China aprueba 26 empresas locales para cultivar maíz y soya genéticamente modificados, buscando disminuir la dependencia de importaciones.
El Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China ha otorgado licencias a 26 empresas locales para la producción y distribución de semillas genéticamente modificadas (GMO) de maíz y soya. Esta decisión tiene como objetivo reducir la dependencia de China de las importaciones de granos.
Según cifras oficiales, China se posiciona como el principal importador mundial de soya y maíz, representando un 60% y un 11.8% de las ventas internacionales respectivamente, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) para el ciclo 2023/2024. En respuesta a esta realidad, el país asiático ha dado luz verde a empresas seleccionadas para distribuir semillas GMO en provincias estratégicas, incluyendo Hebei, Liaoning, Jilin y Mongolia Interior, reconocidas como importantes productoras agrícolas.
Esto ha generado preocupaciones internacionales sobre la posible disminución de la demanda, pero analistas argumentan que la brecha entre la oferta y la demanda interna continuará, aunque con un cambio en los proveedores, alejándose de Estados Unidos hacia otros orígenes como Brasil.
La autorización sigue a la aprobación en octubre de más de 50 variedades de semillas GMO, continuando los esfuerzos iniciados en 2019 para su implementación comercial. Este paso es crucial para satisfacer la demanda interna de granos destinados al sector pecuario y reducir la necesidad de importaciones.
El programa piloto del año pasado cubrió 270,000 hectáreas en 20 condados, demostrando rendimientos notables y resistencia a plagas en los cultivos transgénicos. Aunque aún no se ha otorgado la aprobación para el cultivo comercial, la expansión planificada del programa piloto en 2024 sugiere que China está encaminada a adoptar plenamente los cultivos transgénicos.
El camino hacia la adopción total en el mercado comercial interno es incierto y depende de aprobaciones regulatorias y decisiones en el área de plantación. A pesar de las predicciones de algunos analistas sobre una posible superficie total de 53 millones de hectáreas, los agricultores chinos, mayormente pequeños y medianos, podrían tomar tiempo en adoptar completamente esta tecnología.
Conclusión
La aprobación de la producción local de granos transgénicos en China marca un hito significativo en su camino hacia la autosuficiencia y la reducción de la dependencia de las importaciones.
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