18 Ago 2020

Días no productivos: manejo del intervalo destete-estro

En los sistemas comerciales de producción porcina, la eficiencia reproductiva se expresa por el número de lechones destetados/hembra/año, combinando la prolificidad de las hembras, a través del número de lechones destetados por camada, con su fertilidad, a través del número de nacidos/hembra/año (Dial et al., 1992). Este indicador se encuentra altamente influenciado por el número […]

Días no productivos: manejo del intervalo destete-estro

En los sistemas comerciales de producción porcina, la eficiencia reproductiva se expresa por el número de lechones destetados/hembra/año, combinando la prolificidad de las hembras, a través del número de lechones destetados por camada, con su fertilidad, a través del número de nacidos/hembra/año (Dial et al., 1992).

Este indicador se encuentra altamente influenciado por el número de días no productivos (DNP) acumulados por las hembras en los períodos en los que no se encuentran gestando ni lactando.

El intervalo destete-estro (IDE) es uno de los períodos que más incide en los DNP, reflejando la capacidad de reanudar la ciclicidad de la cerda después del destete.

En las últimas décadas, ha habido un gran aumento en términos de eficiencia reproductiva, lo que permitió lograr una productividad de alrededor de 30 lechones destetados/hembra/año (Koketsu et al., 2017).

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Este aumento se debió al aumento en la tasa de ovulación de las hembras y a los avances en la mejora genética, resultando en un incremento en la prolificidad de las hembras e, indirectamente, en una reducción sustancial en la proporción de cerdas con IDE prolongado (Kemp et al., 2018).

Las intervenciones de manejo se pueden dirigir hacia el control de varios factores de riesgo asociados con la ocurrencia de intervalo destete-estro prolongado, con impacto en la definición de protocolos de inseminación artificial (IA) realizados en las granjas comerciales.

Las hembras con IDE prolongado tienen una mayor frecuencia de celos cortos y un intervalo más corto entre inicio del estro y ovulación (Kemp y Soede, 1996; Lucia et al., 1999).

Esto genera una mayor probabilidad de realizar la IA en un período alejado de la ovulación, lo que resulta en fallas reproductivas (Hoshino y Koketsu et al., 2008), lo que justifica la necesidad de ajustes a los protocolos de IA (Bortolozzo et al., 2015).

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Intervalo destete–estro (IDE)

reproductoraEl mejoramiento genético ha alterado la media histórica de duración del IDE, que se mantiene en torno los 5 días en las últimas décadas (Vinsky et al., 2006).

Sin embargo, hubo un incremento en la proporción de hembras con intervalo destete-estro corto, con manifestación del celo entre 3-6 días post destete, ocurriendo actualmente en el 80-90% de las hembras (Knox, 2016).

Durante la lactancia, la presencia de los lechones y el constante estímulo sobre la glándula mamaria debido al amamantamiento, resultan en la liberación de

que generan una retroalimentación negativa sobre el eje hipotálamo – hipófisis.

Además, la liberación de la hormona liberadora de gonadotrofinas (GnRH) permanece en niveles basales, manteniendo a las hembras en anestro fisiológico.

El retorno a la ciclicidad después del destete es regulado a partir de la alteración de los pulsos de liberación de GnRH y de hormona luteinizante (LH), que pasan a tener una frecuencia mayor y una menor amplitud (Soede et al.,2011).

Las hembras con IDE corto muestran un patrón fisiológico de secreción de LH, concluyendo la lactancia con una población de folículos en crecimiento (Lucy et al., 2001), siendo más sensibles a los estímulos externos, como exposición al macho y cambios en el manejo (Kemp et al., 2018).

Por otro lado, cerdas con IDE prolongado (7 o más días), los pulsos de liberación de LH no siguen el patrón fisiológico y el reclutamiento de folículos disponible en los ovarios es tardío o ineficiente (Kemp et al., 2018).

Intervalo destete-estro

Así, en cerdas con IDE largo, los signos de estro pueden ser menos marcados y expresarse durante un período más corto (Weitze et al., 1994; Kemp y Soede, 1996).

En estos casos, es más probable una falta de sincronización entre la primera IA y la ovulación, dando como resultado una tasa de parición reducida y repercutiendo en el tamaño de la camada posterior (Poleze et al, 2006; Hoshino y Koketsu, 2008; Tummaruk et al., 2010).

Cuando los signos de celo están ausentes hasta 10 días después del destete, es posible que no haya suficientes receptores en los folículos para responder a la LH, lo que caracteriza la condición de anestro (Quesnel y Prunier, 1995).

Sin embargo, la aparición de anestro puede registrarse erróneamente, cuando la a manifestación del estro pasa desapercibida, debido a fallas en su detección.

Factores de riesgo para el intervalo destete-estro

La asociación entre la duración de la lactancia y la IED, en cierto modo, se ha suavizado en los últimos años. Aunque el proceso de selección genética no se dirigió a hembras con IDE corto, la eliminación de hembras con un desempeño posterior al destete por debajo de los objetivos considerados deseables, contribuyó indirectamente a seleccionar poblaciones femeninas con mejor respuesta cíclica a los desafíos que impone la lactancia.

Aunque actualmente, la mayoría de las hembras expresen signos de estro dentro de los 5 días posteriores al destete, independientemente de la duración de la lactancia (Koketsu et al., 2017), los intervalo destete-estro largos son más frecuentes después de lactancias más cortas (como máximo, dos semanas), especialmente en cerdas primíparas (Koketsu y Dial, 1997; Knox y Rodríguez-Zaz, 2001).

Esto se atribuye a la supresión del desarrollo folicular y a un entorno uterino inadecuado para la supervivencia embrionaria. Sin embargo, en la actualidad, la industria porcina ha adoptado lactancias en torno a los 21 días de duración.

Durante la lactancia, las hembras se enfrentan a un gran desafío metabólico. Incluso recibiendo una alimentación ad libitum después de la primera semana de lactancia (Koketsu y Dial, 1997), es inevitable que la mayoría de las hembras presenten catabolismo y pérdida de peso corporal al final de la lactancia.

Cuando esa pérdida de peso resulta excesiva, la frecuencia de IDE tiende a aumentar, lo que resulta en fallas reproductivas (Thaker y Bilkei, 2005).

Incluso si continúan siendo alimentados ad libitum con la dieta de lactancia durante el IDE, las hembras destetadas también experimentan una pérdida significativa de peso corporal después del destete.

Estacionalidad

Otro factor de riesgo relevante es la estacionalidad. Debido a su limitada capacidad de disipación de calor (Fraser, 1970), los cerdos son muy susceptibles a las altas temperaturas. El estrés causado por las altas temperaturas puede alterar la secreción de GnRH, afectando el desarrollo folicular y la función lútea (Bertoldo et al., 2012).

Los efectos estacionales pueden provocar una prolongación del IDE (Peltoniemi et al., 2000), lo que puede reflejarse en una menor tasa de partos y reducción del tamaño de la camada (Xue et al., 1994).

La exposición a machos sexualmente maduros es una de las prácticas de manejo utilizadas para aumentar la ciclicidad después del destete, asociada con la estimulación de la liberación de LH, con reflejos sobre el crecimiento folicular, estro y ovulación (Langendijk et al., 2000). Preferentemente, la exposición al macho debe ser diaria, dos veces al día.

Todas las asociaciones mencionadas anteriormente están influenciadas por el número de parto de las hembras.

El riesgo de problemas en la ciclicidad después del destete es menor en las hembras con mayor cantidad de partos (Koketsu y Dial, 1997).

Por otro lado, estas condiciones pueden agravarse en cerdas primíparas (Thaker y Bilkei, 2005), quienes pueden presentar menores tasas de ovulación y supervivencia embrionaria, caracterizando el síndrome del segundo parto, con mayor tiempo de retorno al estro (Poleze et al, 2006) y disminución de la tasa de partos y el tamaño de la camada (Hoving et al., 2012).

Manejo del destete

La duración de la lactancia se define mediante una decisión de manejo, a partir del destete de los lechones (Dial et al., 1992).

En los cerdos, el anestro fisiológico durante la lactancia es más característico que en otras especies de producción, porque, en general, las cerdas solo reúnen las condiciones endocrinas necesarias para una nueva concepción después del destete, cuando las concentraciones séricas de gonadotropinas aumentan y el desarrollo folicular se acelera (Cox y Britt, 1982).

Pueden utilizarse manejos alternativos para influenciar el comportamiento cíclico de la hembra después del destete. Uno de estos sería el destete parcial, a través del cual algunos lechones (generalmente los más grandes y pesados) son destetados antes, mientras que los lechones más ligeros se destetan después de 2 a 3 días (Zak et al., 2008; Terry et al., 2014).

Otra alternativa sería la lactancia intermitente (o interrumpida), separando los lechones por unas horas durante los días previos al destete (Gerritsen et al., 2008; Chen et al., 2017).

Ambos manejos se asocian a una mayor frecuencia de hembras con IDE corto y generan beneficios a los lechones con bajo peso al nacer, quienes obtienen un mejor acceso a las glándulas mamarias, logrando un mejor aumento de peso.

Por otro lado, con la reducción de los estímulos locales sobre la glándula mamaria, la intensidad del mecanismo de retroalimentación negativa sobre el eje hipotálamo-hipófisis se reduce, lo que puede resultar en una mayor frecuencia de hembras que expresan estro durante la lactancia (Gerritsen et al., 2008; 2009).

Como el aumento en la prolificidad de las hembras no implicó un aumento proporcional en el número de glándulas mamarias funcionales, la prolongación de la lactancia de las cerdas utilizadas como nodrizas, se ha convertido en un manejo frecuente.

Destete

Después de esta lactancia prolongada, las cerdas nodrizas pueden producir camadas de tamaño similar o incluso superiores a las producidas por hembras sometidas a lactancias convencionales (Bruun et al., 2016), pero pueden presentar intervalo destete-estro más largos.

Esta práctica contribuye a aumentar el número de días de lactancia en la piara, lo que puede reflejarse en una reducción en el número de nacimientos / hembra / año (Dial et al., 1992) y también puede tener consecuencias negativas en el bienestar del plantel reproductivo debido a un catabolismo excesivo y aparición de lesiones articulares (Knauer et al., 2007; Sørensen et al., 2016).

En las cerdas primíparas, la prolongación del período posterior al destete puede ser beneficiosa para prevenir el síndrome del segundo parto (Kemp et al., 2018).

Indirectamente, esto se puede lograr al no usar el primer estro post-destete (saltarse un celo), lo que resulta en un aumento en el tamaño de la camada subsiguiente (Clowes et al. 1994; Werlang y col. 2011).

La eventual extensión del intervalo destete-estro puede alterar el flujo de producción en las granjas comerciales, incrementando los DNP correspondientes a la duración de un ciclo estral y provocando variaciones en las fechas de los servicios de las hembras y, posteriormente, partos, formando grupos de hembras destetadas con duración variable de la lactancia.

Terapia hormonal

intervalo destete-estroGonadotrofinas

intervalo destete-estroProstaglandinas

intervalo destete-estroProgestágenos

acción

Las gonadotropinas sintéticas, como las equinas (eCG) y las humanas (hCG), se han utilizado durante décadas para estimular el crecimiento folicular, la expresión del estro y la ovulación después del destete (Bates et al., 1991; Sechin et al. al., 1999; Breen et al., 2006).

Estas hormonas son efectivas para las hembras en anestro después del destete, especialmente para las primíparas (Vargas et al., 2006).

Sin embargo, a nivel poblacional, tienen efectos poco marcados sobre el IDE y la frecuencia de hembras en celo dentro de los 7 días, cuando se usa en todas las hembras destetadas (Breen et al., 2006), por lo que el uso en multíparas no estaría justificado.

En general, estos protocolos hormonales se utilizan sólo ocasionalmente para inducir el estro después del destete, cuando el manejo y la detección del celo no es eficiente.

Los grupos de hembras destetadas también se pueden ajustar sincronizando los partos con la administración de prostaglandina F2-α, común en la rutina del manejo de la maternidad para ajustar los partos a la disponibilidad de mano de obra (Weems et al., 2006; De Rensis et al., 2012).

La sincronización de los partos también se puede lograr prolongando la gestación, retrasando el parto hasta un momento más conveniente para el manejo de la maternidad. Se realiza manteniendo altos niveles circulantes de progesterona, a través de suplementación exógena.

Esta suplementación se puede realizar por vía oral (Werlang et al. 2011; Kemp y Soede, 2012) o por la inserción de dispositivos intravaginales de liberación lenta, similares a los utilizados en el ganado bovino que, aunque no se utilizan en la rutina de la producción porcina, son viables para el control de la ciclicidad de las hembras, sin causar daños en el posterior desempeño reproductivo (Gasperin et al., 2011; Freling et al., 2013; Haas et al., 2017).

 

Referencias

Thomaz Lucia Jr., Bernardo Garziera Gasperin, Fernando P. Bortolozzo, Rafael da Rosa Ulguim.

Post-weaning cyclicity and artificial insemination protocols in swine females.

Congresso Brasileiro de Reprodução Animal(CBRA-2019); Gramado, RS, 15 a 17 de maio de 2019.

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