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Derek Carr, director de producción de Addfield Incinerators, es un firme convencido de las ventajas de la incineración en ganadería. Recalca que al igual que se ha extendido, y está perfectamente autorizada y regulada, la práctica de la incineración para animales domésticos y personas, por bioseguridad y costes, el despliegue de las modernas incineradoras en explotaciones porcinas medianas y grandes va a ser imparable.
¿Cuál es el origen de Addfield en el mercado británico?
La empresa nació hace 32 años, cuando en 1984 su fundador, Mr. Richard Sherratt de Shrewsbury (Inglaterra), proveedor de maquinaria agrícola, vio la necesidad de poder contar con un sistema para poder eliminar por separado los residuos de una granja (cadáveres, residuos medicamentosos, residuos líquidos,etc.), empezando el desarrollo de los primeros prototipos de incineradores para ganadería.
La crisis de las vacas locas de 1996 disparó la necesidad de eliminar cadáveres en la propia explotación de forma higiénica y rápida. ¿Qué repercusión tuvo en sus procesos de fabricación de incineradoras?
En 1999, ante la necesidad de sacrificar e incinerar a miles de vacas, las autoridades británicas obligaron a perfeccionar los incineradores para que redujeran a 0% emisiones de olores y 0% emisiones de humos “visibles”. Las vacas locas evidenciaron el “impacto ambiental” originado por el gran volumen de ganado vacuno que tuvo que ser destruido.
Los criadores se vieron obligados a pensar en qué hacer con los residuos generados, ya que los líquidos producidos no estaba permitido echarlos sobre la tierra ni contaminar los acuíferos. La solución en la que se pensó fue la incineración, aunque esto a su vez planteaba un problema: asegurar la eliminación de las cenizas producidas.
Más tarde, operando ya bajo el nombre de Addfield, a la vista de los cada vez más exigentes requisitos para la eliminación de todo tipo de desperdicios, la empresa decidió fabricar diversos modelos de máquinas según el producto o residuo del que se tratara. Actualmente, Addfield dispone de una extensa gama de soluciones de incineración para explotaciones agrícolas y ganaderas, para desperdicios médicos y hospitalarios,etc., diseñando máquinas diferentes para cada sector a fin de ajustarse a la nueva legislación, que en el Reino Unido obligó en 1999 a controlar las emisiones de olores y gases a la atmósfera.
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¿En qué momento se produjo el “cambio de chip” del ganadero británico para abandonar los servicios de retirada de cadáveres y asumir que lo más higiénico era destruirlos en la propia explotación?
En el Reino Unido han cambiado muchas cosas en los últimos 10 ó 15 años. Por razones legales y de bioseguridad, ahora hay muchos productores que quieren controlar la eliminación de sus desperdicios, y asumen el coste de dicha eliminación como una partida más del equipamiento de su granja. Y como al mismo tiempo tienen que tener un seguro que garantice que su granja no contamina, han visto que la incineración es la mejor solución.
¿Tiene Addfield diferentes tamaños de incineradores para los distintos tipos de empresas o ganaderías?
Efectivamente, cada incineradora es específica para el sector al que se dirige. Nuestra experiencia, tras haber fabricado miles de incineradores, ha hecho que dispongamos de una gama concreta para ganadería -con subgamas para avícola, porcino, vacuno, etc.-, clínicas veterinarias, hospitales, agricultura, acuicultura, etc.
No somos simplemente un “fabricante de incineradores”, somos el socio que acompaña a las industrias anteriormente mencionadas, dotándoles de medios que les ayuden a eliminar sus residuos, cumpliendo las más estrictas normas medioambientales.
El volumen de residuos a eliminar de una explotación porcina es variable. ¿Cómo se aseguran de que el ganadero dimensione correctamente su incinerador?
Dependiendo del volumen de cadáveres a eliminar, disponemos de varios modelos para el sector porcino: SB (750Kg), TB (1300Kg) y TB-AB (2.000Kg). El modelo de elección depende del tamaño de la granja y del nivel de mortalidad esperada, que es muy diferente según las granjas.
Normalmente recomendamos poner la incineración en marcha 2 -3 veces por semana y no llenar el tanque de cadáveres. Con ello nos aseguramos también de la necesidad de ampliación por aumento de capacidad de la granja ya que la primera opción, antes de pensar en un cambio, sería aumentar la frecuencia de la incineración.
¿Qué tipo/s de combustible/s utilizan para la incineración?
Cualquiera: gas-oil, gas propano o gas natural. El tipo de combustible afecta al precio final de la máquina, pero muy poco.
¿Qué garantías dan a un criador para que él, a su vez, tenga garantía de no molestar a sus vecinos o a unas autoridades locales que le puedan denunciar?
Nuestro sistema es seguro y no contamina el ambiente, estando avalado por la certificación de la CE que poseen todas nuestras máquinas incineradoras. La incineración es extremadamente limpia y no produce olores, humos ni residuos contaminantes, cualquiera puede comprobarlo “in situ” o con los vídeos de nuestras instalaciones en funcionamiento.
A nivel de regulación, todas ellas están aprobadas por el DEFRA – Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales – del Reino Unido y cumplen con las regulaciones de la UE sobre subproductos animales. Por otro lado, trabajamos con la homologación Ip65 para poder instalarlos a la intemperie y con las ISO 9001 y 14001. La garantía de las máquinas es de 12 meses.
¿Cuál es la característica diferenciadora de sus soluciones de incineración frente a otros equipos?
En primer lugar, nos diferencia nuestra amplia experiencia en el mercado de la incineración. Por otro lado, disponemos de incineradores diseñados y construidos específicamente para los diferentes sectores y tipos de residuo existentes en el mercado actual. Según el residuo a tratar se recomienda un modelo u otro porque, por ejemplo, el ganado tiene un menor contenido de agua que los peces, en los hospitales hay muchos residuos patológicos, etc. Otro aspecto es que nosotros controlamos a través de un sofisticado software de última generación la emisión de gases con el quemador de la cámara de postcombustión, enfriándolos a la salida y eliminando las impurezas, lo cual no todos hacen. En ello seguimos las directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre emisiones de gases a la atmósfera.
¿Es posible planificar la incineración o hay que estar frente a la máquina al encenderla?
Por supuesto, si uno tiene pocos cadáveres para quemar es preferible planificar el encendido para más adelante, lo que implica que el incinerador se pondrá en marcha progresivamente. Cuando hay pocos cadáveres es posible programar la incineradora para que vaya solo al 20% de su capacidad. A través de esta planificación y/o regulación de la potencia, se logra la máxima eficiencia para el gasto de combustible.
De cara a los posibles compradores, ¿ofrecen un servicio de mantenimiento o de suministro de recambios?
Sí, de dos formas. Ofrecemos nuestros servicios en todos aquellos países en los que vendemos, como en España a través de IGE Incineradores Grupo España, proporcionando soporte técnico, ayuda y asesoramiento en el papeleo con la administración, permisos, puesta en marcha, etc. Además, ofrecemos un mantenimiento anual recomendado a todos nuestros clientes. Pero de todas formas quiero destacar que los materiales de alta calidad utilizados en nuestras máquinas garantizan un uso a largo plazo con un mínimo mantenimiento.
¿Cuáles son las principales características de sus incineradores?
Podemos asegurar que la vida útil de nuestros incineradores está establecida en un mínimo de 32 años y gracias a nuestra extraordinaria eficiencia térmica llegan a gastar hasta un 40% menos de combustible que los existentes en el mercado.
¿Qué ventajas tiene la incineración, en comparación con otros medios de eliminación de cadáveres en las granjas porcinas?
En primer lugar, es respetuoso con el medio ambiente, evitando la contaminación y asegurando una buena calidad del aire. En segundo lugar, se eliminan los residuos de acuerdo con lo marcado por la ley. Finalmente, se transforma un producto peligroso en cenizas seguras.
Si es preciso ayudamos en cada país en el papeleo con la administración, ya que con frecuencia los inspectores desconocen el prácticamente nulo impacto ambiental de las modernas incineradoras
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AUTORES
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Gema ChacónBioseguridad en la gestión de cadáveres en las explotaciones de porcino
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