Leptospira spp. es una bacteria con forma espiroidal, que en humanos puede conducir a síntomas como fallo renal y hepático, meningitis, problemas respiratorios e incluso la muerte.
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La leptospirosis es una enfermedad zoonótica de distribución mundial que afecta a mamíferos domésticos y silvestres, siendo esencial conocer su epidemiología para poder prevenir su contagio.
La leptospirosis porcina es una antigua conocida de técnicos y ganaderos, hemos convivido con ella durante años y resultaría arrogante decir que vamos a explicar algo que no sepáis ya.
Lo que suele suceder con aquello que tenemos siempre a la vista es que al final terminamos por no verlo ni prestarle atención. Por ello, debemos ser conscientes de dos aspectos importantes:
ZOONOSIS
Leptospira spp. es una bacteria con forma espiroidal, que en humanos puede conducir a síntomas como fallo renal y hepático, meningitis, problemas respiratorios e incluso la muerte.
Para entender cómo prevenir la infección cruzada debemos conocer la epidemiología de la leptospirosis, en la que los hospedadores tienen un papel fundamental.
Diferenciamos entre:
La transmisión de la infección entre hospedadores de mantenimiento se realizará independientemente de las condiciones climáticas y ambientales.
Sin embargo, en el caso de la transmisión de un hospedador de mantenimiento a un hospedador accidental o entre hospedadores accidentales, será necesario que las condiciones ambientales sean las adecuadas para la supervivencia de las leptospiras fuera del hospedador.
La Leptospira no dispone de una membrana impermeable, por lo que su supervivencia depende en gran medida de la humedad del ambiente.
La infección en humanos ocurre por contacto con:
El cerdo es uno de los principales reservorios de algunos serovares de leptospiras (serogrupos Pomona, Tarassovi y Australis), por lo que contribuye a la diseminación de la bacteria en el medio, aumentando el riesgo de infección para esta y otras especies animales susceptibles. Además, los roedores, perros y carnívoros silvestres son reservorios de los serogrupos Icterohaemorrhagiae, Canicola y Grippotyphosa.
El riesgo de contraer leptospirosis puede reducirse considerablemente si se evita el contacto con animales potencialmente infectados, utilizando vestimenta de trabajo y guantes, especialmente si tenemos cortes o heridas en las manos.
Como hemos comentado anteriormente, la vía de entrada de la Leptospira son las mucosas, por lo que para que la infección resulte infectiva precisa contacto directo de los animales.
Las peleas en los corrales ocasionan heridas en las cerdas por donde la bacteria entra en el organismo.
Durante la fase de leptospiremia de la enfermedad se observarán cuadros más o menos agudos, en función del serovar del Leptospira, así como del estado serológico de la granja.
Otro inconveniente de esta enfermedad es que, una vez superada la fase de leptospiremia, la bacteria puede colonizar varios órganos, pero su órgano diana es el riñón desde el que se excreta a través de la orina. En el peor de los casos, la Leptospira puede acantonarse en el tejido renal llegando a excretarse de por vida.
¿CÓMO SE MANIFIESTA LA LEPTOSPIROSIS EN LAS EXPLOTACIONES PORCINAS?
El alojamiento de las cerdas gestantes en grupo ha propiciado el aumento de los problemas reproductivos en las explotaciones porcinas:
La infección de la cerda con serovares propios de otras especies animales -serovares no adaptados-, desencadena un cuadro clínico agudo que incluiría todos los signos descritos anteriormente:
En el caso de infecciones por serovares adaptados, el patrón de fallo reproductivo es más insidioso que abrupto. Se caracteriza por un aumento del valor “litter scatter” o camadas anormalmente cortas.
Cuando se presentan casos confirmados, con frecuencia se observan en rebaños establecidos que afectan solo a las primerizas, lo que sugiere que las cerdas pueden tener cierta inmunidad.
A la vista del fuerte impacto que puede tener la leptospirosis en la salud humana y animal, es evidente que establecer unas medidas correctas de prevención y control es esencial en cualquier explotación porcina, tanto para evitar las pérdidas económicas derivadas de ella, como para salvaguardar la salud de las personas que trabajan en contacto directo con los animales.
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