El calor sensible puede ganarse o perderse por conducción convección y radiación en función del gradiente de temperatura entre la superficie corporal del animal y su entorno.
Los cerdos son animales homeotermos que deben mantener una temperatura corporal relativamente constante. El estrés térmico es el resultado de una acumulación de de energía en el cuerpo provocada por un desequilibrio entre la producción total de calor y la pérdida de calor. En la zona de temperatura termoneutral la producción de calor (HP) se […]
Los cerdos son animales homeotermos que deben mantener una temperatura corporal relativamente constante. El estrés térmico es el resultado de una acumulación de de energía en el cuerpo provocada por un desequilibrio entre la producción total de calor y la pérdida de calor.
En la zona de temperatura termoneutral la producción de calor (HP) se divide clásicamente en tres componentes:
Para cerdos de 60 kg de peso corporal de peso, estos tres componentes representan alrededor del 60, 15 y 25% de la 25% de la HP total, respectivamente (Le Bellego et al., 1999).
El efecto térmico de los alimentos viene determinado principalmente por las características de la alimentación (nivel de alimentación y composición de nutrientes) y por factores relacionados con el animal como la capacidad del animal para depositar tejido magro (Noblet et al., 1999).
La mayor HP en los animales más magros probablemente explica el que la selección genética destinada a aumentar la cantidad y la eficacia del crecimiento magro de crecimiento magro en los cerdos también produce animales con mayor sensibilidad a la HP (Nienaber et al., 1997; Renaudeau et al., 2011).
El calor puede perderse del cuerpo mediante dos procesos físicos: la pérdida de calor sensible y la pérdida de calor latente.
El calor sensible puede ganarse o perderse por conducción convección y radiación en función del gradiente de temperatura entre la superficie corporal del animal y su entorno.
En los cerdos, el calor latente se pierde principalmente por la evaporación de la humedad del tracto respiratorio que se produce al jadear, ya que los cerdos tienen pocas glándulas sudoríparas activas (Renaudeau et al., 2006).
Esta limitada capacidad de perder calor por evaporación explica por qué los cerdos son muy vulnerables a las altas temperaturas, especialmente cuando, como en la mayoría de los sistemas de sistemas de alojamiento convencionales, los animales no pueden acceder a charcas de agua.
El estrés térmico (HS) puede clasificarse en dos grandes categorías:
El estrés térmico crónico implica una temperatura ambiental durante un largo periodo de tiempo (de días a semanas) que, en teoría, puede permitir una aclimatación parcial o total.
Esta ingesta limitada de nutrientes se traduce en una reducción del rendimiento productivo, salud y bienestar si las condiciones adversas persisten (Nienaber et al., 1999).
En las cerdas lactantes, la reducción de la producción de leche como efecto directo de la HP también se ha documentado en la literatura (Messias de Bragança et al., 1998; Vilas Boas Ribeiro et al., 2018).
El umbral de temperatura a partir del cual el rendimiento comienza a disminuir depende de las características particulares del animal (genotipo, estadio fisiológico), pero también está determinado por factores relacionados con las condiciones de cría del animal (manejo de la alimentación, condiciones de alojamiento y factores climáticos distintos de la temperatura ambiente) (Renaudeau et al., 2012).
Los ajustes metabólicos y fisiológicos que se producen durante la aclimatación a la HS crónica pueden tener consecuencias a largo plazo para el rendimiento de los animales.
Por ejemplo, la HS crónica durante el periodo de gestación puede cambiar la capacidad de las crías para expresar su potencial genético (Johnson y Baumgard, 2018).
Durante las primeras 24-48 horas de exposición a la SA, las principales respuestas observadas en los cerdos incluyen un descenso en la ingesta de alimento y un fuerte aumento de la pérdida de calor a través de los ajustes cardiovasculares que se realizan para aumentar la vasodilatación periférica a expensas del suministro de sangre a los tejidos esplénicos (Collin et al., 2001; Renaudeau et al., 2010).
La reducción de la ingesta de nutrientes y oxígeno altera la morfología intestinal lo que conlleva un posible deterioro de la absorción de nutrientes y
estrés inflamatorio durante al menos el periodo de 3 a 6 días posterior a la la HS aguda (Abuajamieh et al., 2018).
Referencias
Review: Future consequences of climate change for European Union pig production. D. Renaudeau ⇑, J.Y. Dourmad. PEGASE, INRAE, Agrocampus-Ouest, FR-35590 Saint-Gilles, France.
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AUTORES
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