Un núcleo trata de evitar las carencias en vitaminas, minerales y aminoácidos que podrían darse en los diferentes estadios fisiológicos y productivos de una explotación

La terminología en alimentación animal es muy rica en términos lingüísticos, debido a la gran cantidad de productos diferenciados que existen en el mercado, fruto de la gran especialización y tecnificación del sector.
Esto a menudo ha conllevado una diversificación de los productos que se han adaptado a las necesidades de los diferentes fabricantes de pienso, no siendo infrecuente la aparición de productos hechos a medida para un cliente en concreto con unas necesidades específicas o con una filosofía diferente de trabajo respecto a otros fabricantes, lo que implica pequeñas variaciones que los diferentes proveedores adaptan respecto al producto estándar.
Estos productos diferenciados a menudo siguen conservando la terminología original a pesar de sus variaciones, pero como habitualmente es el resultado de acuerdos comerciales y técnicos que involucran a ambas partes no tiene mayor importancia, ya que ambos saben y conocen las cualidades del producto en concreto.
El núcleo vitamínico-mineral es el origen de muchos de estos productos realizados a medida y el mismo en sí ya es susceptible de grandes variaciones, dependiendo de la fábrica de piensos que lo consuma.
En principio un núcleo vitamínico-mineral es una mezcla de vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales que se añade a la ración o alimento compuesto y que lo complementa, aportando todo aquello que puede ser deficitario en los ingredientes de la ración.
Un núcleo trata de evitar las carencias en vitaminas, minerales y aminoácidos que podrían darse en los diferentes estadios fisiológicos y productivos de una explotación.
No es frecuente encontrarse con estados nutricionales deficitarios generales en las granjas, ya que los componentes de la ración ya aportan los requerimientos más o menos básicos, pero las necesidades que precisan los animales que tenemos en las granjas son elevadas y más en las líneas genéticas de alto valor en las que sus requerimientos son siempre muy superiores a los que aporta una formulación básica.
En estos casos en los que no se aportan los requerimientos básicos nutricionales nos encontramos como resultado problemas productivos técnicos de índole reproductiva y de crecimiento, además de aumentos de problemáticas sanitarias.
Es evidente que no es necesaria la incorporación de núcleos vitamínico-mineral en las raciones si disponemos de una sistemática analítica de los diferentes componentes de la ración en cuanto a vitaminas, minerales y aminoácidos, sin embargo a efectos prácticos esto es altamente inviable y la variación en las materias primeras es tan elevada que continuamente tendría que estar revisándose la ración, situación que a la práctica se demuestra como inviable.
En animales en una situación de régimen extensivo, que puedan seleccionar la comida y que tengan variabilidad en el acceso a diferentes alimentos, por ejemplo rumiantes en extensivo, la situación es diferente, ya que los animales pueden regular sus necesidades en teoría. En la práctica es habitual encontrar casos de deficiencias puntuales de alguna vitamina o mineral que son difíciles de diagnosticar, ya que sus síntomas pueden confundirse fácilmente.
Los núcleos vitamínico-mineral son actualmente uno de los productos más diversificados adaptándose a cada periodo productivo o fisiológico de los animales. Las necesidades en las diferentes especies son diferentes, que sin ser muy diferentes, sí que lo son lo suficiente como para que estos se diferencien claramente y no exista el “núcleo para todo terreno”.
Las necesidades de una reproductora en gestación o un animal en cebo son muy diferentes por ejemplo en producción porcina, pero aún más diferencia podemos encontrar en un núcleo para gallinas ponedoras o pollos broiler, donde los requerimientos, aun siendo la misma especie animal, tienen una gran diferencia.
A menudo los núcleos vitamínico-mineral acaban formando parte de un premix concreto, en el que se añaden otros componentes como puede ser sal, aditivos, etc, que se incorpora a la ración. Generalmente suele utilizarse para simplificar la incorporación de micro-componentes de la ración que conlleva complicaciones logísticas en las fábricas de pienso.
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