos no indispensables para la vida del organismo, en nuestro caso, el hongo que los origina.
Una micotoxina puede ser producida por más de un género o especie (por ejemplo, la ocratoxina A puede ser producida por Aspergillus ochraceus, A. niger o Penicillium verrucosum) y una misma cepa fúngica puede producir más de una toxina (por ejemplo A. flavus puede producir aflatoxinas y ácido ciclopiazónico).
CLASIFICACIÓN DE MICOTOXINAS
- MICOTOXINAS DE CAMPO – Producidas en vida de la planta antes de la cosecha (el ejemplo típico es el caso de las micotoxinas producidas por Fusarium spp., como las fumonisinas o el deoxynivalenol).
- MICOTOXINAS DE ALMACENAMIENTO – Producidas después de la cosecha, durante el almacenamiento del grano (caso de las micotoxinas producidas por los géneros Aspergillus o Penicillium, como podrían ser las aflatoxinas o la ocratoxina A).
Con el paso del tiempo se observó que, si bien a grandes trazos, es una clasificación bastante válida, las llamadas micotoxinas de campo también pueden ser producidas tras la cosecha, durante las primeras fases del almacenaje y las micotoxinas llamadas de almacenamiento también se pueden producir en vida de la planta, en los últimos estadios del fruto, antes de la cosecha.
TIPO DE INTOXICACIONES POR MICOTOXINAS EN CERDO
La ingestión de dichas toxinas es el agente causal de unas intoxicaciones llamadas micotoxicosis.
Las susodichas intoxicaciones por micotoxinas pueden ser agudas, subagudas o crónicas, siendo los efectos dependientes de la dosis recibida y del tiempo de exposición y, lógicamente, de la toxina implicada.
Es uno de los mayores problemas de las micotoxicosis – establecer claramente su diagnóstico.
Generalmente, cuando tras valorar muchas otras opciones se llega a proponer como causa de un problema en granja la intoxicación por micotoxinas, es ya muy tarde para comprobar fehacientemente que el diagnóstico es el correcto.
Raramente quedan restos del pienso que tomaron los cerdos cuando se produjo la posible intoxicación y valorar la presencia de dichas toxinas en el pienso que hay en ese momento en granja no tiene sentido alguno.
Además, cabe tener muy en cuenta la dificultad añadida de lo difícil que es tomar muestras de un alimento para la detección de micotoxinas: el correcto muestreo en diversos puntos (y la posterior homogeneización de la muestra) son asuntos clave.
Tabla 1. Principales micotoxinas que afectan al ganado porcino, junto con la clínica y lesiones que producen (Osweiler & Ensley, 2012)
TRAZABILIDAD – Es un asunto clave en el control de las micotoxinas
Tenemos pues, con las micotoxinas, un problema serio de trazabilidad.
CONSUMO DE ALIMENTO CON GRANDES CANTIDADES DE MICOTOXINAS
Las intoxicaciones agudas (podríamos incluir también las sub-agudas) producidas por la ingestión de alimento con grandes (o de relativamente grandes) cantidades de micotoxinas, están bien caracterizadas.
Su incidencia se ha reducido debido a los controles existentes sobre estos compuestos en piensos y sus materias primas. En todo caso, pueden aparecer ocasionalmente, bien por dejadez en el mantenimiento de los silos en una explotación, o bien por un fallo en los controles realizados o directamente, la ausencia de dichos controles, en casos de autoconsumo. De los últimos casos clínicos publicados, podemos citar, por ejemplo, un cuadro de aflatoxicosis afectando lechones y madres en Serbia en el año 2014 (Stojanac et al, 2015).
CONSUMO SOSTENIDO DE CANTIDADES SUBCLÍNICAS DE MICOTOXINAS
Ocurre frecuentemente que con el consumo sostenido de cantidades subclínicas, las micotoxicosis son complicadas de detectar, con efecto mucho más inespecífico y, por tanto, difícil de controlar.
Está comúnmente aceptado que el cerdo es uno de los animales más sensibles a las micotoxinas. Además, por el tipo de alimentación rica en cereales que recibe en nuestros sistemas de producción más habituales, es un animal particularmente expuesto a este tipo de tóxicos.
Como hemos comentado antes, en la mayoría de los casos la presentación de las micotoxicosis es, sobretodo, crónica, con lo que los signos que se presentan son vagos o directamente muy complicados de evaluar:
- Alteraciones reproductivas
- Disminución del consumo de pienso
- Reducción del peso
- Inmunosupresión
- Etc.
En esta particular consecuencia nos centraremos a continuación: la afectación de la respuesta inmune
EFECTOS DE LAS MICOTOXINAS SOBRE EL SISTEMA INMUNE
Muchos de los estudios elaborados sobre los efectos de micotoxicosis sub-clínicas en el cerdo han sido realizados con DON. Este hecho se debe a:
- DON es la toxina con más prevalencia en el mundo (Schatzmayr & Streit, 2013)
- Al particular y muy interesante efecto que produce sobre la respuesta inmune del animal.
El mecanismo exacto con el que el DON y otras micotoxinas interfieren en la respuesta inmune aún no está del todo elucidado
NIVELES DE INMUNOGLOBULINAS
Uno de los efectos característicos producidos por el DON, bien establecido en modelo murino, es el incremento en suero de los niveles de IgA y, a su vez, disminución de los niveles séricos de IgG e IgM.
El motivo de este desplazamiento en la producción de los distintos isotipos de inmunoglobulinas es que el DON incrementa la diferenciación de células secretoras de IgA en las placas de Peyer del animal, lo que repercute a nivel sistémico.
Existe la controversia de si este mismo mecanismo de acción del DON se produce en el cerdo, ya que hay publicados estudios en los que se constata un patrón parecido al observado en el ratón (Pinton et al, 2008 & Grenier et al, 2011) mientras que otros investigadores no observan ningún efecto sobre los distintos isotipos de Ig séricas (Savard et al, 2015b).
EFECTOS DE DON SOBRE LA VACUNACIÓN
Por otro lado, y más interesante aún si cabe, es el efecto del DON sobre la respuesta a una vacunación.
Los estudios realizados por Pinton et al, 2008 & Grenier et al, 2011 & Savard et al, 2015 apuntan a que dicha micotoxina interfiere decisivamente en un acto tan clave en la sanidad animal moderna, demostrándose la reducción de la eficacia vacunal en porcino por:
- Mediante inmunización experimental con ovoalbúmina (Pinton et al, 2008 & Grenier et al, 2011)
- Usando vacunas comerciales, por ejemplo, contra el Virus del Síndrome Reproductor y Respiratorio Porcino (Savard et al, 2015a)
SENSIBILIDAD A ENFERMEDADES INFECCIOSAS
Además, se ha demostrado fehacientemente que los cerdos alimentados con dosis subclínicas de diversas micotoxinas son más sensibles a las enfermedades infecciosas.
En numerosos estudios, los cerdos intoxicados con AF, con OTA, con FB o con DON han sido más sensibles a las infecciones por parásitos, bacterias (Oswald et al, 2005) o virus (Savard et al, 2015b) que los animales que recibían dietas control.
DISYUNTIVAS ENTRE LOS ESTUDIOS EXPERIMENTALES & LA PRESENCIA DE MICOTOXINAS EN CAMPO
Merece la pena apuntar que la mayoría de estudios realizados, en aras de la sencillez interpretativa y – ¿por qué no decirlo? – de la disminución de costes de los experimentos, se centran en la intoxicación por una sola micotoxina.
En el campo, lógicamente, sucede más bien lo contrario: los animales se ven expuestos a más de una toxina a la vez, lo que complica aún más si cabe la situación.
Los estudios realizados apuntan a efectos aditivos producidos por la co-contaminación por distintas micotoxinas, si bien deberían hacerse más estudios para establecer hasta qué punto se producen este tipo de sinergias.
Las intoxicaciones por dosis medias y altas de micotoxinas presentan un cuadro clínico relativamente bien establecido y, comparativamente, sencillo de diagnosticar. Afortunadamente, en nuestro país tienen una ocurrencia muy baja.
Las intoxicaciones con dosis subclínicas de micotoxinas son muchísimo más frecuentes y, además, muy difíciles de discernir.
Una de sus más graves consecuencias es la inmunosupresión de los animales afectados, y esta depresión de la respuesta inmune, a su vez, produce un aumento de la incidencia de patologías, lo que redunda en pérdidas económicas: menor producción, aumento del consumo de antibióticos, etc. Por todo lo expuesto anteriormente, resulta muy complejo estimar la incidencia real de las micotoxinas sobre la salud porcina (y lógicamente, también sobre la humana).
Por último, y aquí doy paso a algo tan poco objetivable como es una simple “impresión”: el autor –tras diversas charlas con gente del sector– tiene la sensación de que, las micotoxinas se han convertido en una especie de “culpable de guardia” al que adjudicar todo aquel proceso que ha quedado sin un diagnóstico fiable.
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