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Cuando el sistema inmune innato no es suficiente para detener un proceso infeccioso entonces actúa el sistema inmune adquirido.
La inmunidad adquirida es la respuesta del sistema inmunitario frente a agentes extraños o patógenos para el animal y su principio de acción se basa en el reconocimiento de los agentes patógenos o una parte de ellos por células del sistema linfoide que ponen en marcha las medidas para su reconocimiento y activación por par parte de los linfocitos que mediante los anticuerpos y citoquinas los destruirán.
Esta inmunidad no se pone en marcha para una enfermedad determinada hasta que el animal se encuentra en contacto por primera vez con el agente patógeno, y aun así la respuesta no siempre es repetitiva, pues un mismo agente patógeno tiene a menudo la capacidad de cambiar su aspecto superficial, es decir que cambia la cara, con la que se presenta y el sistema inmune puede no reconocerlo e interpretar que está delante de un proceso nuevo, no actuando por tanto de forma inmediata como se supondría que debería actuar.
Esta inmunidad adquirida siempre es propia de un animal en concreto, por tanto en una instalación porcina nos podemos encontrar que tengamos animales con un buen nivel de defensas frente a una bacteria por ejemplo, mientras que el de al lado no tiene ninguna defensa frente a la bacteria y por tanto es susceptible de enfermar.
Son inmunidades por tanto individuales, con variaciones del nivel inmunitario entre los animales del lote. Cuando queremos enfrontar a un microorganismo frente a todos los animales del lote es cuando tenemos que recurrir al uso de vacunas o sueroterapia.
En estos casos utilizamos un sistema artificial como es la vacunación para obtener niveles de inmunización generales en la partida de animales y poder prevenir las enfermedades antes de que estos estén realmente en contacto con el microorganismo, método utilizado usualmente frente a enfermedades altamente patógenas donde la rentabilidad de la operación no tiene margen de duda.
La inmunidad adquirida también engloba la transferencia de anticuerpos de la madre al lechón, ya sea a través de la placenta en el último periodo de gestación como en el calostro al inicio de la lactancia.
De hecho un fallo en el calostro tiene una importancia muy relevante en el nivel de supervivencia de los lechones, teniendo un papel vital en la producción porcina.
Hay que tener en cuenta que la inmunidad adquirida recibida desde la madre por el calostro no tiene un periodo de actividad muy largo en general, pudiendo por ejemplo ser de unos 7-10 días frente a colibacilosis mientras que para pastereulla puede alcanzar los 30 días.
Todo el sistema inmune es sensible a alteraciones que produzcan una depresión inmunológica, pero el sistema adquirido es especialmente sensible y se aprecia mucho más rápidamente que su eficacia está afectada, básicamente porque se presentan afecciones de enfermedades que usualmente hemos vacunado y no se deberían presentar.
Es depresión inmunológica puede ocurrir fácilmente por un estrés social, que no tiene por qué ser debido únicamente a densidades elevadas de animales como siempre se sugiere, sino que en pequeños grupos con un animal especialmente agresivo también ocurren.
El estrés ambiental es otro de los factores que actualmente se está observando con elevada influencia sobre la respuesta inmune. Un golpe de calor es evidente que afecta a los animales, pero estamos equivocados si necesariamente tenemos que padecer 40ºC o más para que realmente sea una temperatura elevada.
Cambios de un día a otro con variaciones superiores de temperatura media a los 10ºC ya son susceptibles de afectar a los animales. Las disminuciones bruscas de temperatura acompañadas de humedad son también causas importantes de estrés de los animales.
Actualmente el estrés nutricional está teniendo un importante papel en todos los estudios de inmunosupresión, seguramente debido al importante aumento de los resultados técnicos porcinos de los últimos años.
El estrés nutricional o nutriestrés como gusta de denominar en los programas de entrenamiento televisivos, es en realidad un agarrotamiento del sistema inmune generado por un problema de origen nutricional, habitualmente por un estado deficitario de determinado nutriente o, aunque parezca paradójico, por un suministro excesivo de ellos que provocan alteraciones en el funcionamiento del animal o grupo de animales.
Por ejemplo el hierro, el selenio y la vitamina E son conocidas y reconocidas su importancia en su papel antiinfecciones y estimulante del sistema inmunitario. Actualmente los ácidos grasos, sobre todo los omega-3, se están apreciando que pueden tener efectos sobre la función inmunológica, sobretodo en la expresión óptima de ellos, asimismo como muchos otros nutrientes que en estos momentos están en el punto de mira.
Más información
Tiburones atacan antivirus
http://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_inmunitario
Eidemiología e inmunologa microbiana
http://www.fmvz.unam.mx/fmvz/cienciavet/revistas/CVvol6/CVv6c6.pdf
Inmunología
Enfermedades en Cerdo
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