Vamos a comenzar por la fase de gestación, de la cual hablaremos en los próximos dos artículos y para ello siempre debemos definir primero cuál es el objetivo que buscamos en dicha fase desde el punto de vista de la eficiencia: “Nuestro objetivo durante la fase de gestación tiene que ser optimizar la tasa de […]
Vamos a comenzar por la fase de gestación, de la cual hablaremos en los próximos dos artículos y para ello siempre debemos definir primero cuál es el objetivo que buscamos en dicha fase desde el punto de vista de la eficiencia:
“Nuestro objetivo durante la fase de gestación tiene que ser optimizar la tasa de partos, minimizando los días no productivos (DNPs), de forma que alcancemos siempre nuestro objetivo de partos marcado”
Para alcanzar estos objetivos desde un punto de vista del manejo, me gusta siempre dividir la fase de gestación en tres partes, de forma que en cada una de ellas
podamos centrarnos en lo más importante:
Antes de la cubrición
La cubrición
Después de la cubrición
Desde esta perspectiva, vamos a tratar de definir y repasar dentro de cada una de estas fases, aquellos manejos que debemos optimizar.
Empezaremos en este artículo por la fase antes de la cubrición y para ello abordaremos los puntos clave que debemos optimizar en esta fase:
1. Estimulación y detección del celo
2. Adaptación a jaula
3. Alimentación
Estimulación y detección del celo
Lo primero que tenemos que entender bien en este punto es que vamos a tener en la granja dos grupos de animales distintos:
Las cerdas nulíparas de van a entrar por primera vez en producción.
Las cerdas destetadas que tienen que volver a salir en celo para inseminar.
En cada caso, la forma de trabajar será algo diferente así que vamos a analizar ambos casos:
Nuestro objetivo con estos animales debe ser estimularlos de una forma intensa para conseguir que entren en estro de una forma adecuada que nos permita entrar en producción a esa cerda nulípara tras al menos 2 celos controlados. Para ello, podemos seguir una serie de recomendaciones:
Debemos comenzar a trabajar en la estimulación de las cerdas jóvenes entre 150 y 170 días de edad.
Desde el comienzo de este trabajo, debemos llevar un registro por lotes o grupos, donde poder identificar perfectamente todas las nulíparas que tenemos en cada uno y su día exacto de salida en celo:
Estos machos deben ser maduros sexualmente, pero no de gran tamaño ya que sino pueden tanto asustar como dañar a nuestras cerdas jóvenes y por lo tanto frenar su salida en celo.
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AUTORES
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