El diagnóstico diferencial del fallo reproductivo es de suma importancia cuando se requiere hallar la solución a este problema en granjas. Varios patógenos pueden producir fallo reproductivo. Pero también hay muchos fallos reproductivos que tienen origen no infeccioso. Los principales problemas de fallo reproductivo que podemos encontrar en una granja de cerdos son: Anestro o […]
El diagnóstico diferencial del fallo reproductivo es de suma importancia cuando se requiere hallar la solución a este problema en granjas. Varios patógenos pueden producir fallo reproductivo. Pero también hay muchos fallos reproductivos que tienen origen no infeccioso. |
Los principales problemas de fallo reproductivo que podemos encontrar en una granja de cerdos son:
Entre los factores no infecciosos que propician el fallo reproductivo están:
Mientras que entre los factores que favorecen la presentación de infección y fallo reproductivo se encuentran:
El primer paso es analizar los datos de producción. En función del tipo de alteración que estamos encontrando en la granja podremos inclinar la balanza hacia el lado infeccioso o hacia el no infeccioso. Otras datos productivos importantes de evaluar son el número de cerdas vacías que llegan a las salas de parto, los fracasos en el parto y % de abortos. Pero también es necesario evaluar los resultados de los partos, conociendo el número de momificados, nacidos muertos por camadas, entre otros. En definitiva el estudio de todos estos parámetros nos va a permitir enfocar el diagnóstico para saber de partida que parámetros están alterados. El segundo paso es evaluar in situ la situación. Debemos ir a la granja e investigar y preguntar al personal de la granja. Esto nos permitirá determinar cómo se está llevando a cabo el manejo de los reproductores y descartar factores asociados al fallo reproductivo. Además los animales tienen mucho «que decirnos». Y también las instalaciones, porque el tipo de instalaciones y el manejo de las mismas pueden estar asociados a la presentación de fallos en la reproducción. Un tercer paso es analizar de nuevo toda la información que tengamos ya recolectada. Es decir, con los datos de producción, con lo que nos haya dicho el personal de la granja y con lo que nosotros hayamos visto en nuestra visita podemos llegar a elevar una sospecha clínica y determinar la causa más probable del fallo reproductivo. |
Si la sospecha del problema se debe a una causa de naturaleza infecciosa procederemos a tomar las muestras y realizar los análisis de laboratorio respectivos. Aunque siempre se debe tener presente que el laboratorio es el último paso de todo el proceso. Únicamente sirve para descartar o confirmar la sospecha clínica. Luego hay que llegar al diagnóstico con base en toda la información recolectada.
Ante un problema de infertilidad, anestro o de repeticiones cíclicas, la mayor probabilidad es un problema de naturaleza no infecciosa. Sobre todo cuando no hay otras alteraciones de la reproducción y no existen otros signos clínicos en las cerdas. En estos casos lo ideal es revisar una serie de factores, tales como la actividad ovárica mediante ecografía para determinar ovarios poliquísticos o determinar si los ovarios ciclan con normalidad. Así como también revisar el sistema de detección de celos y el sistema de cubrición con la finalidad de saber si se está inseminando en el momento óptimo y si se está haciendo correctamente el manejo de las dosis seminales.
Ante repeticiones cíclicas tenemos que hacer un estudio de la ratio o de la relación de repeticiones cíclicas y acíclicas. En principio la mayoría de las repeticiones deberían ser cíclicas al menos 2 de cada 3. Una relación invertida significa que probablemente tengamos un problema que esté causando estrés en las cerdas. El estrés puede estar asociado a condiciones ambientales de altas temperaturas. Y también a la estacionalidad o época del año.
Existen varios mecanismos por los cuales el estrés es capaz de ocasionar el fallo reproductivo. Uno de ellos es mediante la alteración del eje hipotálamo-hipófisis-ovarios donde el balance hormonal se ve afectado. Pero también el calor aumenta los niveles de cortisol y los niveles de prolactina que ejercen una función supresora sobre el eje hipotálamo hipofisiario por lo que de nuevo estamos en la misma situación de pobre crecimiento folicular. El fotoperíodo, la época de calor en nuestro hemisferio que coincide además con los días más largos del año, evidentemente también ejerce un efecto negativo.
Este efecto negativo en el eje hipotálamo hipofisario produce una menor calidad de oocitos por un desarrollo folicular pobre y del desarrollo de los embriones. Aumenta también el intervalo destete – estro y el intervalo estro-ovulación. Esto altera el sistema de cubriciones y el momento adecuado de la cubrición y va a disminuir así la fertilidad de las cerdas. Y por otro lado el que haya un menor y pobre desarrollo folicular va a ocasionar que los cuerpos lúteos que se desarrollan tengan una función reducida y por tanto producirán menor cantidad de progesterona y habrá más pérdida de embriones.
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