El uso de antibióticos aceleró y continúa incrementando la aparición de microorganismos resistentes, tanto en medicina veterinaria como en humana.
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La introducción de los primeros antibióticos en medicina supuso uno de los mayores avances para la sanidad, no obstante, años después se empezaron a describir las primeras resistencias a los antibióticos.
El uso de antibióticos aceleró y continúa incrementando la aparición de microorganismos resistentes, tanto en medicina veterinaria como en humana.
En concreto, en la medicina veterinaria, el papel del laboratorio y del veterinario para realizar un buen diagnóstico es esencial para así obtener un estudio de sensibilidad antimicrobiana que sirva para tratar, si es necesario, cada caso clínico y poder superar con éxito una infección.
Para poder realizar un estudio de sensibilidad antimicrobiana, lo primero que se requiere es una toma de muestras adecuada y el aislamiento posterior de las bacterias involucradas en la clínica.
IMPORTANCIA DE LA CALIDAD DE LAS MUESTRAS DESTINADAS AL LABORATORIO DE BACTERIOLOGÍA
Hay una serie de puntos clave para un buen diagnóstico:
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DIAGNÓSTICO BACTERIOLÓGICO
Una vez recibida la muestra, el laboratorio realiza el diagnóstico en 4 fases:
PROCESAMIENTO DE LA MUESTRA Y SIEMBRA
La primera fase consiste en el procesamiento de la muestra y la siembra en medios de cultivo.
Se toma un hisopo de la muestra de forma estéril y se realiza una estría en unos medios de cultivo adecuados para que la bacteria pueda crecer.
CULTIVO PURO
El segundo paso es la obtención del cultivo puro.
Nos interesa aislar la bacteria patógena en un cultivo puro a partir de donde poder trabajar.
IDENTIFICACIÓN
A continuación, se procede a identificar la bacteria.
Existen diferentes sistemas disponibles como, por ejemplo, la espectrometría de masas (MALDI-TOF Biotyper) que permite una identificación muy rápida, bastando con un par de minutos para identificar una bacteria. Es el método que se utiliza en los hospitales y actualmente está ganando terreno en los laboratorios de diagnóstico veterinario.
ANTIBIOGRAMA
El último paso es la realización del antibiograma.
REALIZACIÓN DEL ANTIBIOGRAMA
Un antibiograma es un ensayo in vitro que permite determinar el perfil de sensibilidad de una bacteria frente a uno o varios antibióticos.
Para ello, los laboratorios pueden utilizar sistemas cualitativos o cuantitativos basados en la determinación de la CMI (Concentración Mínima Inhibitoria) o MIC (Minimum Inhibitory Concentration).
KIRBY-BAUER
Respecto los ensayos cualitativos, el sistema más utilizado es el de difusión en agar con discos o Kirby-Bauer.
Se basa en el uso de discos impregnados con una concentración determinada de un antibiótico y que una vez dispuestos sobre la superficie de una placa de cultivo, difunden de forma radial.
La bacteria que se está estudiando se siembra en una placa que contiene un medio de cultivo sólido específico para hacerla crecer (p.ej. agar Müeller-Hinton).
Se dispensan los discos con los antibióticos de interés y las placas se incuban durante unas horas a una temperatura determinada (normalmente 18-24h a 35-37ºC).
Después de la incubación, se miden los diámetros de los halos de inhibición de crecimiento que se forman alrededor del antibiótico y en función del diámetro sabremos si la bacteria es sensible o resistente a este antibiótico.
Por otro lado, hay diferentes tipos de ensayos cuantitativos mediante los cuales se determina la CMI (expresada en µg/ml o mg/L) que es la concentración más baja de antimicrobiano necesaria para inhibir el crecimiento de la bacteria in vitro. Las técnicas más utilizadas son:
MÉTODOS DE DIFUSIÓN
E-test: son tiras que contienen una concentración creciente de antibiótico.
Una vez depositadas sobre una placa de cultivo con la bacteria de interés, el antibiótico difunde creando un gradiente.
Después de la incubación se forma un halo-elipse de inhibición donde el valor de CMI será el punto de intersección del halo con la tira.
MÉTODOS DE DILUCIÓN
Dilución en agar sólido: se utilizan placas con un medio de cultivo específico y cada una contiene una concentración de antibiótico.
Al añadir la bacteria, veremos a qué concentración la bacteria puede crecer y a qué concentración se inhibe su crecimiento.
Microdilución: se utilizan placas con multipocillos que contienen varios antibióticos a diferentes concentraciones.
En la Figura 4 se muestran los pasos a seguir en el laboratorio. De forma resumida, se prepara una concentración estandarizada de bacteria en un caldo de cultivo, y se añade a cada uno de los pocillos (mismo volumen por pocillo).
Las placas se incuban a una temperatura y duración determinada y a posteriori se realiza la lectura
La concentración más pequeña que haya inhibido el crecimiento bacteriano será la CMI.
Este sistema cada vez se utiliza más debido a la existencia de sistemas comerciales que permiten automatizar el proceso y la lectura de resultados.
Macrodilución: es un sistema parecido al anterior, la única diferencia es que se trabaja con volúmenes más grandes.
INTERPRETACIÓN DE LOS ANTIBIOGRAMAS Y CMI
Utilización de los antibiogramas en el campo
Una vez obtenidos los valores de CMI o los diámetros de inhibición, necesitamos interpretar los resultados, en otras palabras, aportar una categoría clínica (Sensible/Resistente).
El hecho que la bacteria aislada sea sensible a un antibiótico concreto significa que, si la infección se trata con este antibiótico con el régimen de dosificación registrado, se espera una evolución favorable de la infección.
En cambio, la categoría resistente significa que el uso de este antibiótico no va a cambiar el curso de la infección.
INTERPRETACIÓN DE RESULTADOS
Para asignar una categoría clínica, existen unos documentos elaborados por organizaciones internacionales (CLSI y EUCAST) que estudian y establecen puntos de corte clínicos para que los laboratorios puedan interpretar las CMI o los diámetros.
Estos puntos de corte definen a partir de cuántos milímetros de diámetro la bacteria será considerada sensible a un antibiótico determinado o a partir de qué CMI la bacteria es resistente a un antibiótico.
Los puntos de corte son específicos de especie, microorganismo y antibiótico.
A pesar de que en medicina humana los puntos de corte están bastante establecidos, en veterinaria carecemos de muchos, lo que dificulta la interpretación de resultados en algunos casos.
CONCLUSIONES
Los antibiogramas son una herramienta muy útil para el clínico ya que permiten predecir el éxito/fracaso de un tratamiento individual, pero a la vez, también posibilitan la monitorización de resistencias en una granja o pirámide de producción.
No obstante, la información proporcionada en el antibiograma debe de utilizarse bien. El informe del laboratorio sirve de guía, pero el clínico es el responsable de decidir qué terapia antimicrobiana es la más adecuada en base a los resultados laboratoriales, su experiencia previa y por supuesto, teniendo en cuenta la categorización de los antibióticos más actual (EMA, AMEG report, 2020).
Para concluir, destacar que un antibiograma no tiene utilidad alguna si proviene de un diagnó erróneo. Por lo tanto, merece la continuar remarcando a los vet la importancia de tomar las mues concienzudamente y de forma a pesar de las dificultades que se encontrar en los ambientes poco de las granjas.
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