El aumento de las tasas de crecimiento de las cerdas jóvenes y la reducción del contenido de grasa corporal típica de los genotipos actuales se han asociado con un considerable aumento del peso corporal en la edad madura (Edwards, 1998).
La edad de la pubertad en cerdas definirá el momento del primer servicio y este a su vez, será determinante en la eficiencia reproductiva futura, y es gran medida, dependiente de la edad en que se produzca la pubertad. Las cerdas pueden alcanzar la pubertad entre 102 y 350 días de edad. Reducir esta variación […]
La edad de la pubertad en cerdas definirá el momento del primer servicio y este a su vez, será determinante en la eficiencia reproductiva futura, y es gran medida, dependiente de la edad en que se produzca la pubertad.
Las cerdas pueden alcanzar la pubertad entre 102 y 350 días de edad. Reducir esta variación controlando el inicio de la pubertad es extremadamente necesario para beneficiar la productividad del plantel.
Un inicio temprano de la pubertad se asocia con menores edades de primer servicio y un período no productivo más corto antes de la cría la primera camada. Sin embargo, la presentación de estros regulares es un problema común asociado con las cerdas de reemplazo (Whittemore, 1996).
Lucía y otros (2000) informaron que casi el 20% de los descartes de cerdas se produce en paridad 0, con el 65% de estos sacrificios atribuidos a trastornos o fallas reproductivas.
Diversos estudios han demostrado que el contacto físico diario con un cerdo maduro (el «efecto macho«) es un método eficaz para estimular el logro de la pubertad precoz en cerdas de reemplazo.
El efecto macho está mediado por la sinergia entre estímulos visuales, táctiles, olfativos y auditivos (Patterson et al., 2002a).
Sin embargo, la mayor proporción de magro, contenido reducido de grasa corporal y mayor peso adulto de los genotipos actuales, hace que las cerdas jóvenes sean ahora más pesadas pero más magras cuando inicia la estimulación de la pubertad y en consecuencia, el primer servicio. Además, al llegar a este momento con una menor proporción de peso respecto a su peso adulto serán fisiológicamente menos maduras.
El presente estudio tuvo dos objetivos:
Se utilizaron un total de ciento noventa y dos cerdas (Large White/Landrace). El estudio se llevó a cabo en dos bloques, con 16 cerdas asignadas a cada uno de los seis tratamientos en cada bloque.
El contacto con los jabalíes tuvo lugar en un área de detección y consistió en 20 minutos/día de contacto con un cerdo vasectomizado de más de diez meses de edad.
Las cerdas fueron inseminadas en el celo detectado, y se recogieron sus tractos reproductivos a los 22,8 ±0,4 días después del primer servicio. Se registró el número de cuerpos lúteos y embriones viables hallados.
Estimulación de la pubertad
La edad en que las cerdas de reemplazo alcanzaron la pubertad aumentó con la edad en la que comenzó la exposición de los cerdos, siendo a los 179,5, 191,7 y 210,3 días, cuando el contacto con los verracos comenzó a los 161, 182 y 203 días de edad, respectivamente.
La media de días hasta la presentación de la pubertad fue significativamente más corta cuando el contacto con los cerdos comenzó a los 182 y 203 días de edad en comparación con los 161 días de edad (10,4 ±1,2 y 8,3 ±0,9 días frente a 18,9 ±1,5 días, respectivamente, P < 0.01).
Análogamente, el comienzo de la exposición de los machos a los 182 ó 203 días de edad, frente a los 161 días de edad, aumentó la proporción de cerdas jóvenes que alcanzaron la pubertad dentro de los 10 días siguientes al comienzo de la exposición (0,67 y 0,70 frente a 0,24, P < 0,01). [registrados]
Las cerdas jóvenes utilizadas en el presente estudio eran aproximadamente un 40% más pesadas a cualquier edad que sus homólogas utilizadas en estudios realizados unos dos decenios antes (por ejemplo, Kirkwood y Hughes, 1979; Eastham y otros, 1986).
El aumento de las tasas de crecimiento de las cerdas jóvenes y la reducción del contenido de grasa corporal típica de los genotipos actuales se han asociado con un considerable aumento del peso corporal en la edad madura (Edwards, 1998).
En consecuencia, se ha sugerido que cuando se mide en una escala cronológica de tiempo, el pico de la curva de crecimiento de las proteínas se producirá más tarde (Slevin y Wiseman, 2003), y la acumulación de lípidos también se produce a una edad más avanzada.
Los datos actuales indican que la maduración fisiológica se produce más tarde en los genotipos modernos que en los genotipos anteriores, y es coherente con las recientes sugerencias de que actuales, los genotipos de la magra maduran más tarde (Evans y O’Doherty, 2001).
El segundo objetivo del presente estudio fue comparar los efectos del apareamiento de las cerdas en el primer o segundo celo sobre el tamaño potencial de la camada, es decir, la tasa de ovulación y el número de embriones en el día 20 de gestación.
La importancia relativa de la edad cronológica y la edad sexual (es decir, el número de ciclos estrales previos al primer servicio) como determinantes del tamaño de la primer camada sigue sin estar claro.
En el presente estudio, hubo una tendencia a que el tamaño potencial de la camada aumentara cuando las cerdas se inseminaron en el segundo celo. Un aumento numérico, pero no significativo, tanto en la tasa de ovulación (0,6 óvulos) como en el número de embriones (1.0 embrión).
En conclusión, los datos del estudio demuestran que el contacto diario con un macho vasectomizado es un método eficaz para inducir la pubertad precoz en las cerdas. Además, sugiere que la respuesta óptima a la estimulación se produce cuando las cerdas tienen 182 días de edad o más.
Esto es, tres semanas más tarde de lo que se ha informado anteriormente en la literatura, y puede ser indicativo de un retraso en la madurez sexual, probablemente debido al aumento del potencial de crecimiento y el mayor tamaño de la madurez de genotipos actuales.
Además, los datos obtenidos demostraron una mejora no significativa en el tamaño potencial de la camada cuando el primer servicio se realizó al segundo celo.
Referencias
W.H.E.J. van Wettere, D.K. Revell, M. Mitchell, P.E. Hughes.
Increasing the age of gilts at first boar contact improves the timing and synchrony of the pubertal response but does not affect potential litter size.
Animal Reproduction Science, Volume 95, Issues 1–2, 2006, Pages 97-106, ISSN 0378-4320.
https://doi.org/10.1016/j.anireprosci.2005.09.009.
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