El sector porcino en Argentina está muy unido. Hay una fuerte cultura de cooperación y crecimiento compartido. Actualmente, los productores de cerdos son principalmente empresarios que invierten y trabajan en innovación.
Daniel es ingeniero agrónomo, posee un MBA en Gestión de Empresas Agroalimentarias y actualmente se desempeña como presidente de la Federación Porcina Argentina. Además, lidera como presidente y gerente general de Cabaña Argentina, una empresa emblemática en la producción de carnes, embutidos y fiambres de cerdo. sector porcino
Cabaña Argentina es una empresa integrada verticalmente, con 7.000 madres en producción y uno de los criaderos más grandes del país, procesando entre 18.000 y 20.000 cerdos al mes, con presencia tanto a nivel nacional como internacional.
A partir del 2000, un grupo de productores nos propusimos cambiar esa tendencia y comenzamos a promover el consumo de carne fresca de cerdo. Hoy, los kilos que antes se destinaban a embutidos se mantienen, pero todo el crecimiento adicional corresponde a carne fresca. Esto se logró gracias a campañas de promoción, mejoras en la calidad del producto y una estrategia de integración entre los productores y la industria. sector porcino
Nuestro sector no está tan atomizado como el bovino, donde hay miles de pequeños productores, ni tan concentrado como la avicultura, donde unas pocas empresas dominan el mercado. En la porcicultura somos alrededor de 800 productores activos que representamos el 80% de la producción nacional. Además, la industria también está bastante diversificada, lo que facilita el trabajo conjunto.
Contamos con entidades técnicas donde compartimos información sobre producción, genética y nutrición, lo que nos ha permitido mejorar nuestros índices productivos. Es un sector dinámico, colaborativo y con una visión de futuro muy clara.
Cuando decidimos ingresar al negocio de la carne porcina, enfrentamos el reto de competir con un producto tan arraigado en la cultura. Nuestra estrategia se basó en dos pilares clave:
Con el tiempo, la gente comenzó a descubrir nuevas opciones. Recuerdo que en supermercados escuchábamos comentarios como: «No sabía que se podía hacer milanesas de cerdo» o «No sabía que había carne de cerdo para hamburguesas». La estrategia de equiparar los nombres fue clave para cambiar esta percepción.
No buscamos competir con la carne vacuna, sino complementarla. Por eso, trabajamos junto a las otras dos carnes en la Mesa Nacional de la Carne, donde represento al sector porcino. Buscamos impulsar el crecimiento de todas las carnes y fortalecer la industria.
¿Cómo ven ese tratado en el Mercosur y, de cara a exportar a otros países, cómo lo manejan? sector porcino
Nosotros tenemos toda la intención de seguir creciendo en la exportación. En algunos aspectos, el Mercosur nos limita porque no hay tratados de libre comercio país por país, sino que todo se maneja dentro del bloque. Sin embargo, también tiene ventajas. Brasil, por ejemplo, es uno de los mayores exportadores de carne del mundo en las tres categorías, lo que posiciona bien a Latinoamérica como proveedor global.
Queremos seguir ese camino, abriendo mercados como lo ha hecho Brasil, que nos lleva años de experiencia, mayor volumen y más destinos comerciales. Argentina recién en los últimos años ha comenzado a trabajar fuertemente en la exportación porcina. Con las nuevas condiciones macroeconómicas, las restricciones a la exportación han disminuido y eso nos abre un panorama muy interesante. Si el gobierno mantiene esta política de apertura comercial, podremos consolidarnos como exportadores.
Además del mercado internacional, mencionaste la importancia del mercado doméstico. ¿Cómo equilibran ambas estrategias?
Es clave. Para poder exportar de manera sólida, primero hay que tener un mercado interno fuerte. Estamos trabajando para que las tres carnes se complementen entre sí. Por ejemplo, cuando Argentina exporta carne vacuna, el ingreso por tonelada es muy alto, mucho más que el del pollo o el cerdo. Lo que proponemos es potenciar esas exportaciones y, al mismo tiempo, reemplazar parte del consumo interno de carne vacuna con carne de cerdo.
Así logramos generar mayor ingreso de divisas para el país sin afectar la disponibilidad de carne para los argentinos. Es una estrategia que beneficia a todos.
Mencionaste que Argentina tiene el grano en la puerta de la granja, pero algunos productores han señalado que a veces ese grano se destina a exportación, lo que dificulta su acceso o encarece su precio. ¿Cómo manejan esa situación?
Es cierto que hay competencia por el grano. Argentina necesita el ingreso de divisas, por lo que se exporta una gran cantidad de maíz y soja, lo que a veces puede generar fluctuaciones en el precio y disponibilidad para el sector porcino. Sin embargo, en términos generales, seguimos teniendo una ventaja competitiva frente a otros países que deben importar estos insumos.
Además, estamos trabajando en mejorar la eficiencia del uso del alimento en nuestros criaderos. La clave está en la tecnología y la genética, para lograr que cada kilo de grano se transforme de manera más eficiente en carne.
En términos de política agropecuaria, ¿crees que la producción porcina está tomando mayor relevancia dentro del país?
Sin dudas. Argentina y Latinoamérica están llamadas a ser proveedores de carne de cerdo para el mundo. Nuestra producción transforma granos en carne, agrega valor y genera empleo en el interior del país, evitando la migración a las grandes ciudades.
Los gobiernos, tanto el actual como los anteriores, han visto con buenos ojos al sector porcino porque es una industria intensiva en mano de obra, con gran impacto en economías regionales. Además, contamos con una ventaja sanitaria importante: somos libres de enfermedades como el PRRS, la peste porcina africana y la peste porcina clásica, lo que nos convierte en un país confiable para la exportación.
Entonces, todos los fundamentos de producción están dados para que Argentina tenga una gran producción porcina. Dentro de los criaderos, el sector es altamente eficiente, pero, como mencionaste, la macroeconomía ha sido un obstáculo recurrente.
Exactamente. A pesar de los problemas macroeconómicos que hemos enfrentado, el sector porcino en Argentina es pujante, está unido y tiene una mentalidad empresarial fuerte. Contamos con tecnología de primer nivel, nutricionistas especializados, equipamiento moderno y genética de alta calidad. Cuando yo empecé en la industria, estos recursos no estaban tan disponibles como ahora.
Nos parece muy positivo que el sector mantenga su estructura diversificada, con muchos jugadores en el mercado en lugar de un par de grandes corporaciones dominando la industria. Este nuevo contexto político está favoreciendo la llegada de inversiones, y creemos que eso fortalecerá aún más la porcicultura en Argentina.
Parece que estamos en un momento clave para la porcicultura en Argentina, con desafíos pero también con muchas oportunidades. ¿Cómo ves el futuro del sector en los próximos años?
Soy muy optimista. Si logramos mantener esta estabilidad económica y las políticas actuales se consolidan, Argentina tiene todo para convertirse en un actor clave en la porcicultura mundial. Contamos con recursos naturales, tecnología, empresarios comprometidos y ahora, un contexto que favorece la inversión.
Creo que el camino es seguir creciendo en el mercado doméstico y, al mismo tiempo, potenciar las exportaciones. Si logramos fortalecer ambos frentes, el sector porcino argentino será cada vez más competitivo y atractivo a nivel global.
Gracias a ustedes por el espacio y el interés en nuestra industria. Espero que podamos seguir conversando en el futuro y viendo cómo Argentina se consolida en el mercado internacional.
Te puede interesar
Suscribete ahora a la revista técnica porcina
AUTORES
Energía neta para predecir el rendimiento del crecimiento
Gabriela MartínezNIRS: Tecnología para estimar la composición química de los alimentos utilizados en cerdos
Ericka Ramírez Rodríguez Gerardo Mariscal Landín Gerardo Ordaz Ochoa Ricardo Basurto GutiérrezEDICIÓN GENÉTICA EN LA MEJORA DE PRODUCCIÓN PORCINA
Laura BatistaSector porcino argentino: reportaje a Daniel Fenoglio
Desafíos y nuevas estrategias para una gestión sostenible de los purines
Rosa GallartSupervivencia del lechón: estrategias para reducir la mortalidad pre destete (parte 2 de 2)
STREPTOCOCCUS SUIS: LESIONES MACROSCÓPICAS, MICROSCÓPICAS Y SITIOS IDEALES DE TOMA DE MUESTRAS PARA EL DIAGNÓSTICO DEFINITIVO
Aline de Marco Viott Amália Ferronato Ângela Rocio Poveda Parra Manoela Marchezan PivaCertificación en bienestar animal: clave para la producción porcina
M. Verónica Jiménez GrezPrácticas que nos ayudan a evaluar los procesos de la Bioseguridad: limpieza y desinfección
Patricia Peña