La inmunocastración se realiza con el fin de controlar el olor a verraco, otorgando ventajas tanto públicas como agrícolas sobre la castración física.
La inmunocastración se realiza con el fin de controlar el olor a verraco, otorgando ventajas tanto públicas como agrícolas sobre la castración física. ¿Cuáles son las ventajas? Mejora el bienestar animal, ya que no intervienen procedimientos dolorosos. Reduce el comportamiento agresivo y antagónico de los cerdos machos enteros. La eficiencia alimentaria y el rendimiento de […]
La inmunocastración se realiza con el fin de controlar el olor a verraco, otorgando ventajas tanto públicas como agrícolas sobre la castración física.
Mejora el bienestar animal, ya que no intervienen procedimientos dolorosos.
Reduce el comportamiento agresivo y antagónico de los cerdos machos enteros.
La eficiencia alimentaria y el rendimiento de la canal magra son mejores que el de los machos castrados.
Por lo tanto hay una reducción de los gastos de alimentación y de las emisiones de nitrógeno.
El componente activo es una proteína que retrasa el inicio de la pubertad al estimular el sistema inmunológico natural del cerdo y producir anticuerpos que inhiben la función de los testículos.
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Proceso:
Reacción antígeno – anticuerpo a partir de dos inyecciones de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH).
Habrá al menos 4 semanas de diferencia entre una inyección y otra.
La segunda inmunización se administra de 4-5 semanas antes del sacrificio.
Esto quiere decir, que la inmunocastración se realiza en la etapa de engorde. Lo que puede resultar de un mayor trabajo para los operarios.
Por otro lado, la inmunocastración a una edad temprana tiene un mayor impacto negativo en la estructura, desarrollo y función de los testículos.
La inmunización ya se realizó en la etapa de producción de lechones y podría integrarse fácilmente en las prácticas de vacunación de rutina (semana 3) y destete (semana 7).
El rendimiento de engorde y sacrificio de los animales no se vio afectado por el régimen de inmunización y estuvo dentro del rango habitual.
Además, no hubo anomalías en el comportamiento animal y la prevalencia de lesiones causadas por interacciones agresivas.
Todos los animales se clasificaron como infértiles sobre la base del examen histológico de los testículos.
Sin embargo, los niveles de testosterona medidos en el sacrificio fueron significativamente más altos en los animales del régimen de inmunización temprano que en los animales sometidos al régimen de inmunización estándar.
Los niveles de androstenona y escatol como los principales componentes del olor a verraco fueron, en promedio, más altos y variados en mayor medida en los animales inmunizados tempranamente.
Además, la comparación del esquema de inmunización no arrojó diferencias significativas en la calidad de la carne y la composición de ácidos grasos.
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