Necesidades nutricionales en gestación
Se incrementan necesidades energéticas y aminoacídicas de las cerdas hiperprolíficas para poder mantener con éxito gestaciones numerosas sin sufrir deterioro corporal en la lactación.
La producción porcina actual se asienta en estirpes genéticas con marcado carácter de hiperprolificidad. Esta circunstancia implica un cambio de paradigma en la alimentación y nutrición de las cerdas reproductoras.
La constitución de estos animales ha ido evolucionando a medida que se incrementaba la capacidad de gestación, produciéndose una modificación en la ratio masa magra-grasa corporal. La evolución genética lleva implícita una tendencia a la disminución de la deposición de grasa y un incremento en la deposición de magro.
Esta situación, unida a la mayor capacidad de gestación, conforma una ecuación en la que el resultado se traduce en un incremento
de las necesidades energéticas y aminoacídicas de las cerdas para poder mantener con éxito gestaciones numerosas sin sufrir un deterioro corporal de gran magnitud durante la lactación.
Existen discrepancias en la comunidad científica en lo que se refiere al nivel de incorporación de lisina y su implicación en la presentación
de la pubertad, productividad, ganancia de peso de la camada y longevidad de las reproductoras.
(Fuente: Opp Group)
Paralelamente al incremento de magro y de la prolificidad, se ha ido produciendo un incremento del peso corporal y una disminución en la capacidad de ingesta de las cerdas, lo que lleva a situaciones de déficit nutricional en determinados momentos del ciclo productivo.
Los requerimientos de energía y aminoácidos son distintos en función del ciclo/edad de la cerda.
Las nulíparas, primíparas y cerdas de segundo ciclo son animales que están en crecimiento, marcando diferencias con el grupo de cerdas de tercer a séptimo parto, lo que obliga a establecer programas nutricionales diferenciados.
Necesidades nutricionales en gestación
A lo largo de la gestación también se establecen diferencias en los requerimientos nutricionales en base a los días de evolución del periodo grávido. Dividiendo este periodo en tres etapas se puede establecer con cierta precisión el plan nutricional requerido para cada una de ellas.
1. Concepción – día 35 de gestación
La primera de estas etapas es la comprendida entre el momento de la concepción y el día 35 de gestación, periodo en el que la cerda tiene que recuperar la condición corporal perdida durante la lactación anterior y hacer frente a la implantación embrionaria y al desarrollo placentario.
Con frecuencia se comete el error, generalmente por diseño deficiente de las instalaciones, de manejar a las cerdas nulíparas como si provinieran de una lactación previa, lo que conduce a su engrasamiento.
2. 35 – 80 días de gestación
La segunda etapa es la comprendida entre los días 35 y 80 de gestación, cuando las necesidades de la cerda gestante se limitan básicamente a cubrir el gasto metabólico del mantenimiento de su condición corporal.
3. Día 80 de gestación – parto
La tercera etapa comienza a partir del día 80, siendo durante estos días cuando se produce la mayor ganancia de peso de los fetos y los procesos de maduración orgánica y visceral, finalizando algunos de ellos, como es el caso del aparato digestivo, en el periodo postnatal.
El manejo nutricional durante esta etapa parece estar directamente relacionado con el metabolismo energético de la reproductora y con la maduración fetal.
Nutrición durante la gestación – Clave para maximizar la calidad del lechón
La variabilidad de pesos de los lechones al nacimiento es una característica de las camadas hiperprolíficas, siendo un condicionante para su futuro, tanto desde el punto de vista sanitario como de la rentabilidad durante el proceso de engorde.
Es en este punto donde la gestión de la nutrición, individualizada o en grupos de cerdas de la misma edad y estado fisiológico, alcanza su mayor relevancia para buscar la homogeneización de los lechones en cuanto a pesos y madurez orgánica al nacimiento.
La cerda hiperprolífica tiene unos requerimientos nutricionales específicos y elevados en determinados momentos de la gestación para poder consolidar la viabilidad de un gran número de lechones.
El futuro de los embriones está determinado por:
La vasculogénesis y angiogénesis de la estructura placentaria determinarán la viabilidad de los embriones y su desarrollo intrauterino, ya que la red vascular de la placenta es la encargada del intercambio de gases respiratorios, el aporte de nutrientes y la eliminación de desechos.
Se ha demostrado que los planteamientos nutricionales específicos para esta etapa favorecen el proceso y minimizan las pérdidas embrionarias, mejorando la calidad y cantidad de embriones.
Peso y madurez orgánica
Los lechones que presentan signos de crecimiento intrauterino restringido (IUGR) se originan durante los primeros días de la gestación, mientras que el origen de los que presentan signos de inmadurez orgánica hay que buscarlo en las etapas posteriores de la gestación.
En ambos casos, el componente aminoacídico de la ración materna parece estar implicado.
La nutrición de la placenta es fundamental para garantizar la implantación y el correcto desarrollo intrauterino de los fetos, minimizando la variabilidad de pesos al nacimiento, así como la presencia de lechones inviables y/o inmaduros.
El 70% de las pérdidas de lechones después del nacimiento se producen en las primeras 72 horas de vida y estas muertes guardan una relación muy estrecha con síndromes derivados de una insuficiencia placentaria.
El reto actual en la producción porcina ya no es conseguir el mayor número de lechones al nacimiento sino maximizar la calidad de lechón, entendiendo ésta como:
Así pues, se trata de diseñar y gestionar un esquema nutricional para optimizar los rendimientos productivos, minimizando las pérdidas de lechones por inviabilidad y por aplastamiento.
Viabilidad inmunitaria
Un aspecto no menos importante es la viabilidad inmunitaria de los lechones.
Entre los lechones nacidos y que consiguen superar las primeras 72 horas hay un número indeterminado de individuos que no logran alcanzar una adecuada inmunidad calostral debido a:
Como consecuencia de esta variabilidad, surgen subpoblaciones inmunitarias que favorecen la manifestación de determinadas patologías y contribuyen a su diseminación en las etapas de transición y engorde.
Necesidades nutricionales en lactación
Una vez superado el parto, la cerda hiperprolífica se enfrenta al reto de la lactación. Durante esta etapa, las exigencias metabólicas y nutricionales son muy elevadas. A estas exigencias se contrapone la menor capacidad de ingesta que presentan las líneas magras, lo que limita enormemente la disponibilidad de nutrientes en esta etapa.
Imagen 1. La lactación es una fase muy exigente para la cerda que debe ser capaz de producir grandes cantidades de leche a pesar de tener una capacidad limitada de ingesta (Fuente: OPP Group).
Utilizando la ganancia de peso de los lechones/camada se puede estimar la producción de leche diaria de la cerda.
Ya en 2007, Aherne estimaba que un lechón necesitaba 4 g de leche para ganar 1 g de peso.
Aceptando estos valores, podemos estimar que, actualmente, una cerda con una camada de 14 lechones con una ganancia individual de 250 gramos/día debe de producir 14.000 g diarios de leche.
Para producir esta cantidad de leche y no perder excesiva condición corporal durante la lactancia, la cerda debe consumir, en función de la composición, alrededor de 8,5-9 kg diarios de pienso.
La capacidad de ingesta en las estirpes hiperprolíficas se ha visto reducida, siendo esta condición mucho más marcada en las cerdas jóvenes, especialmente las primíparas.
Imagen 2. Sistema MamaDos (Schauer) (Fuente: OPP Group).
Como consecuencia de todas las limitaciones expuestas anteriormente, existen limitaciones al potencial biológico de las cerdas que impiden alcanzar la máxima expresión genética, lo que conlleva limitar los rendimientos técnico- económicos de las explotaciones.
Imagen 3. Sistema MamaDos (Schauer). Alimentación de precisión por cerda ajustada a las necesidades de cada una de las madres según curva y día de lactación, ciclo, número de lechones bajo teta, genética, etc. (Fuente: OPP Group).
Tecnología al servicio de la alimentación de precisión
Llegados a este punto, y no siendo el objetivo de este articulo profundizar en aspectos nutricionales sino el de plantear posibles soluciones a los problemas anteriormente expuestos, se abre el escenario de la nutrición de precisión que no es otra cosa que intentar aportar los nutrientes necesarios en el momento óptimo cubriendo los requerimientos demandados.
En muchos casos, es necesario replantear el diseño de los alojamientos y los sistemas de distribución del alimento, dotando a las explotaciones de tecnologías que permitan suministrar aquellos elementos, aditivos o factores de corrección nutricional para alcanzar los niveles necesarios en cada momento del ciclo biológico de las reproductoras.
La implementación de la alimentación de precisión requiere de:
Un sistema de recogida automática de datos.
Un sistema de procesamiento de datos.
Un equipo que sea capaz de administrar al animal la ración requerida.
La identificación individual de los animales mediante un chip RFID asociado a un crotal permite la transferencia de datos mediante dispositivos móviles o fijos a una plataforma informática que integra el programa de gestión técnica de la explotación con el programa de gestión de los diversos sistemas de alimentación individualizada.
Estos sistemas son distintos según se trabaje con reproductoras o en las fases de transición y engorde.
Figura 1. Flujo de información recogida mediante el sistema de identificación hasta el sistema de gestión de la alimentación individualizada (Fuente: OPP Group).
Los datos básicos que el sistema debe de recoger son los referentes a:
Estado del animal
Peso del animal
Mediciones corporales de magro y grasa
Alimento ingerido en cada toma
Esta información, una vez procesada, informa al sistema de distribución de pienso de la cantidad exacta que debe proporcionar al individuo concreto. |
Alimentación de cerdas reproductoras
En el caso de las cerdas reproductoras, las estaciones de alimentación electrónica EFS dotadas de báscula, insertada al lado del plato automático o a la salida de la estación, permiten la recogida diaria del peso del animal.
Estos mismos equipos pueden disponer de varias tolvas y microtolvas para facilitar la diversidad de piensos y la adición de complementos.
No obstante, a día de hoy, una de las mejores alternativas a las ESF es la alimentación mediante un sistema de distribución automático de pienso que permita el rellenado o la adición de diferentes piensos o microcomponentes y aditivos in situ.
Imagen 4. Estación de alimentación electrónica EFS dotada de báscula (Fuente: OPP Group).
Alimentación en transición y cebo
En las fases de transición y cebo la identificación individual aún está poco extendida, siendo la utilización de pasillos de pesaje que clasifican los animales en función de su peso en corrales con chips de localización asociados a distintas curvas de alimentación, lo que, junto a un sistema de reparto automático, permite distribuir el alimento de forma ajustada a cada localización según la edad y condición de los animales.
Figura 2. Sistema de reparto automático de pienso en fases de transición y cebo (Fuente OPP Group).
Tecnología al servicio de la nutrición de precisión
La tecnología actual permite la elaboración de raciones individualizadas, ya no solo en cantidad sino también en composición, adaptándolas a las características fisiológicas de cada animal.
Es posible trabajar con sistemas de alimentación que permiten utilizar distintas fuentes de aprovisionamiento para conformar la ración final.
Nutrición de precisión en la fase de crecimiento-engorde
En el caso de la fase de crecimiento- engorde, se puede establecer una ración base que alcanzaría a cubrir las necesidades esenciales de los animales y, a medida que estas aumentan, el sistema permite ir adicionando mezclas con distintos niveles de aminoácidos y energía de tal manera que el pienso final que recibe el animal se ajusta de manera muy precisa a sus necesidades reales en función de su edad y peso.
Nutrición de precisión de cerdas reproductoras
En reproductoras el proceso es similar y se realiza teniendo presente la edad, peso y momento de la gestación, adicionando las mezclas de aditivos en función de los días de gestación.
En la etapa de maternidad es muy importante adaptar a la cerda al parto y a la producción de calostro y de leche. Para ello, se usan dietas pre- o periparto junto con la adición de aditivos capaces de cubrir las necesidades nutricionales de la cerda en la última fase de gestación y durante los primeros días postparto.
Este reparto se realiza de forma individual y, por tanto, cada cerda tendrá su curva y sus aditivos según necesidades, así como el pienso de lactación y su curva en cuestión.
Cada cerda tiene su propia capacidad de producción lechera y necesidades de consumo. Por tanto, a través de un modelo tecnológico se pueden tener distintas curvas y garantizar el aporte nutricional extra a las que lo necesiten en cantidad y tomas. |
Imagen 5. Adaptar la curva de alimentación de cada cerda permite satisfacer sus necesidades individuales para que pueda alcanzar su máximo potencial (Fuente: OPP Group).
Nutrición de precisión al servicio de la sostenibilidad ambiental
Un beneficio directo de la nutrición de precisión es la mejora de la sostenibilidad del modelo de producción.
La administración de dietas individualizadas a los animales puede disminuir en hasta un 40% la excreción de nitrógeno y fósforo. (Andretta et al., 2014; Andretta et al., 2016).
Por otro lado, la mejora de la eficiencia alimentaria minimiza los costes derivados de la alimentación.
Como conclusión, podemos decir que el modelo convencional de alimentación basado en curvas no alcanza a optimizar la nutrición de los animales, tanto en reproductoras como en engorde, y genera situaciones de déficit y de exceso nutricional entendiendo aquí que nos referimos a los micronutrientes y no al volumen final de ración administrado. Por lo tanto, la nutrición de precisión se muestra como el camino correcto para optimizar la eficiencia nutricional, mejorar los resultados zootécnicos y contribuir a la sostenibilidad de la producción porcina al disminuir la excreción de nitrógeno, fósforo, amoniaco y metano. |
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