La suba en los costes de producción y la caída en la demanda externa, generaron un momento crítico para los productores porcinos. Es por ello que la Comisión Europea decidió intervenir, y lo hizo mediante estas ayudas al almacenamiento privado.
España fue el tercer país en solicitar ayudas para el almacenamiento de carne porcina que ofreció la Comisión Europea. El objetivo de esta medida, fue ayudar a que productores de carne porcina europeos, retengan parte de su producción y puedan venderla posteriormente, en condiciones más favorables de mercado. A inicios del corriente año, los productores […]
España fue el tercer país en solicitar ayudas para el almacenamiento de carne porcina que ofreció la Comisión Europea.
El objetivo de esta medida, fue ayudar a que productores de carne porcina europeos, retengan parte de su producción y puedan venderla posteriormente, en condiciones más favorables de mercado. A inicios del corriente año, los productores de porcino vieron afectada su actividad por una serie de desfavorables eventos. La invasión de Rusia a Ucrania, provocó una escalada en los precios de las commodities, lo que disminuyó la rentabilidad del negocio. Ademas, la cabaña china comenzó a recuperarse del golpe de la peste porcina africana, por lo que su necesidad de importar fue decayendo gradualmente.
La suba en los costes de producción y la caída en la demanda externa, generaron un momento crítico para los productores porcinos. Es por ello que la Comisión Europea decidió intervenir, y lo hizo mediante estas ayudas al almacenamiento privado.
Superada la fecha límite para la inscripción a las ayudas para almacenar carne porcina, España fue el tercer país que más cantidad solicitó: entre el 25 de marzo y el 28 de abril, las peticiones de ayudas para el almacenamiento privado de carne porcina alcanzaron las 7.724 toneladas, de acuerdo a los datos publicados por la Comisión Europea.
En el primer lugar de la lista se ubicó Holanda con 11.003 toneladas, seguido por Dinamarca con 8.010 toneladas.
Las solicitudes totales, fueron de 40.673 toneladas, de las cuales el 58% correspondieron a jamones deshuesados, el 16% a panceta deshuesada, el 7,5% a jamones con hueso, y un 6,6% a centros deshuesados.
La duración del almacenamiento era una de las variables con las que contaba el productor, pudiendo ser de 60, 90, 120 y 150 días. Tanto en España, como en promedio en toda Europa, el período más solicitado fue el de 60 días.
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