Un diagnóstico erróneo puede conducir a tratamientos equivocados cuyas consecuencias pueden ser graves, provocando alteraciones en la microbiota del cerdo, además de incurrir en un gasto inútil.
La disentería porcina tiene un fuerte impacto económico en el sector porcino. Repasamos los principales puntos a tener en cuenta para hacerle frente.
La disentería porcina DP es una importante enfermedad bacteriana en el sector porcino a nivel mundial, siendo quizá una de las más graves que puede afectar a una granja de cerdos, por su carácter endémico y por los grandes costes indirectos que provoca a largo plazo.
La transmisión de la disentería porcina se produce por la vía fecal-oral, por ingestión de alimentos o agua contaminados y al hozar sobre suelos contaminados con restos de heces recientes, ya que los cerdos infectados excretan las espiroquetas durante periodos de tiempo prolongados.
El cuadro clínico clásico de la disentería puede estar causado por tres especies de espiroquetas del género Brachyspira:
Los principales factores que influyen en la transmisión de la disentería porcina incluyen:
Elevada capacidad de supervivencia ambiental
Vectores biológicos
Vectores mecánicos
Factores propios de la granja:
Sistema de producción: los sistemas de ocupación continua de naves favorecen la persistencia de la infección y la gestión de la producción en uno, dos o tres puntos también afecta.
Etapa productiva: el destete tardío facilita su transmisión a partir de madres eliminadoras.
Manejo de la granja (bioseguridad externa e interna): circulación de personas y animales, protocolos de limpieza y desinfección, desinsectación y desratización, telas pajareras, etc.
Dieta: la influencia de la dieta en la presentación clínica de la enfermedad está relacionada con su efecto sobre la composición de la microbiota en el intestino grueso.
✘ Dietas con una elevada relación proteína:carbohidratos favorecen la presentación de la enfermedad.
✔ Dietas muy digestibles hacen que la enfermedad se manifieste con signos clínicos más leves.
✔ La suplementación de la dieta con prebióticos, como los carbohidratos no digeribles por el cerdo y fermentables en el intestino grueso por microbiota también protegen frente al cuadro clínico.
El diagnóstico es la base de cualquier medida de control y prevención de las enfermedades infecciosas, incluyendo la disentería porcina.
Un diagnóstico erróneo puede conducir a tratamientos equivocados cuyas consecuencias pueden ser graves, provocando alteraciones en la microbiota del cerdo, además de incurrir en un gasto inútil.
Ante la presentación de cualquier proceso digestivo en una explotación porcina, es importante partir de una buena anamnesis que permita orientar el diagnóstico, teniendo en cuenta la edad de los animales afectados y los principales patógenos que se aíslan en cada una de las fases productivas (Figura 1).
Sintomatología
A la hora de orientar el diagnóstico, debemos tener en cuenta que la disentería porcina provoca una diarrea mucohemorrágica, observándose inicialmente heces con un color grisáceo, que evolucionan a heces acuosas con moco y sangre sin digerir. Además, se puede observar:
Mortalidad: 30-50 % en ausencia de tratamiento
Anorexia y pérdida de peso
Empeoramiento de los parámetros productivos
Diagnóstico laboratorial
Entre las herramientas diagnósticas disponibles, las técnicas laboratoriales fundamentales para poder determinar el origen de la infección y confirmar si, efectivamente, nos encontramos ante un caso de disentería porcina.
¿Cómo debe ser la recogida y envío de las muestras?
✔ Deben estar correctamente identificadas
✔ Deben estar recogidas en animales no tratados (afecta muy
negativamente a la sensibilidad de las técnicas de aislamiento)
✔ Deben ser representativas
✔ Deben recogerse en fase inicial de la enfermedad
✔ Deben ser frescas y en cantidad suficiente
✔ El envío debe ser urgente y refrigerado
¿Qué técnicas laboratoriales podemos utilizar para el diagnóstico de la disentería porcina?
Existen una amplia variedad de técnicas laboratoriales disponibles para la detección de Brachyspira hyodysenteriae que, además, nos pueden servir para orientar el tratamiento y plantear planes de prevención y control de la enfermedad.
Los resultados de estas técnicas laboratoriales permiten la creación de mapas epidemiológicos, el diseño de estrategias para el control inmunoprofiláctico y el estudio de las distintas cepas disponibles con el fin de desarrollar una vacuna frente a la disentería porcina.
1. Aislamiento microbiológico:
El aislamiento de las espiroquetas comienza con la siembra de las muestras (3-5 muestras de heces, hisopos o fragmentos de intestino grueso, sin congelar y obtenidos de cerdos sin tratar) en medio de cultivo selectivo, realizando una incubación en condiciones de anaerobiosis hasta que se produzca hemólisis y se observen espiroquetas.
Si en 6 días no se observan, el resultado será negativo.
Es muy importante matizar que las muestras que se envíen deben proceder de animales que no hayan recibido tratamiento, ya que complica el éxito del diagnóstico.
2. Identificación mediante PCR multiplex a partir del cultivo o heces y Tipificación mediante técnicas moleculares para determinar la variabilidad dentro de la especie:
La tipificación de las cepas permite comprender mejor la posible relación existente entre las cepas aisladas de diferentes granjas afectadas, las vías de transmisión y las variaciones existentes en zonas geográficas o explotaciones.
Para realizar la tipificación de las cepas de B. hyodysenteriae se utiliza la técnica MLVA basada en la amplificación por PCR de múltiples loci de minisatélites llamados VNTR (multiple-locus variable-number tandem-repeat).
Los datos obtenidos mediante MLVA permiten confeccionar mapas en los que se sitúen los brotes de disentería y la relación entre las cepas recuperadas en cada uno de ellos, ofreciendo una visión global de un área geográfica que se puede ir actualizando a medida que aparezcan nuevos focos confirmados de disentería porcina.
3. Antibiograma y CMI (Concentración Mínima Inhibitoria) para los antibióticos frente al género Brachyspira:
Actualmente, los estudios sobre sensibilidad antibiótica basados en la determinación de la Concentración Mínima Inhibitoria (CMI) -concentración más baja de un antimicrobiano que inhibe el crecimiento visible de un aislado- realizados en España en los últimos 8 años revelan que la resistencia es un fenómeno frecuente en las muestras de B. hyodysenteriae aisladas de explotaciones porcinas españolas.
El antibiograma se lleva a cabo mediante la técnica de microdilución sobre placa comercial, obteniendo la CMI para pleuromutilinas (tiamulina y valnemulina), tetraciclinas (doxiciclina), macrólidos (tilvalosina) y lincosaminas (lincosamina).
Por ello, la realización de pruebas de sensibilidad antimicrobiana resulta fundamental para el control o erradicación de la disentería porcina:
✔ Permite un adecuado uso de los limitados recursos antibióticos disponibles para este fin.
✔ Minimiza la aparición de resistencias.
✔ Favorece las posibilidades de éxito en los tratamientos instaurados.
Una vez confirmada la presencia de B. hyodysenteriae en la granja, es importante establecer un protocolo vacunal teniendo en cuenta el sistema de producción y el tipo de animales:
Granjas de ciclo cerrado
Producción de lechones
Cebaderos
Producción en puntos separados
Cerdo ibérico
Entre las opciones de profilaxis disponibles, se encuentra el uso de una autovacuna creada específicamente para una granja en concreto y que contenga un antígeno expresado por la cepa de B. hyodysenteriae aislada de la misma.
Ciclo completo
En el caso de una granja de ciclo completo, se recomienda:
Una primera aplicación de la autovacuna en sábana
Revacunación a las 2-3 semanas
Revacunar a cada cerda 3-4 semanas antes de cada parto
Los lechones nacidos de madres vacunadas no deben vacunarse hasta que hayan pasado al menos 2 semanas del destete. En un programa de vacunación convencional, estos lechones se vacunarán con una primera dosis a las 2-3 semanas del destete y se revacunarán 2-3 semanas después.
En el caso de cerdos ibéricos, cuyo período de cebo es más largo, puede ser más seguro aplicar una tercera dosis cuando los animales tienen 6-7 meses de vida.
Cebo
En el cebo, la pauta de vacunación es aplicar una primera dosis cuando los animales han pasado el estrés inicial a las 2-3 semanas de la entrada en cebo, y revacunar del mismo modo 2-3 semanas más tarde.
A la hora de usar autovacunas, debemos recordar…
La autovacuna complementa la medicación antibiótica, la hace más eficaz y dificulta la reinfección de los cerdos una vez que se retira el tratamiento antibiótico.
Cuando la vacuna se ha aplicado bien y durante un tiempo suficiente en granjas con buenas medidas de manejo e higiénicosanitarias, es posible retirar la medicación antibiótica sin que haya casos clínicos.
Cada granja es un caso particular y la mejor manera de comprobar la eficacia de la autovacuna es dejar lotes de cerdos vacunados sin ninguna medicación específica contra la disentería y observar si tienen cuadro clínico o no.
La inmunoprofilaxis de la disentería es una herramienta eficaz para el control de la enfermedad y de la infección que complementa y apoya el empleo de otras medidas.
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