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La inseminación artificial ha avanzado a pasos agigantados y actualmente tenemos un amplio abanico de productos diferenciados para utilizar.
Ello es debido en gran parte a los estudios y resultados obtenidos en diferentes diluyentes para el semen que nos permiten utilizar un diluyente a medida de nuestro requerimiento.
A nivel general los diluyentes se clasifican como diluyentes de larga y corta duración que nos permite de una forma rápida adecuar a nuestras necesidades el tipo de diluyente a utilizar.
Siempre debemos tener en cuenta que el diluyente es únicamente lo que el nombre indica, un líquido donde procedemos a diluir el semen para permitir aumentar el volumen del eyaculado hasta las cantidades necesarias y preservar las características funcionales de las células espermáticas.
Es evidente que este diluyente tiene que aportar una serie imprescindible de características y valor añadido que permita asegurar la estabilidad del semen hasta su utilización.
Para que lleven a cabo esas funciones y mantenerlas a lo largo del tiempo es cuando los diferentes diluyentes se clasifican, aunque hay que tener presente que el diluyente NUNCA mejorará el producto.
En el mejor de los casos lo mantendrá en el tiempo establecido, sin embargo la calidad en el producto origen y su manejo posterior son bases imprescindibles para mantener el producto.
Factores que alteran la calidad del semen independientemente del diluyente son el mantenimiento de la temperatura, el transporte, la propia extracción y la conservación.
Un factor que influencia de forma importante en la calidad del diluyente, al que ya se presta mayor atención debido a los graves problemas que genera, es la calidad del agua.
Generalmente el diluyente necesita solubilizarse en agua y esta puede aportar tanto problemas debido a su mineralización como a la calidad microbiológica del agua.
El agua de red, utilizada directamente desde el grifo, puede repercutir tanto por su nivel de cloro como por el calcio o mineralización que tiene «per se» como por su pH, que afectan e interfieren directamente en la calidad del diluyente final obtenido.
No es válida ni el agua de red, ni de botella para consumo humano, ni desmineralizada ni de botellas de plástico expuestas al sol, pues fácilmente tenemos crecimiento de algas o bacterias.
El agua destilada es una de las aguas de elección, aunque una buena agua destilada ya puede funcionar correctamente o mediante ósmosis inversa, aunque este procedimiento es relativamente caro y generalmente se utiliza únicamente en centros de Inseminación con un importante volumen de verracos.
Asimismo es importante tener en cuenta la realización de la dilución y solubilizarían de forma correcta, con el contenido adecuado de agua y siguiendo los pasos descritos por el fabricante, pues en caso contrario se podrían dar alteraciones de la función de algunos componentes por el exceso de concentración o, en caso contrario, por excesiva dilución.
La principal ventaja de los diluyentes de larga duración es que permiten su envío o transporte a largas distancias manteniendo los resultados y permiten realizar pruebas diagnósticas en el propio semen antes de ser enviado a los clientes y así poder certificar que la muestra está libre de diversos virus o bacterias patógenas.
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