Clínicamente es muy importante saber diferenciar las causas que provocan el anoestro o la infertilidad. Podemos tener problemas de naturaleza no infecciosa, pero también causas infecciosas.
Clínicamente es muy importante saber diferenciar las causas que provocan el anoestro o la infertilidad. Podemos tener problemas de naturaleza no infecciosa, pero también causas infecciosas. En presencia de un problema de anoestro o de infertilidad que cursan con repeticiones cíclicas de primer o segundo ciclo, la mayor probabilidad son los problemas de naturaleza no […]
Clínicamente es muy importante saber diferenciar las causas que provocan el anoestro o la infertilidad. Podemos tener problemas de naturaleza no infecciosa, pero también causas infecciosas.
En presencia de un problema de anoestro o de infertilidad que cursan con repeticiones cíclicas de primer o segundo ciclo, la mayor probabilidad son los problemas de naturaleza no infecciosa. Esto es así cuando no hay otros signos clínicos ni alteraciones de la reproducción adicionales en las cerdas.
Cuando la causa del problema es de naturaleza no infecciosa debemos considerar una serie de factores:
Evaluar la actividad ovárica mediante ecografía. Hay que determinar si la cerda presenta ovarios poliquísticos o si los ovarios funcionan con normalidad.
Revisar el sistema de detección de celos y el sistema de cubrición. Ya que es fundamental saber si se está inseminando en el momento óptimo y conocer también el manejo de las dosis seminales y la calidad espermática de las dosis utilizadas.
Realizar un estudio de la relación de repeticiones cíclicas y acíclicas. En este sentido, considerar que en principio la mayoría de las repeticiones deberían ser cíclicas al menos 2 de cada 3. Una relación invertida significa que probablemente tengamos un problema que esté causando estrés en las cerdas. El estrés puede asociarse a las condiciones ambientales tales como la temperatura de las salas, el alojamiento social o cualquier otra.
Considerar la estacionalidad. La época del año es un factor importante cuando hablamos de anoestro. El efecto del calor produce varias alteraciones: reducción del consumo de alimento con balance negativo de energía. De esta forma se reduce la secreción de las hormonas asociadas con la reproducción (GnRh, Fsh y Lh). Y la consecuencia fundamental es la alteración del desarrollo folicular.
Pero además el calor aumenta los niveles de cortisol y de prolactina que ejercen una función supresora sobre el eje hipotálamo-hipofisario. por lo que también genera un pobre crecimiento folicular.
Un pobre desarrollo folicular va a ocasionar que los cuerpos lúteos presenten una función reducida. Esto significa que producirán menor cantidad de progesterona y, por tanto, mayor pérdida de embriones.
Todos estos factores aumentan también el intervalo destete-estro y el intervalo estro-ovulación. Esto trae como consecuencia un desequilibrio en el sistema de cubriciones y del momento adecuado de la cubrición. Así se provoca la disminución de la fertilidad de las cerdas.
Un estudio exhaustivo sobre todos estos factores permitirá ir descartando todas la posibles causas no infecciosas. Por lo que, al descartarlos, deberíamos empezar a considerar las causas infecciosas o la presencia de micotoxinas en el pienso.
La presencia de micotoxinas se ha asociado con:
Persistencia de cuerpos lúteos.
Quistes ováricos.
Endometritis.
Salpingitis.
Las endometritis o las salpingitis, por ejemplo, crean un ambiente adverso en el endometrio y en el oviducto que ejerce un efecto negativo sobre el desarrollo de los embriones.
El descarte de procesos infecciosos que den lugar a enfermedad sistémica en la cerda es la última opción a considerar en el estudio del anoestro.
Las alteraciones de anoestro o infertilidad pueden presentarse en casos infecciosos debido a una serie de signos clínicos entre los que destacan la fiebre. Aunque también se puede producir invasión temprana de patógenos sobre los tejidos embrionarios o fetales.
Fuente: pubmed.gov
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