De esta forma, los lechones recién nacidos son vulnerables a la infección durante las primeras semanas de vida y necesitan ayuda para protegerse durante este tiempo.
AMBiotec lanza RFN GEL, probiótico que aporta levaduras vivas e hidratadas, en combinación con enzimas, vitaminas y aminoácidos.
El sistema inmunitario es definido como el conjunto de elementos y procesos biológicos que permiten mantener la homeostasis o equilibrio interno frente a agresiones externas o del propio organismo. Todos los mecanismos de defensa de los cuales el sistema inmunitario dispone y pone en marcha para proteger a nuestro organismo se agrupan bajo el término de “respuesta inmune”.
Hay dos tipos de respuesta inmune:
La respuesta inmune innata que es natural, inespecífica e invariante en el tiempo.
La respuesta inmune adquirida que es adaptativa o específica, con elementos capaces de memorizar a los microorganismos
Cuando un cerdo nace, surge del útero estéril a un ambiente en donde se expone inmediatamente a una gran variedad de microorganismos. Sus superficies, como el tracto gastrointestinal, adquieren con el tiempo una microbiota densa y compleja. Por tanto, para poder sobrevivir, el animal recién nacido debe ser capaz de controlar esta invasión microbiana. En la práctica, el sistema inmune adquirido tarda un tiempo en alcanzar una funcionalidad total y los mecanismos innatos son responsables de la resistencia inicial a la infección.
De esta forma, los lechones recién nacidos son vulnerables a la infección durante las primeras semanas de vida y necesitan ayuda para protegerse durante este tiempo.
INMUNIDAD MATERNA
El periodo de gestación de la cerda es de aproximadamente 115 días y el desarrollo del sistema inmunitario de los fetos empieza entre los primeros 30 – 40 días de gestación, cuando aparecen los linfocitos B en el bazo y T en el timo, los cuales aumentan progresivamente hasta el final de la gestación.
El tipo de placenta del cerdo, epiteliocorial, no permite el paso ni de anticuerpos ni de células inmunitarias de la cerda hacia el feto, por lo que la supervivencia de los lechones neonatos depende, de manera crítica, de la ingestión de anticuerpos maternales contenidos en el calostro y la leche.
El calostro es el primer líquido segregado por las glándulas mamarias después del parto y que, por sus características, confiere al lechón neonato componentes nutricionales, anticuerpos maternales, células inmunitarias, hormonas, factores de crecimiento y proteínas antimicrobianas.
Cuando el lechón ingiere el calostro durante las primeras 24 horas, las inmunoglobulinas maternales (IgG, IgM e IgA) pasan a través de los enterocitos y llegan al torrente sanguíneo otorgando al lechón una protección pasiva derivada del suero de la cerda. También pasan a la sangre linfocitos T y B que son células de memoria capaces de activarse en respuesta a antígenos virales y bacterianos para producir citoquinas.
Hasta el destete del lechón, su protección contra los patógenos se basa principalmente en la concedida por la leche que depende de la activación inmune en los sitios de inducción de la cerda y de la transferencia de células B activadas hacia la glándula mamaria.
Los lechones nacen, así, con una diversidad de linfocitos B relativamente limitada. Los recuentos de linfocitos B incrementan durante las primeras cuatro semanas tras el nacimiento, pero su repertorio de receptores de antígeno no se empieza a expandir hasta las cuatro a seis semanas de edad.
INMUNIDAD NEONATAL
Los anticuerpos adquiridos por el lechón a través de la ingestión del calostro inhiben su capacidad para desarrollar sus propias defensas inmunes. Como resultado, los animales muy jóvenes son incapaces de responder a la inmunización activa mediante el uso de vacunas. Esta inhibición es especifica de los linfocitos B, quedando las respuestas de linfocitos T fundamentalmente intactas, y depende de la concentración relativa de anticuerpos maternos y de la dosis de vacuna administrada. En ausencia de anticuerpos maternos, el animal recién nacido es capaz de sintetizar anticuerpos pronto tras el nacimiento.
Entonces, la inmunidad del lechón hasta el destete depende de:
Inmunidad materna pasiva.
Inmunidad congénita adquirida que se desarrolla progresivamente en el periodo pre y post-destete.
En lechones, el destete precoz es crítico para el desarrollo de la inmunidad adquirida debido a que representa una fase en la que los estresores físicos y psíquicos juegan un papel importante alterando la producción de hormonas inmunomoduladoras (GH, cortisol, prolactina) y afectan, de varios modos, a la efectividad de la respuesta inmune a nivel sistémico y de mucosas.
PAPEL DE LA MICROBIOTA Y EL TRACTO GASTROINTESTINAL EN LA INMUNIDAD
En todo el tracto gastrointestinal existen mecanismos de defensa. Por un lado, la saliva es rica en IgA que protege a la boca contra las infecciones y la barrera mucosa funciona en defensa de las superficies orgánicas. Éstas tienen sustancias, como las mucinas, que funcionan como barrera física evitando el contacto de los microorganismos patógenos con los enterocitos, pero, también, atrapándolos y eliminándolos.
Por otro lado, está la microbiota intestinal esencial para la homeostasis, motivo por el que la respuesta inmune a esta microbiota en las mucosas debe ser regulada cuidadosamente (la regulación se controla por dos citoquinas, la interleuquina2 (IL-2) y la IL-10). Existen una gran cantidad de bacterias que viven en el tracto gastrointestinal.
Estas bacterias comensales invaden este nicho pronto, tras el nacimiento, y dirigen el desarrollo normal del sistema inmunitario. Hay más actividad inmune en el intestino que en todos los demás tejidos linfoides combinados.
Al nacimiento, el recién nacido cuenta con un sistema inmunitario completo, pero relativamente inmaduro, reflejo de la inmadurez de los mediadores y efectores de la respuesta inmunitaria.
En este proceso de maduración, los microorganismos comensales juegan un papel clave. Constituyen uno de los primeros estímulos inmunogénicos que el neonato enfrenta y su reconocimiento corre a cargo de receptores presentes en las células del sistema inmunitario inespecífico, fundamentalmente, células dendríticas y macrófagos que reconocen patrones moleculares asociados a patógenos, expresados por las bacterias, virus y hongos que componen la microbiota.
Éste es el motivo por el cual la exposición, a una edad temprana, a una flora microbiana adecuada lleva a la expansión y desarrollo de un sistema inmunitario eficiente.
APORTES DE AMBIOTEC EN EL DESARROLLO DE LA INMUNIDAD EN EL LECHÓN
AMBiotec, con el desarrollo de nuevas tecnologías y el bienestar animal, lanza RFN GEL, probiótico exclusivo, que aporta levaduras vivas e hidratadas, sin pasar por tratamiento de calor, en combinación con metabolitos derivados de su multiplicación enzimas, vitaminas y aminoácidos.
Sus beneficios incluyen efectos diversos como la modificación de la digestibilidad de nutrientes, desarrollo de la mucosa digestiva, reducción de la colonización digestiva por bacterias patógenas como Salmonella y desarrollo de la respuesta inmunitaria.
RFN GEL tiene componentes activos que, de acuerdo a estudios en humanos y animales, estimulan las células del sistema endotelial y producen un incremento de la resistencia a infecciones.
Interviene en la estimulación de la inmunidad innata, a nivel de monocitos y macrófagos, células que presentan receptores para β-glucanos y que al ser estimulados inducen la producción de TNF-α, IL-1, factor activador de plaquetas, conduciendo a un estado de desarrollo del sistema inmunológico.
CONCLUSIONES
El sistema inmunitario es fundamental para la homeostasis y vida del cerdo.
Las respuestas inmunes son de desarrollo lento y los recién nacidos obtienen sus inmunoglobulinas a través de la madre.
El destete precoz, el bajo consumo de leche, así como otros estímulos estresores en el lechón retrasan el desarrollo del sistema inmunitario y exponen al animal a sufrir por diferentes patógenos
La incorporación de RFN GEL en la dieta de lechones pre y post-destete genera un efecto beneficioso, disminuyendo los problemas de salud, modulando la microbiota e incentivando el desarrollo del sistema inmunitario, dejando, como resultado, mejoras en el bienestar animal y en la productividad de la granja.
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