Esta situación provoca un daño estructural en el negocio, desincentiva a la inversión y deja a los productores locales completamente desprotegidos ante el avance de algunos oportunistas.
Las importaciones de carne de cerdo en Argentina no dejan de crecer. Sólo contemplando los ingresos al país del mes de abril, se registraron importaciones por 4.997 toneladas que requirieron 12,5 millones de dólares. Esta situación provoca un daño estructural en el negocio, desincentiva a la inversión y deja a los productores locales completamente desprotegidos […]
Las importaciones de carne de cerdo en Argentina no dejan de crecer. Sólo contemplando los ingresos al país del mes de abril, se registraron importaciones por 4.997 toneladas que requirieron 12,5 millones de dólares.
Esta situación provoca un daño estructural en el negocio, desincentiva a la inversión y deja a los productores locales completamente desprotegidos ante el avance de algunos oportunistas.
En diálogo con Ámbito, José Dodds, coordinador de la Federación Porcina -entidad que una vez que reciba la aprobación de la IGJ se convertirá en la evolución de la AAPP-, destacó que “lo que molesta mucho es que al analizar los datos del primer cuatrimestre, ingresaron 17.800 toneladas, un 87% mas que el año pasado y un 182% mas que 2020”. Las cifras hablan por si mismas pero lo que más desorienta a los productores es que nada de todo esto tiene una razón de ser o una explicación lógica.
La respuesta tiene múltiples vertientes. Al ser consultado por este medio, Uccelli (asesor del sector porcino) detalló que muchas veces con las importaciones se suele buscar una baja de precio, pero en este caso no se ayuda al consumidor y sí se perjudica al productor”.
En cuando al impacto que esto genera en la actividad local, el analista destacó que “la carne de cerdo hoy tiene una relación de un 35% a un 50% más barata que la carne vacuna y esa es la forma en la que se fija el precio en el mercado interno».
Con el ingreso de la producción del exterior, no bajan los precios en la góndola pero sí caen en los mercados, puesto que los frigoríficos están abastecidos y no tienen interés en comprar cerdo local. Según Uccelli, esto sólo beneficia a un pequeño grupo de importadores.
Desde el sector porcino se muestran sorprendidos ante la disponibilidad de los dólares para la importación. Dodds aclaró que “en un contexto de escasez de divisas para importar insumos para las industrias, sorprende cómo el Gobierno libera entre 12 y 15 millones de dólares por mes para habilitar un negocio que carece de toda lógica teniendo producción local”.
Todo esto ocurre porque además hay un oferente de carne a precios muy accesibles. Según Uccelli, “Brasil esta regalando la carne en la región porque tuvo un crecimiento enorme en los últimos años y como China -el comprador de la carne porcina de Brasil- salió del mercado, están liquidando el stock. Por eso llenan a todo Latinoamérica de carne que no pueden colocar en otros mercados y lo hacen a precios muy bajos”.
Uccelli explicó que “esto al productor le pega fuerte porque cuando llega el momento de vender, no hay demanda. Las cámaras están llenas. Es una situación en la que Kulfas debería tomar acciones al respecto. Domínguez lanzó el plan GANAR para el ganado vacuno pero dejó el plan PERDER para el ganado porcino”.
Sin embargo, la carne que llega de Brasil tiene otra característica que debería ser atendida por las autoridades sanitarias y por la sociedad toda.
José Dodds, explicó a Ámbito que “la mayor molestia que tienen los productores es que la carne de cerdo carioca se produce utilizando “ractopamina”, un fármaco que actúa como promotor de crecimiento. Según Dodds, “esta sustancia esta prohibida en varios países, entre ellos la Argentina, por lo tanto es una competencia desleal para con nuestra carne”.
l otro tema que señalan desde la Federación Porcina es que la carne importada está ingresando a la zona de la Patagonia. Es que al sur del Río Colorado sólo puede ingresar carne libre de aftosa y desde Brasil pueden hacerlo aunque no así los productores del norte del Río Colorado, es decir del resto de nuestro país”.
Dejando de lado las cuestiones técnicas, quedan varios aspectos que merecen una explicación para que esta actividad -que esta recibiendo créditos a tasas subsidiadas- pueda crecer y aumentar la producción.
Es por lo menos contradictorio que se den herramientas para crecer y que luego no haya reglas claras para la comercialización. Es necesario diferenciar a quienes producen y arriesgan versus los que en un pase de manos y con ventajas de tipo de cambio hacen un negocio más rentable.
Algo no cierra, por eso los productores ya pidieron al Gobierno la aplicación de licencias no automáticas como primera medida para impedir el libre ingreso de la carne de cerdo del exterior.
Fuente consultada: ambito.com
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