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09 Ene 2020
Higiene y desinfección – Clave para la prevención de enfermedades en granjas porcinas
La higiene y desinfección en las granjas porcinas es un punto clave de la bioseguridad que contribuye enormemente a reducir el riesgo de propagación de patógenos entre los cerdos.
Instaurar un programa eficaz de higiene y desinfección es esencial para poder evitar que las instalaciones porcinas se conviertan en reservorios de enfermedades.
A pesar de que, a menudo, el pienso, los roedores, las aves y los vehículos son señalados como vectores de enfermedad, es importante tener en cuenta que en las instalaciones porcinas es común que quede un reservorio residual de patógenos, procedentes del lote anterior de cerdos alojados, que puede constituir una importante fuente de infección si las operaciones de limpieza y desinfección no se realizan correctamente.
Un ejemplo de este fenómeno son los resultados obtenidos con respecto a Salmonella. Según un estudio realizado por el profesor Thomas Blaha de la Universidad de Veterinaria de Hannover (Alemania) en el que se tomaron muestras de las instalaciones porcinas, incluso después la limpieza se puede encontrar polvo en determinadas zonas, como las entradas de aire y las carcasas de los ventiladores.
Se comprobó que, inmediatamente tras la introducción de un nuevo lote de cerdos, se contagiaban de Salmonella tras la puesta en marcha del sistema de ventilación.
Asimismo, se descubrió que este patógeno se encontraba en grandes cantidades en zonas como los almacenes, pasillos y oficinas. Así se deduce que pasar por alto la correcta limpieza y desinfección de los pasillos, almacenes y la ropa conduce a un ciclo de reinfección.
Es evidente que una correcta rutina de limpieza y desinfección es una parte fundamental de cualquier programa de eliminación de enfermedades en la granja.
¿Cuáles son las claves de una buena rutina de limpieza y desinfección?
Una buena rutina debe constar de una fase de preparación seguida de un programa de limpieza y desinfección de 5 pasos:[registrados]
Fase preparatoria
Planifique el proceso de limpieza y desinfección de forma que no sea necesario volver a entrar en un edificio o sala antes de la entrada de un nuevo lote, reduciendo así el riesgo de reintroducir patógenos.
Prepare antes de la limpieza de forma que queden expuestas todas las superficies donde puedan quedar reservorios de enfermedad.
Retire equipamientos y accesorios (calefactores suspendidos, cazoletas, básculas, herramientas, paneles) para tener mejor acceso y poder realizar una limpieza más rigurosa.
Programa de limpieza
1.- Retirada de materia orgánica
Se trata de una fase crucial, ya que la materia orgánica ofrece las condiciones ideales para la proliferación de patógenos.
Cuando se encuentran en elevadas concentraciones, los patógenos son capaces de sobrevivir al efecto de los desinfectante, de forma que cualquier resto de materia orgánica representa un riesgo de persistencia en las instalaciones.
Retirar cualquier resto de materia fecal y la cama
Vaciar el foso de deyecciones
Vaciar las líneas, sinfines y tolvas, y si fuera posible, desmontarlos para una limpieza en profundidad
Es recomendable recoger en una bolsa los primeros 50 kg de pienso que permanece en el sinfín, ya que si se ha expuesto a los cerdos, podría vehicular patógenos
Limpiar congeladores, neveras y almacén de medicamentos
Limpiar los pasillos y las antesalas y eliminar los monos de trabajo y la ropa de protección empleados durante la limpieza
Eliminar o limpiar en profundad las botas (cepillado, lavado, inmersión en desinfectante a la concentración adecuada, y secado)
Una vez finalizada esta fase, se debería realizar una inspección completa para asegurarse de que no quedan restos de materia orgánica, incluyendo los muelles de carga, pasillos y patios.
2.- Aplicación de detergente/desengrasante
Los detergentes y desengrasantes descomponen el polvo, las grasas y los aceites que pueden reducir la eficacia de los desinfectantes.
Mojar los techos, paredes, cortinas y cualquier equipamiento fijo con agua fría
Elegir un detergente que sea específico para instalaciones ganaderas y aplicarlo respetando la concentración indicada en la etiqueta
No utilizar la correcta dosificación puede conllevar una pérdida de efectividad del producto e, incluso, poner en riesgo al personal.
Aplicar el detergente de forma que se logre una capa espesa y uniforme, siendo recomendable utilizar un aplicador de baja presión.
Una vez aplicado, dejar que el detergente actúe durante al menos 2 horas (si es posible, toda la noche).
3.- Limpieza y secado
El objetivo de este paso es lograr la eliminación del 99% de los patógenos y el 1% restante con los desinfectantes.
Utilizar los equipos de limpieza a presión siempre con agua limpia (no reciclada), con el fin de evitar la introducción de patógenos.
Utilizar agua a 70ºC (idealmente) para maximizar la efectividad del detergente.
Comenzar la limpieza desde el techo, bajando hacia las paredes, laterales de los corrales y finalmente al suelo.
Prestar especial atención a zonas donde puedan ocultarse los patógenos, como esquinas, bebederos, tuberías, slats, ventiladores y conductos de ventilación.
Limpiar y desinfectar a mano cualquier zona que pueda verse dañada por el agua a presión (lámparas calefactoras, calefactores, accesorios de iluminación, etc.).
Drenar el agua acumulada en los fosos de deyecciones
Limpiar los fosos de deyecciones, así como las conducciones de agua y los tanques colectores.
Una vez finalizado este paso, dejar que la zona se seque por completo, ya que cualquier humedad residual proporcionará el ambiente ideal para la supervivencia de los patógenos, además de favorecer la dilución del desinfectante que se aplicará posteriormente, reduciendo su efectividad.
4.- Desinfección
Los desinfectantes tienen diferentes mecanismos de acción, siendo importantes que sean específicos de patógeno, por lo que es recomendable consultar con el veterinario de la explotación sobre cuál es el más adecuado para cada situación.
Asimismo, es importante tener en cuenta la eficacia y la compatibilidad con los detergentes empleados en cada zona, lo que puede suponer el empleo de más de un tipo de desinfectante según el caso.
Seguir las recomendaciones del etiquetado con respecto a la dilución y la dosificación, asegurándose de que el personal comprende las instrucciones de seguridad.
Aplicar el desinfectante desde el techo hacia abajo, prestando especial atención a zonas estrechas, salientes, esquinas, carcasas de los ventiladores y las entradas de aire. Cubrir también los bebederos y los comederos.
Los pulverizadores de mochila son ideales, ya que permiten aplicar los productos a baja presión y están diseñados para resistir el efecto corrosivo del desinfectante.
En el caso del sistema de agua, se deben respetar la indicaciones sobre la concentración, dejando que el desinfectante actúe en las tuberías y el tanque durante el tiempo indicado por el fabricante.
5.- Secado
Los patógenos sobreviven mejor en condiciones de humedad, por lo que dejar suficiente tiempo de secado es una parte crucial de la rutina de limpieza y desinfección.
Dejar que toda la zona tratada se seque durante, al menos, 24 horas.
Usar fuentes adicionales de calor pueden ayudar a reducir la supervivencia de los patógenos, especialmente si se superan los 70ºC durante 10 minutos.
Dejar las salas vacías durante 5-7 días antes de introducir un nuevo lote
Planifique el proceso de limpieza y desinfección de forma que no sea necesario volver a entrar en un edificio o sala antes de la entrada de un nuevo lote, reduciendo así el riesgo de reintroducir patógenos.
Una vez finalizado este paso, dejar que la zona se seque por completo, ya que cualquier humedad residual proporcionará el ambiente ideal para la supervivencia de los patógenos, además de favorecer la dilución del desinfectante que se aplicará posteriormente, reduciendo su efectividad.
Los pulverizadores de mochila son ideales, ya que permiten aplicar los productos a baja presión y están diseñados para resistir el efecto corrosivo del desinfectante.
