La experiencia dice que antes de buscar motivos poco habituales, sería recomendable repasar lo más básico y asegurarnos de que esas rutinas que damos por hecho que funcionan “como siempre” no han variado causándonos algún problema.
La calidad del agua es un factor decisivo para lograr una óptima salud de los cerdos y, sin embargo, no siempre recibe la atención necesaria.
En ocasiones, metidos en la rutina del trabajo de la granja, cuando nos encontramos con un problema que no es habitual en nuestro manejo tendemos a pensar en causas nuevas y a veces algo complicadas, pero seguro que posibles si consultamos algún manual, algún conocido o la enciclopedia de este siglo: la Wikipedia.
La experiencia dice que antes de buscar motivos poco habituales, sería recomendable repasar lo más básico y asegurarnos de que esas rutinas que damos por hecho que funcionan “como siempre” no han variado causándonos algún problema.
Al decir esto estoy pensando en algo que muchas veces no pensamos que pueda influir en nuestra producción y en cambio es un elemento importantísimo y decisivo. Me estoy refiriendo al agua.
Debemos partir de la base de que se utiliza una gran cantidad de agua en nuestras granjas, por lo que su influencia es enorme.
No debemos olvidar que su composición varía prácticamente cada día, dependiendo de múltiples factores, siendo decisivos dos aspectos fundamentales:
Cantidad
Calidad
CANTIDAD DE AGUA
Cuando hablamos de la cantidad, tenemos que controlar dos puntos:
Suministro
Consumo
Suministro
El suministro es un factor decisivo desde que comenzamos con el proyecto de nuestra granja, pues debemos contar con una fuente que nos garantice el aporte para nuestro trabajo diario y las normativas nos piden que tengamos unas reservas por si hay cortes en el suministro o si se estropea nuestra instalación.
Hemos de ser cautos y supervisar cuáles son nuestras reservas porque en nuestro país se pasan periodos de sequía que pueden desorganizarnos nuestros planes hídricos y es posible que tengamos que racionar el aporte en ciertas partes de nuestra granja.
Lo recomendable es tener un plan B por si se da un momento de carencia de aporte hídrico.
Consumo
Otro aspecto a controlar con respecto a la cantidad de agua es el volumen consumido, sobre todo hoy en día que se quiere controlar todo, midiendo parámetros, recogiendo datos e interpretando los resultados.
Resulta curioso pensar que aún hay granjas que no tienen un caudalímetro a la entrada de la granja para saber cuál es su consumo diario. Conocer este dato es muy sencillo y la cantidad de información que puede aportarnos es importantísima.
La información sobre nuestro consumo diario nos permite hacer previsiones para poder gestionar nuestras reservas, pero también nos puede avisar de algún problema, pues su variación es señal de que está pasando algo fuera de lo normal.
Consumo Superior
Si al llegar a la granja vemos que el consumo de agua es superior a lo normal, es muy probable que tengamos alguna fuga de agua, con el coste que eso supone del producto y de su futura gestión como subproducto.
Consumo Menor
Si el volumen consumido es menor, lo más seguro es que se esté iniciando un proceso patológico en los animales porque el primer síntoma que se observa es una apatía y descenso en la ingesta de agua de bebida y alimento.
Seguramente veremos que esos animales no han comido, pero si además desciende su consumo de agua es porque el proceso patológico es más importante.
Otra causa del descenso del volumen consumido puede ser un fallo en la instalación que no permita que el agua llegue a los animales perdiéndose producción en ese tiempo sin beber.
Así, lo recomendable será repasar la instalación de aporte de agua periódicamente por fuera (para evitar fugas) y por dentro (para evitar que se acumule Biofilm, una importante fuente de contaminación con capacidad para obstruir los conductos).
Es fundamental establecer una rutina periódica de limpieza de depósitos, conducciones y dispensadores de agua con productos de eficacia demostrada.
CALIDAD DEL AGUA
Con relación al Biofilm, hemos de referirnos a otro aspecto del agua que debe de controlarse: la calidad.
Aunque la definición que desde niño se nos da de las características del agua como incolora, inodora e insípida, por nuestra experiencia sabemos que, dependiendo de su composición, esas características cambian.
Hay veces que con nuestros sentidos ya detectamos que el agua que estamos usando en nuestra granja es diferente a la que teníamos unos días antes, ya sea porque ha habido una tormenta en el lugar donde nace nuestro aporte que ha removido los lodos asolados, porque se ha vertido algo al cauce y ha aumentado su eutrofización o simplemente porque con el aumento de la temperatura se han multiplicado las bacterias que normalmente contiene.
Aunque para algunos usos (como la limpieza o la refrigeración) puede no influir demasiado, si tenemos en cuenta la gran cantidad de volumen agua que ingieren nuestros animales sí puede resultar decisivo.
Para controlar la calidad del agua no podemos confiar solo en nuestros sentidos, sino que todo pasa por realizar analíticas microbiológicas periódicamente para conocer la carga de gérmenes de nuestra agua y actuar en consecuencia con los numerosos productos que hay en el mercado y cuya eficiencia queda perfectamente probada.
A veces es posible aplicar un producto por pulsos a la entrada de cada cantidad de agua, pero otras no disponemos de un aporte de electricidad que permita estos impulsos y debemos aplicar el producto en todo el volumen a tratar, siendo necesario que mantenga su eficacia durante el mayor tiempo posible y que no desaparezca rápidamente.
No solo debe de conocerse su cantidad de microorganismos, sino también su composición química, ya que muchas veces una mayor cantidad de sales puede ser dañina para el animal y la instalación.
Si la presencia de algún mineral en concreto es mayor, su efecto puede resultar perjudicial para la producción o incluso ser letal para algún animal. Para estos casos también suele haber tratamientos para secuestrar a estos minerales, pero se debe hacer cuentas para ver si resulta rentable.
Así pues, vemos lo importante que es controlar a diario el agua de nuestras granjas.
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