Etiología
El papel de los roedores en la transmisión de la Leptospira spp en granjas porcinas, cobra crucial importancia ya que se trata de un agente zoonótico que causa la leptospirosis, una enfermedad de distribución mundial y que afecta a más de 160 especies animales y al hombre. Los roedores más comunes son: Mus musculus (ratón […]
El papel de los roedores en la transmisión de la Leptospira spp en granjas porcinas, cobra crucial importancia ya que se trata de un agente zoonótico que causa la leptospirosis, una enfermedad de distribución mundial y que afecta a más de 160 especies animales y al hombre.
Los roedores más comunes son:
La transmisión de la Leptospira puede ser:
Etiología
Se trata de una espiroqueta perteneciente a la familia Leptospiraceae, al orden Spirochaetales y al género Leptospira; es un microorganismo gran negativo, aerobio obligado que se desarrolla a una temperatura óptima de 28º a 30ºC.
Leptospirosis en porcinos
En la producción porcina, es más común la infección subclínica, que solo tiene evidencia serológica y no presenta signos clínicos debido a que la infección es endémica en estas granjas.
Se encuentra en hembras vacías y no lactantes, y en animales en etapa de crecimiento, en donde el animal es expuesto a la bacteria y manifiesta un nivel de anticuerpos contra ésta, pero ningún signo de enfermedad, y por lo tanto estos animales aparentemente sanos se convierten en portadores del microorganismo y lo eliminan al ambiente, propagándolo.
Los signos que se pueden presentar son:
Su forma de presentación depende de factores como la bioseguridad de la granja, el tipo de explotación, los serovares circulantes, las medidas de higiene de la producción, la inmunización de los animales y la convivencia con otras especies tanto domésticas como silvestres, entre otros.
Se debe considerar que los tipos de roedores son habitantes comunes de las granjas porcinas en todo el mundo, por lo que se hace necesario generar estrategias de control con el fin de reducir la población de roedores para evitar la potencial transmisión de la Leptospira.
Los roedores pueden reproducirse durante todo el año, aunque puede variar según las especies y condiciones climáticas, en general son muy prolíficas.
La gestación dura de 18 a 25 días según la especie y pueden parir de 6 a 12 crías por camada en el caso de las ratas, y de cinco a siete crías en el caso de los ratones.
Adicionalmente, los roedores se ubican en mayor proporción en los sitios de almacenamiento de los alimentos y en los comederos de los animales, contaminándolos con su orina más que consumiendo el concentrado, lo que favorece la transmisión y dispersión de la espiroqueta Leptospira.
Control de roedores en granjas porcinas
Se requiere la gestión integral de plagas (IPM, por sus siglas en inglés), que consiste en la implementación de diferentes sistemas de control ecológico y reúne una variedad de controles ambientales para reducir el crecimiento de la población, que son continuamente evaluados con relación a los niveles de daño que se pueden tolerar económica y socialmente mejorando la predicción de cuando las acciones de control deben ser tomadas.
Adecuación de las instalaciones a prueba de roedores mediante la eliminación de agujeros y la protección de las áreas susceptibles a ser roídas con materiales duraderos como concreto, metal galvanizado, alambre, aluminio o ladrillo, con la ubicación de una tira de grava alrededor del perímetro de los cimientos, también por medio de la instalación de una cortina metálica enterrada antes de las paredes, e igualmente las puertas, divisiones y ventanas deben encajar a la perfección.
Cuando ya existe una infestación es necesario llevar a cabo el tercer método de la IPM que es la reducción de la población a través de técnicas como la utilización de trampas, cebos tóxicos y fumigación. Se debe tener en cuenta el costo-beneficio de estos métodos debido a que la presencia de roedores causa grandes pérdidas económicas a la industria porcina, con un estimado de 6 350 000 dólares anuales en daño estructural; y posteriormente se debe realizar un seguimiento de la población, registrando las trampas que tuvieron éxito y las medidas de actividad roedora para determinar la necesidad de controles adicionales.
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