Recordemos que la supervivencia de esta bacteria en agua sin tratar puede ser de hasta 22 días a 25°C.
La bioseguridad es esencial para evitar la propagación de la leptospirosis en las explotaciones porcinas. ¿Cuáles son las principales medidas que debemos tener en cuenta a la hora de proteger a nuestros animales?
Las medidas de Bioseguridad Interna y Externa son imprescindibles para prevenir y evitar el contagio y propagación de la leptospirosis en las explotaciones de ganado porcino.
Cuando planteamos un protocolo de bioseguridad en una explotación porcina, debemos tener en cuenta a qué serovares nos enfrentamos y cuya entrada queremos evitar. A continuación veremos cuales son las principales medidas que debemos tener en cuenta a la hora de proteger a nuestros animales.
EVITAR LA ENTRADA DE SEROVARES ACCIDENTALES A LA EXPLOTACIÓN
1.- Tratamiento e higienización del agua de bebida
Las leptospiras sobreviven en un pH neutro o ligeramente alcalino (prácticamente lo son todas las aguas). Sin embargo, no soportan pH inferior a 6 ni superior a 8.
Hemos de tener en cuenta que el riñón es el principal órgano donde se acantonan las leptospiras una vez superada la leptospiremia, siendo las aguas contaminadas con orina proveniente tanto de purines como de la fauna existente en la región una importante fuente de infección.
Recordemos que la supervivencia de esta bacteria en agua sin tratar puede ser de hasta 22 días a 25°C.
Por ello, los higienizantes más comunes y la acidificación del agua son armas eficaces para la eliminación de la bacteria.
2.- Control de roedores
La desratización y el impedimento de la entrada de roedores, principalmente las ratas, es una parte indispensable del control de la leptospirosis.
Los ratones son reservorio de serovar ballum, menos común en nuestro país, pero no de L. icterohaemorrhagiae (de mayor importancia).
3.- Limpieza y desinfección
Es crucial realizar una limpieza y desinfección esmerada de todos los compartimentos de las explotaciones, teniendo en cuenta que la desecación, la luz del sol, los desinfectantes y los detergentes habituales eliminan la bacteria.
4.- Restricción del acceso de otras especies
Se debe evitar la convivencia en las explotaciones con otras especies animales, tanto animales domésticos como silvestres o exóticos.
Recordemos que los jabalíes suelen ser portadores de la serovares pertenecientes al serogrupo Pomona.
5.- Higiene durante el transporte
Es fundamental extremar las medidas higiénico-sanitarias durante la carga de los animales para su envío al matadero, evitando pisar dentro del camión o de los elevadores, ya que la bacteria puede estar en orina-heces de cerdas eliminadoras.
EVITAR LA ENTRADA DE SEROVARES ADAPTADOS
Evitar la entrada de serovares adaptados (Bratislava, Pomona, Muenchen y Tarassovi) es más complicado de lograr.
Para hacernos una idea, según datos de Francisco Javier García Peña del Laboratorio Central de Algete, la seroprevalencia de Bratislava en España es de un 86%, coincidiendo el 85% detectado por otros autores (Aguarón y Farré, 2015).
Siguiendo a mucha distancia se encuentran Icterohaemorrhagiae (15%), Canicola (13%), Pomona (3.1%), Grippotyphosa (3%) y Tarassovi (2.8%).
Puede haber explotaciones en las que convivan varios serovares a la vez y, además, siempre chequeamos explotaciones con algún tipo de problema reproductivo, por lo que las prevalencias podrían estar falsamente elevadas.
Cabe resaltar que el serovar Muenchen aparece cada vez más en las analíticas, bien porque antes no se analizaba o bien porque últimamente se ha extendido más en las explotaciones.
Además las medidas ya citadas para los serovariedades accidentales, en el caso de las serovariedades adaptadas, es importante controlar las siguientes posibles vías de entrada a la explotación:
1.- Reservorios animales
Al igual que en los serovares accidentales, es importante tener en cuenta que existen animales que actúan como reservorio para cada serovar adaptada de Leptospira.
El serovar Pomona, que puede producir leptospiruria hasta durante 2 años, tiene como hospedador reservorio al ciervo.
Por otro lado, los équidos son reservorio del serovar Bratislava genotipo B1, mientras que los perros, équidos y erizos son portadores del serovar Bratislava genotipo B2a.
2.- Transmisión lactogénica
Las hembras infectadas pueden eliminar leptospiras a través de la leche (Guijarro y Calvo, 1999), pudiendo encontrarse los serovares Pomona y Hardjo asociados a la mastitis clínica.
3.- Transmisión venérea
HEMBRAS
Según algunos autores como Javier García Peña, hay cepas de Bratislava que pueden persistir en el aparato genital de la hembra abortada hasta 150 días.
A la hora de llevar a cabo la inseminación, es crucial extremar la higiene ya que la bacteria puede estar presente en el tracto reproductivo y podemos extenderla de una cerda a otra.
VERRACOS
Los verracos pueden eliminar la bacteria intermitentemente a través del semen durante varios meses. Por tanto hay que evitar montas naturales con machos recelas en explotaciones positivas.
En estos machos, una medida eficaz podría ser tratarlos con Estreptomicina (25mg/kg) cada 2 meses, ya que es el tratamiento de elección.
SEMEN
La transmisión a través del semen podría explicar la alta prevalencia de Bratislava y Muenchen.
Si bien no se conocen estudios de presencia en semen de porcino, los estudios realizados con semen de bovino sin tratar con antibióticos revelan que la bacteria puede persistir hasta 58 días a 2ºC. Sin embargo, al añadir Penicilina-Estreptomicina se lograba reducir esta persistencia a la mitad (29 días).
4. Transmisión transplacentaria
Se ha descrito el nacimiento de camadas infectadas de madres que han tenido leptospiremia sin que hayan abortado (Amatredjo y Campbell, 1975), así como la infección en el momento del nacimiento al pasar por el canal del parto.
En este punto, se deben implementar una estrictas medidas de higiene durante la manipulación de partos asistidos manualmente.
5.- Reposición
Los animales de reposición siempre se han considerado un factor de riesgo, aunque suelen dar negativo a nivel serológico.
Este fenómeno se podría explicar por el hecho de que, aunque los centros de multiplicadores fueran seropositivos, los animales destinados a vida llevan varios tratamientos antibióticos para otras enfermedades a lo largo de su vida que consiguen eliminar la bacteria.
No obstante, siempre existe la posibilidad de un contagio en los cebos destinados a vida.
Hay que tener en cuenta que en los serovares adaptados los animales pueden ser serológicamente negativos y ser portadores/eliminadores.
Por ello, algunos autores recomiendan tratamientos con Estreptomicina a razón de 25 mg/kg en entradas de cuarentenas y repetición a los 15 días de estancia, tanto de cerdas como verracos de reposición.
Esta medida es fundamental si la granja de destino es seronegativa, pero si se trata de explotaciones seropositivas la medida es menos eficaz, ya que una vez dentro de la explotación su contagio es más que probable, aunque tendría sentido para evitar la entrada de nuevos serovares.
La leptospirosis es una enfermedad muy compleja debido a la cantidad de especies animales, serovares, vías de contagio y las características inherentes a la bacteria.
Los veterinarios del sector se encuentran, a menudo, que a la hora de realizar un diagnóstico y seguimiento epidemiológico en las explotaciones, no hay pruebas serológicas rutinarias como las disponibles para otras enfermedades.
Al tratarse de una enfermedad complicada, se tiende a dejarla “aparcada” y a no darle la importancia que realmente tiene en las explotaciones. Quizá sean necesarias mejores herramientas y medios de diagnóstico, control y divulgación.
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