Los minerales son importantes para mantener el cuerpo y garantizar el rendimiento animal. En cerdas reproductoras, se necesitan ciertos minerales para una concepción y parto exitosas.
Los minerales son importantes para mantener el cuerpo y garantizar el rendimiento animal. En cerdas reproductoras, se necesitan ciertos minerales para una concepción y parto exitosas.
El cromo es necesario para producir insulina, que afecta la producción de progesterona, así como influir en las hormonas FSH y LH.
Ambas hormonas necesarias para regular la ovulación y tienen un impacto directo en la fertilidad y prolificidad.
El manganeso es necesario para la producción de progesterona, mientras que el hierro y el cromo son necesarios para la actividad hormonal adicional, lo que influye en la supervivencia embrionaria. Así mismo, la capacidad uterina, que dicta el número de lechones nacidos, requiere niveles de alimentación adecuados de selenio, hierro y cromo.
Cerdas hiperprolíficas[registrados]
La genética de cerdos modernas ha creado cerdas que pueden producir un mayor número de camadas, lechones más pesados y una menor mortalidad.
La nutrición ha tenido que cambiar para mantenerse al día con este aumento de la capacidad reproductiva de las cerdas.
Los exámenes de los ensayos de alimentación han demostrado que los requisitos reales pueden ser mucho más altos que las recomendaciones del National Research Council (NRC).
El suministro adecuado de antioxidantes es importante para proteger las membranas celulares, especialmente en células vulnerables y que se replican rápidamente, como óvulos y embriones.
También se ha demostrado que el número de parto impacta las concentraciones de hemoglobina en la sangre de la cerda, que está relacionada con la pérdida de hierro con el tiempo.
El bajo contenido de hierro se reflejan en la progenie perjudicando la salud y rendimiento productivo. Además, las cerdas necesitan tener un transporte eficiente de oxígeno alrededor del cuerpo para prevenir la fatiga en fases como lo es el parto.
Por lo tanto, las evidencias indican que las dietas deben formularse de acuerdo con el número de parto, ello con la finalidad de reemplazar los nutrientes perdidos en cada parto y para asegurar que la cerda siempre tenga niveles adecuados de minerales en las reservas de tejidos en preparación para las demandas de la próxima gestación.
Minerales orgánicos
Se ha demostrado que los minerales orgánicos son tomados selectivamente del intestino en animales y tienen un mejor almacenamiento de tejido.
Por ejemplo, la alimentación de formas orgánicas de selenio aumenta los niveles de selenio hepático en un 21% en comparación con la alimentación de selenita sódica inorgánica.
Así mismo, se ha demostrado que la alimentación de formas orgánicas de hierro aumenta la transferencia de hierro a través de la placenta a los fetos de lechones en desarrollo.
Esto se traduce en lechones más fuertes al nacer con mejores ingestas de leche.
Las cerdas con mayor estado de hierro que producen lechones más viables tienen mayores rendimientos de calostro y leche en respuesta al comportamiento mamario más fuerte.
Un ensayo de alimentación con un producto de hierro quelado en dietas de cerdas mostró que un 10% más de lechones pesaban 6.5 kg o más en el destete, con un 8% menos clasificado como “ligero” (<5.5kg) a esta edad.
Los niveles y tipos de minerales utilizados en las dietas de las cerdas son importantes no sólo para la salud y la longevidad de las cerdas, sino también para asegurar su rendimiento reproductivo.
Las razas modernas tienen requisitos más altos en comparación con los niveles estándar de NRC, y tanto los ensayos controlados como los comerciales han demostrado los beneficios del uso de formas orgánicas de minerales sobre las fuentes inorgánicas tradicionales.
Las formas orgánicas se absorben mejor del intestino y se almacenan en tejidos, haciéndolos más biodisponibles para la cerda.
Reevaluar los requisitos minerales en cerdas y reemplazar las formas inorgánicas con versiones orgánicas queladas puede aumentar la longevidad de la cerda, reducir los sacrificios y aumentar el número de lechones por camada y su peso de destete, contribuyendo a la salud y el bienestar de los animales, así como a la rentabilidad de las granjas.
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