Si bien los signos de la PPA y los de la peste porcina clásica pueden ser similares, no hay relación entre los virus causantes de estas enfermedades.
La peste porcina africana es una enfermedad hemorrágica altamente contagiosa que afecta a cerdos domésticos y silvestres, ocasionando graves pérdidas económicas y productivas.
La peste porcina africana (PPA) es una enfermedad hemorrágica altamente contagiosa que afecta a cerdos domésticos y silvestres, ocasionando graves pérdidas económicas y productivas.
Es causada por un virus ADN de la familia Asfarviridae, que también infecta a las garrapatas del género Ornithodoros.
Si bien los signos de la PPA y los de la peste porcina clásica pueden ser similares, no hay relación entre los virus causantes de estas enfermedades.
La epidemiología de la peste porcina africana es compleja y varía en función del entorno, el tipo de sistema de producción, la presencia o ausencia de garrapatas vectores de transmisión, el comportamiento humano y la presencia o ausencia de cerdos silvestres.
Las rutas de transmisión pueden incluir:
contacto directo con cerdos, domésticos o silvestres, infectados
contacto indirecto, a través de la ingestión de material contaminado (por ejemplo, residuos de alimentos, piensos o desechos)
fómites contaminados o vectores biológicos (garrapatas blandas del género Ornithodoros).
La peste porcina africana no representa un riesgo para la salud humana.
La tasa de mortalidad y los signos clínicos pueden variar en función de la virulencia del virus y del tipo/especie de porcino.
La forma aguda de la enfermedad se caracteriza por fiebre elevada, depresión, anorexia y pérdida de apetito, hemorragias (enrojecimiento de la piel de las orejas, abdomen y patas), abortos en las cerdas preñadas, cianosis, vómitos, diarrea y muerte al cabo de 6-13 días (o hasta 20 días).
La tasa de mortalidad puede llegar al 100%.
Las formas subagudas y crónicas de la enfermedad las causan virus moderados o menos virulentos, que producen signos clínicos menos intensos que se pueden manifestar durante periodos más prolongados.
Las tasas de mortalidad son más bajas, pero pueden oscilar entre el 30 y el 70%.
Los síntomas de la enfermedad crónica incluyen pérdida de peso, fiebre intermitente, problemas respiratorios, ulceraciones crónicas de la piel y artritis.
Distintos tipos de cerdos pueden tener una susceptibilidad variable frente a la infección por el virus de la PPA.
Los cerdos silvestres africanos pueden estar infectados sin mostrar ningún signo clínico, lo que los transforma en reservorios.
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Las sospechas de PPA pueden basarse en la observación de signos clínicos, pero el diagnóstico se debe confirmar mediante pruebas de laboratorio, en particular para diferenciar esta enfermedad de la peste porcina clásica.
En la actualidad, no existe ninguna vacuna autorizada contra la peste porcina africana.
Esto incluye que se garantice la eliminación adecuada de los residuos de alimentos de los aviones, buques o vehículos procedentes de países afectados y la vigilancia de las importaciones ilegales de cerdos vivos o productos porcinos provenientes de países infectados.
Durante los brotes y en los países afectados, el control de la peste porcina africana puede ser difícil y deberá adaptarse a la situación epidemiológica específica.
Se pueden emplear medidas sanitarias clásicas, entre ellas la detección temprana y la matanza humanitaria de los animales (con la correspondiente eliminación de las canales y desechos); la limpieza y desinfección; la zonificación/compartimentación y el control de los desplazamientos; la vigilancia y la investigación epidemiológica detallada y las medidas estrictas de bioseguridad en las explotaciones.
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