La cancelación del acuerdo de exportación de cereales entre Ucrania y Rusia afecta a América Latina. Repercusiones en precios de alimentos básicos y seguridad alimentaria en la región
El mundo y América Latina enfrenta un desafío inesperado tras la cancelación del acuerdo de exportación de cereales entre Ucrania y Rusia, que ha permitido la salida parcial de granos a través del mar Negro, a pesar de la guerra entre ambos países. El convenio, había sido mediado por Turquía y la ONU en julio de 2022 para mantener el comercio de granos en una de las regiones más fértiles del mundo y evitar una catástrofe alimentaria. Ahora, con la noticia de que Rusia ha dado por terminado el acuerdo, las repercusiones se hacen sentir tanto en los mercados globales de cereales como en el suministro y precio de alimentos básicos en América Latina.
El fin del acuerdo ha generado una inmediata subida de los precios del trigo y el maíz en la Bolsa de Chicago, lo que podría impactar en la región tarde o temprano, encareciendo el precio de los alimentos y ejerciendo presión sobre la inflación. Expertos advierten que es inevitable que América Latina sienta los efectos del aumento en los precios de los alimentos, especialmente en países que dependen de importaciones de granos como trigo y maíz, alimentos fundamentales en la dieta de la región.
Sin embargo, a pesar de los desafíos, algunos países latinoamericanos productores de trigo y maíz podrían tener expectativas de beneficiarse con el alza de precios. Argentina y Brasil, grandes exportadores de estos cereales, podrían ver una oportunidad de aumentar sus ingresos a través de mayores precios de exportación. No obstante, el caso de Argentina enfrenta una complicación adicional debido a la sequía que ha afectado su producción agrícola.
La suspensión del acuerdo también ha generado preocupación por la seguridad alimentaria. Con la interrupción de las cadenas de suministro globales, los agricultores podrían enfrentar dificultades para acceder a insumos como fertilizantes y pesticidas, lo que afectaría su capacidad de producción. Esto, sumado al aumento de los precios de los alimentos, podría agravar la hambruna y afectar a las poblaciones más vulnerables de la región.
Por otro lado, los países miembros del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, podrían beneficiarse del fin del acuerdo de granos al incrementar los precios mundiales de los productos básicos que exportan. Sin embargo, también podrían esperar pagar precios más altos por los cereales importados. Los países del Caribe, Haití, Venezuela, Cuba y Centroamérica, que dependen de las importaciones, también se verían afectados por el aumento de los precios de los alimentos.
En su reporte sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo de 2023, la FAO advirtió que se prevé un aumento en la subalimentación crónica, y América Latina y el Caribe no están exentos de este desafío. La región debe priorizar la seguridad alimentaria, aprovechando su posición como productora neta de alimentos para hacer frente a esta crisis.
Ante la cancelación del acuerdo de exportación de cereales entre Ucrania y Rusia, Estados Unidos ha expresado su preocupación y ha instado a Rusia a revertir su decisión. Además, se ha comprometido a seguir trabajando con otros países para permitir que tanto el grano ruso como el ucraniano lleguen al resto del mundo.
En conclusión, el fin del acuerdo de exportación de cereales entre Ucrania y Rusia tiene un impacto significativo en América Latina, generando desafíos en el suministro y precio de alimentos básicos, así como en la seguridad alimentaria de la región. Mientras algunos países podrían beneficiarse con mayores precios de exportación, otros enfrentarán dificultades en su producción agrícola y el acceso a alimentos. Es necesario que los países de América Latina tomen medidas para afrontar esta situación y proteger a las poblaciones más vulnerables de los efectos adversos de esta crisis alimentaria mundial.
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